Siddhartha Herman Hesse
Enviado por Renata Cortés • 18 de Marzo de 2019 • Ensayo • 4.072 Palabras (17 Páginas) • 205 Visitas
Siddhartha
Herman Hesse
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Índice:
Introducción
Capítulo I____ Un vaso vacío.
Capítulo II___Perdiendo la compostura y una posibilidad aparece
Capitulo III__Un robo, pero un gran regalo
Capitulo IV___Ecdisis
Capítulo V____La maestra del amor
Capítulo VI___Pasiones y regreso
Capitulo VII__Resurrección.
Capitulo VIII
Capitulo IX___El pequeño Siddhartha
Capitulo X____El mundo.
Capitulo XI___Siempre leal, Govinda.
Capítulo I
Un vaso vacío.
El hijo de Brahmán, Siddhartha y Govinda, el cuidador de vacas, su amigo, el que amaba todo de él más que nadie, sobre todo su espíritu, sus actos, su voluntad, quien lo seguiría a cualquier lado que fuera incluso si fuera hacia la Luz, incluso si fuese hacia el “Esplendoroso”
Siddhartha siendo la alegría de todos, siendo amado y respetado, se comienza a cuestionar ¿Por qué incluso después de que su padre, los hombres más sabios le habían enseñado todo y lo mejor, seguía sin sentirse contento, sin sentirse bien?
Justo cuando Herman Hesse menciona: ¿Y dónde encontrar a Atman, dónde moraba Él, dónde latía su Corazón eterno sino en el propio yo, en lo más íntimo, en lo indestructible que cada uno lleva en sí?, podemos notar lo ansioso que se encontraba Siddhartha por sacar su verdadero ser, la parte reptiliana de él, la parte más vieja del humano, nos hace dar cuenta que él también es HUMANO, que él tiene esa incertidumbre de lograr ver más allá de lo que le han enseñado, de experimentar .
Su espíritu no estaba tranquilo, era un vaso que habían tratado de llenar, pero aún no estaba lleno, le faltaba eso, la experiencia, poder tener una conclusión para poder llegar a eso que llama Atman, quería poder estar satisfecho, pudiendo comprobar lo que le habían enseñado y poder aprender más.
Tanto sabía pero ni las abluciones no habían logrado calmar su sed, ¿Acaso era feliz? ¿Tenía paz? ¿Había alcanzado el mundo celestial?, algunos han estado cerca, pero nadie lo había alcanzado del todo.
Un día se puso a meditar con Govinda, y termino ensimismado diciendo y repitiendo estas palabras:
“Om es el arco; la flecha, el alma;
Brhama es de la flecha el blanco,
Que debe alcanzar infaliblemente.”
Con estas palabras no queda duda de que Siddhartha ya había decidido ir como flecha para alcanzar el blanco, quería conocer hasta lo más profundo y poder llenar el vaso vacío, su alma.
Los libros sagrados que los Upanishadas del Sama-Veda hablaba de este más íntimo: “Tú alma es todo el mundo”, y que mejor forma que conocerla para después llenarla.
Herman Hesse hace referencia a tres Samanas que ha visto Siddhartha, se refiere a ellos como abrasados por el sol, esto hace pensar que están llenos de calor; rodeados de soledad, extraño y enemigos del mundo; no quiere decir que sean enemigos del mundo literalmente pero si enemigos de la sociedad, de las normas sociales; tras ellos soplaba ardiente perfume de serena pasión, de servicio destructor, pero sin embargo ellos desprendían una esencia vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar razón, emociones intensas y humanas al mismo tiempo que desempeña la destrucción, el caos todo sosegado, sin nervios, ni agitación; de despiadado ensimismamiento, aislándose de todo lo que les rodea.
Siddartha decide decirle su deseo a Govinda quien padeció, pero aun así él lo seguiría a donde fuera.
También le dice su deseo a su padre, quien disgustado sale de la habitación donde se encontraban y toda la noche se iba a asomarse por la ventana, donde permanecía Siddhartha con el deseo de que su padre aprobara su decisión, salía de la casa y miraba por la ventana a Siddhartha con los brazos cruzados y la luz de la luna que lo alumbraba, Siddhartha se encontraba dentro de ese cuarto con toda su sabiduría sin poder aplicarla, sin saber que había fuera, en el mundo, en su alma.
Al amanecer su padre decide mandarlo al bosque, pero le dice algo muy sabio:
Si en el bosque encuentras felicidad, vuelve u enséñame a ser feliz. Si encuentras la decepción, entonces vuelve y juntos ofrendaremos a los dioses.
Cuando Siddhartha abandona la ciudad se encuentra con Govinda quien decide acompañarlo.
Capitulo II
Perdiendo la compostura y una posibilidad aparece.
Siddhartha y Govinda fueron aceptados y pasaron de todo, sufrieron, vieron del mundo lo más amargo, un mundo envenenado, le parecía mentira, le disgustaba, le repugnaba, la vida era sufrimiento.
Su meta era encontrar la paz, estar abierto al milagro por medio de introspección, a un modo de aprehensión de los estados de conciencia directo con reflexión sobre la consciencia de él.
Siddhartha dice: “Cuando el yo estuviera vencido y muerto, cuando cada anhelo y cada impulso callara en el corazón, entonces debería despertar el Último, lo más íntimo del ser, que no es el Yo, es el gran misterio”, Se puede relacionar el yo como la realidad del mundo exterior, como lo ideal, como lo parcialmente consciente que controla la motilidad, y habla del gran misterio porque nadie ha llegado, por que permanece en lo extraño, en lo inexplicable.
Comenzó a sentir sed y dolor, hasta que lo dejara de sentir, sentía frio, hasta que dejara de sentirlo, se ponía debajo de espinas y sentía que quemaba y punzaba, hasta que dejara de quemar y punzar. Era piedras, era una ave, era el cuerpo de algún cadáver pero al final terminaba regresando a él y ahí seguía el dolor.
El y Govinda comenzaban a tener un embotamiento, una ausencia de la reacción a estímulos de la intensidad normal, dando lugar a un funcionamiento psíquico amortiguado e insuficiente en sus reacciones ante los estímulos ambientales. Así evadían su dolor.
Siddhartha había perdido la esperanza en lograr llegar a su meta, hablaba sobre que siempre se cuestiona todo y que aunque le preguntara a todo mundo le seguían surgiendo dudas, incluso menciona sobre que hubiese sido mejor preguntarle a rinoceronte o chimpancé, probablemente porque entre más conocimientos adquiría, más dudas también, todo tipo de preguntas pasaban por su cabeza.
Le preguntaba a Govinda sobre si realmente estaban haciendo lo correcto, él le decía que claro que en vez de caminar en círculos caminaban en espiral e iban de subida. Pero Siddhartha seguía preguntándose, sentía que no estaba aprendiendo nada.
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