Demian. Herman Hesse

DEMIAN. EL PROCESO DE CRECER.

Quería tan sólo intentar vivir aquello que brotaba espontáneamente de mí ¿Por qué había de serme tan difícil? - Herman Hesse. “Demian” -

Crecer, cambiar y transformarse; dudar, perderse para encontrarse; dolor, confusión, enamorarse; soltarse y alejarse. Esto y más es la adolescencia, periodo fundamental de la vida del ser humano en donde el cuerpo y la mente sufren las mayores crisis de su historia.

A esto se enfrenta Emil, personaje principal de la novela quien narra aquél proceso de confusión por el que todos los seres humanos pasamos. Comienza la historia desde su infancia probablemente ubicándose en el periodo de latencia donde las pulsiones se encuentran dormidas o en reposo. A lo largo del libro Hesse va ofreciendo un panorama amplio de la metamorfosis psicológica que “sufre” Emil provocando pensar, como lector, que nos encontramos ante un proceso largo y delicado parecido al que pasa la oruga para transformarse en mariposa.

Emil se encuentra inmerso, en un principio, en un mundo “bueno” representado por su casa, sus padres y su familia; en este ambiente goza de comodidades, amor y aceptación. Sin embargo, parece haber un segundo universo: el externo, aquél que amenaza, donde se rompen reglas y las pulsiones tanto sexuales como agresivas se encuentran manifiestas en su máximo esplendor.

Estos dos mundos se le presentan a Emil como dos objetos que, al parecer, son imposibles de integrar. Esto me hace recordar a la posición esquizoparanoide que propone Klein (Segal, 1993) donde el niño percibe un pecho malo y uno bueno como si estuvieran separados el uno del otro y funcionaran como polos opuestos. El mundo bueno está representado por esos padres con quien el protagonista se identifica. Lo anterior hace referencia al ideal del Yo, (Freud, 1914/2008) que dicta lo que “debe ser” para poder aspirar a ser como esas figuras parentales.

A pesar de esto, el inicio de la adolescencia de Emil se ve marcado por la necesidad de encontrar una nueva figura de identificación. Según Gutton (1993) en la adolescencia se reedita el Complejo de Edipo que ahora, por pasar de una sexualidad infantil a una genital, el incesto es posible por lo que el adolescente busca separarse de los padres buscando otro objeto de amor y otras figuras de identificación.

Es así como Emil busca pertenecer a un grupo donde conoce a Kromer un adolescente mayor que viendo la inexperiencia de Emil y su deseo de pertenencia, saca ventaja de él. Esta parte de la novela me recuerda al tema del bullying porque se trata de un niño que es amenazado y violentado por alguien más al que se percibe como “villano”. Sin embargo, si parto de la idea de que el niño molestado no se mueve de ese lugar porque encuentra en él cierto placer inconsciente, me surge la pregunta: ¿por qué era placentero para Emil el ser maltratado por Kromer?, ¿tendrá que ver con la fantasía Pegan a un niño (Freud, 1919/2008) donde el protagonista está tomando una posición pasiva – masoquista con la remembranza del “me pega porque me ama”? Si es así, el percibirse como amado por su padre (representado por Kromer) es lo que lo imposibilita moverse de ese lugar.

Pero es Demian quien le facilita moverse de ese lugar. Nunca se explica con exactitud qué es lo que hace éste para convencer a Kromer de alejarse del protagonista; sin embargo parece que se hace una analogía con la historia de Caín y Abel entendiéndose de la siguiente forma: Caín era una persona más fuerte a quién tuvieron que mitificarlo para causar miedo y darle una posible explicación a esa percepción quela gente tenía cerca de él. Probablemente Demian se refería a él mismo o a Kromer como Caín. Por otro lado, Abel sería Emil quién se encuentra sometido por Kromer (Caín). Sin embargo, con la ayuda de Demian Abel se puede convertir en Caín y hacer que le temieran.

Es aquí cuando Emil puede integrar los objetos malo y bueno en uno mismo (posición depresiva de Klein en Segal, 2010) ya que existe un sentimiento de ambivalencia hacia Demian. Sin embargo el mundo sigue dividido en dos y es el intento de integrarlo el mayor conflicto que tiene Emil en esta primera etapa de la adolescencia:

“ahora yo me agarraba con todas mis raíces a mi antiguo mundo paradisiaco; había vuelto a él, y fui acogido con clemente indulgencia. Demian no pertenecía a este mundo, n encajaba en él. Aunque muy distintamente, era, como Kromer, un corruptor, también él me enlazaba con el “otro” mundo, con el mundo perverso y sombrío del que yo no quería volver a saber nada. No podía ni quería abandonar a Abel y contribuir a glorificar a Caín en el omento preciso en que yo mismo había vuelto a ser un Abel.”

En lo anterior se puede ver el comienzo de la primera etapa de la adolescencia, la puberal (Carvajal, 1993) la cual se caracteriza por el rompimiento masivo con esos fenómenos infantiles y un aislamiento del mundo en general, sobretodo el de su casa. Aparece el íntimo amigo, en este caso Demian, con quien se puede sentir identificado y comparte su mundo debido a la necesidad de establecer contacto con alguien similar a él en reemplazo de los objetos parentales. Además, se presentan crisis sexuales de identidad y de autoridad caracterizadas por el aislamiento, la íntima amistad, el miedo a ser homosexual, la ambivalencia y la desobediencia.

El comienzo de la segunda etapa, la nuclear (Carvajal, 1993) se ve marcada por un ritual: la confirmación. Es la religión un símbolo importante en esta historia ya que marca la separación definitiva de los padres al cambiar de ideología y, a su vez, del mundo “bueno” donde sus impulsos sexuales y agresivos estaban contenidos.

Se enfatiza más la crisis de identidad, sobretodo sexual donde se muestra la confusión que Emil tiene por los sentimientos ambivalentes que siente hacia Demian: no sabe

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