Sobre el amor y la amistad
Enviado por Alejandro Jiménez • 31 de Diciembre de 2020 • Ensayo • 1.251 Palabras (6 Páginas) • 299 Visitas
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Índice:
Antes de comenzar, presentar la estructura del ensayo. Éste consta de tres partes: 1º) Una introducción, donde se exponen los motivos del trabajo, 2º) Un desarrollo, donde, en base al pensamiento de Lisias, se hablan sobre las propiedades de los que se dejan, o no, llevar por el amor y se plantean distintas preguntas en base a tales propiedades; y 3º) Se llega a una conclusión aplicable a la actualidad.
Introducción:
Hoy en día, uno de los temas más mediáticos es la violencia doméstica, con la cual nos encontramos a diario en las noticias, redes sociales o en nuestros círculos cercanos. Antes de nada, proceder con una definición: la violencia doméstica se entiende como el “maltrato, o amenaza de maltrato, cuando la persona maltratada y el que comete el maltrato tienen, o tuvieron, una relación íntima (emparentados por sangre, casados o en una pareja de hecho, son o fueron novios, viven o vivieron juntos, o tienen un hijo en común)”. Respecto a esta definición, querría centrarme en aquellos casos en los que agresor/agredido se identifican dentro de una “relación amorosa”.
Las relaciones amorosas que acaban en violencia domestica suelen tacharse popularmente de “toxicas”, entendiéndose como negativas para sus integrantes. Sin embargo ¿Y si realmente todas las relaciones amorosas son, en mayor o menor grado, tóxicas? ¿Y si aquellas “relaciones amorosas” que funcionan, no lo hacen en esencia por el amor, sino por otro motivo? De ser así ¿Cuál es ese motivo? ¿Cómo deberíamos llamar realmente a las relaciones basadas en tal motivo? ¿Y cómo podríamos conseguir estar en tales relaciones?
Estas preguntas son presentadas a modo de tratar de aclarar y distinguir cual es el patrón de una persona tóxica en una relación amorosa, así como las consecuencias de mantener el contacto con ella. Además, también se trata de romper con ciertas concepciones que tiene interiorizada nuestra cultura. Para dar respuesta a las preguntas antes formuladas, me gustaría hacer uso del discurso primero que aparece en el Fedro, donde Lisias, representado a través de Fedro, expone su posición respecto al amor.
Desarrollo:
Primero de todo: ¿Cuáles son las propiedades de los enamorados? ¿Cómo se definen? Es obvio que, con el paso de los siglos, puede haber mutado el significado de “amor”, encontrando diversas acepciones. Pasemos pues, a definir, en relación a las personas, el amor: 1) En términos generales, hoy en día el amor puede definirse como “sentimiento de intensa atracción emocional, e incluso sexual, hacia una persona a la que se le desea todo lo bueno”; 2) Por su parte, para Lisias, el amor se define como “un estado de locura voluntaria y consciente, junto a un impulso desenfrenado por lo carnal”. Vistas las acepciones, vemos que el discurso de Lisias puede seguir teniendo validez hoy en día, pues la acepción antigua puede adecuarse, como mínimo, a gran parte de los enamorados contemporáneos (Sin entrar a discutir hechos como la existencia de gente asexual). Dicho esto, entremos en materia.
-¿Qué actitudes pueden observarse en aquellos que se dejan, o no, llevar por el amor?
Los enamorados, cegados por sus intensos sentimientos, pueden llegar a realizar actos no deseados, e incluso dañar a otros seres queridos. Por su parte, los no enamorados son más conscientes de sus actos. Por tanto, los enamorados son menos confiables y más peligrosos.
Los enamorados, en sus momentos de lucidez y raciocinio, pueden arrepentirse de sus actos, pero tienden a culpar al amor de sus desgracias (Así como lo alaban en sus triunfos). Los no enamorados, sin embargo, solo pueden culparse a si mismos. Por tanto, los no enamorados son más críticos consigo mismos, mientras que los enamorados tienden a culpar a otros.
Los enamorados, al atribuir sus victorias a sus amados, creen estar endeudados con sus amados, pues asocian sus victorias a ellos (De la misma forma, también se atribuyen a si mismos las victorias de sus amados, por lo que se creen en el derecho de reclamarles a sus amados). De forma contraria, los no enamorados no están atados a nadie. Por tanto, los amantes se sienten esclavos.
Además, en comparación a los no enamorados, los enamorados, debido a su ceguera pasional, suelen ponen más en juego. Por ende, de surgir desaveniencias, los amantes tienen más que perder. Con el objetivo de evitar tal catástrofe, pueden tender a ser celosos, posesivos y, en resumen, controladores.
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