Sociologia
Enviado por JVO1972 • 5 de Diciembre de 2011 • 573 Palabras (3 Páginas) • 492 Visitas
SOCIOLOGÍA FUNCIONALISTA
Conceptos y juicios básicos de la sociología funcionalista
El funcionalismo es el gran representante de la llamada teoría del consenso, corriente que domina a la sociología norteamericana en la post-guerra; aquellos fueron tiempos de unir filas, de creación de representaciones de felicidad y convivencia armónica. Enfrente se desarrollaba la llamada teoría del conflicto, con un énfasis europeo, y cargada del pesimismo que el ambiente de guerras mundiales en su territorio había configurado. La gran consigna de la época, reforzada por las tesis funcionalistas, fue “Una sociedad estable es una sociedad deseable”.
En la oposición micro-macro, la sociología funcionalista opta por lo macro, le interesa el estudio y comprensión de las grandes estructuras e instituciones sociales. Podría afirmarse que su desarrollo tiene implicado el interés por hacer ciencia de lo general, de la sociedad en general. La sociología no es en ese momento todavía una ciencia consolidada, podría afirmarse que el funcionalismo es un impulso hacia lo científico en el pensamiento social. De ahí su interés en lo general, en sus afirmaciones contundentes y definitivas, y en el esfuerzo por construir un esquema de representaciones sistémicas, con la imagen de la mecánica como guía para comprensión y explicación de las relaciones sociales.
Al crear una gran imagen de la sociedad, su visión intenta interpretar el movimiento, el cambio, al tiempo que la composición y organización del todo y sus partes. Su sentido de todo ello termina por ser más cercano a lo estático que a lo dinámico. Sin embargo, la imagen justa es el equilibrio; ese sentido mecánico del equilibrio se representa como algo que se mueve, que cambia, pero en forma ordenada, no revolucionaria. Eran los Estados
Unidos de Norteamérica de la reconstrucción post-depresión, del triunfo heroico en la Segunda Guerra Mundial.
El optimismo es desbordante, se confía en un equilibrio ecológico y demográfico. Sus defensores piensan que la sociedad evoluciona para mejorar, y que su capacidad para solucionar problemas cada día es más grande. Todo pasa por este tamiz, y desde él se justifica todo lo que coopere en apariencia al desarrollo general. La institucionalidad está por encima de todo, es defendible a toda costa; la desviación de las normas institucionales es percibida como maligna, como indeseable.
Las imágenes de balance y armonía construidas por sus deseos y aspiraciones terminan por encubrir su sentido común y su rigor sociológicos.
La estratificación es una necesidad funcional universal. La diversidad de roles cubre todas las actividades necesarias. La sociedad compleja no puede ser igualitaria, pero puede ser justa; la confianza en que la solidaridad por lo general está por encima de los intereses particulares es
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