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Sociologia


Enviado por   •  15 de Enero de 2012  •  10.124 Palabras (41 Páginas)  •  352 Visitas

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Pierre Bourdieu

Homo Academicus

Capítulo V

El momento crítico*

“Como los negocios estaban paralizados, la inquietud y una curiosidad estúpida empujaba a todo el mundo fuera de sus casas. El descuido en el arreglo atenuaba la diferencia de los rangos sociales, el odio se ocultaba, las esperanzas se desplegaban, la multitud estaba llena de suavidad. El orgullo de un derecho conquistado alumbraba sus rostros. Se sentía como una alegría de carnaval, las maneras eran de vivac; nada fue tan divertido como el aspecto de Paris, los primeros días.”

“El desempeño del actor entusiasmaba a la multitud, y las mociones subversivas se cruzaban.

– ¡Basta de academias! ¡Basta de instituto!

– ¡No más misiones!

– ¡Abajo el bachillerato!

– ¡Abajo los Títulos universitarios!

– ¡Conservémoslos –dijo Sénécal- pero que sean conferidos por el sufragio universal, por el Pueblo, único juez verdadero!”

“La razón pública estaba perturbada como después de los grandes trastornos de la naturaleza. Gente de espíritu quedó idiota para toda su vida.”

G. Flaubert, La educación sentimental.

Limitados a los datos parciales y superficiales de la experiencia biográfica pero orientados por la ambición de juzgar y explicar, la mayor parte de los ensayos consagrados a las jornadas de Mayo hacen pensar en eso que Poincaré decía de las teorías de Lorentz: “Era necesaria una explicación, se la ha encontrado; se la encuentra siempre; las hipótesis, son el sustrato que menos falta” . La tentación de multiplicar sin medida las hipótesis a medida nunca se ejerce tanto sobre los especialistas de las ciencias sociales como cuando se relacionan con los acontecimientos, y los acontecimientos críticos. Los instantes donde el sentido del mundo social oscila son un desafío, que no es sólo intelectual, para todos aquellos que hacen profesión de leer el sentido del mundo y que, bajo la apariencia de enunciar qué es eso, pretenden hacer existir las cosas conforme a su decir, producir entonces efectos políticos inmediatos; lo que implica que ellos toman la palabra sobre-el-campo, y no luego de la reflexión, pero tampoco después de la batalla. Los beneficios políticos que puede procurar la interpretación de un acontecimiento social dependen estrictamente de su “actualidad”; es decir, del grado en que suscita el interés ya que es la apuesta en conflictos de intereses materiales o simbólicos (es la definición misma del presente, nunca completamente reductible a aquello que es inmediatamente dado). Se sigue que el principio de la mayor parte de las diferencias entre las producciones culturales reside en los mercados a los cuales ellas son, más inconsciente que conscientemente, destinadas, mercado restringido, dentro del cual, en última instancia, el productor no tiene por clientes más que el conjunto de sus competidores, o mercado de gran producción ; estos mercados aseguran a los productos culturales (y a sus autores) beneficios materiales y simbólicos, es decir sucesos de ventas, público, clientelas, y una visibilidad social, un renombre –de los cuales la superficie ocupada en los diarios constituye un buen indicador- extremadamente desiguales, tanto en su importancia como en su duración. Una de las razones del retraso de las ciencias sociales, expuestas sin cesar a la regresión hacia el ensayismo, es que las chances de obtener el éxito puramente mundano, ligado al interés de actualidad, disminuyen a medida que uno se aleja en el tiempo del objeto estudiado, es decir, a medida que crece el tiempo invertido en el trabajo científico, condición necesaria, si bien no suficiente, de la calidad científica del producto. El investigador no puede más que llegar después de la fiesta, cuando los faroles están sin brillo y los andamios retirados, y con un producto que no tiene ningún encanto de lo impromptu. Construido junto a las cuestiones surgidas de la inmediatez del acontecimiento, enigmas más que problemas, llamando a la toma de posición total y definitiva más que al análisis necesariamente parcial y reversible, el protocolo científico no tiene para esto la bella claridad del discurso del sentido común al que no le es difícil ser simple ya que comienza siempre por simplificar.

La atención inmediata a lo inmediato que, ahogada en el acontecimiento y los afectos que suscita, aísla el momento crítico, así constituido como totalidad encerrando en sí misma su explicación, introduce por eso mismo una filosofía de la historia: ella conduce a presuponer que hay en la historia momentos privilegiados, de alguna manera más históricos que otros (se puede ver un caso particular en la visión escatológica, clásica o modernizada, que describe la revolución como término final, telos, y punto culminante, acmè, y sus agentes –proletarios, estudiantes u otros– como clase universal, y por esto última). La intención científica, por el contrario, apunta a reubicar el suceso extraordinario en la serie de sucesos ordinarios, al interior de la cual se explica. Esto para preguntar a continuación en qué reside la singularidad de aquello que queda de un momento cualquiera de la serie histórica, como se lo puede ver bien con todos los fenómenos de umbral, saltos cualitativos en los cuales la suma continua de sucesos ordinarios conduce a un instante singular, extraordinario.

Intersección de muchas series en parte independientes de acontecimientos sobrevenidos en varios campos habitados por necesidades específicas, una crisis como aquella de mayo de 1968 –y sin duda toda crisis- introduce una ruptura visible con respecto a aquello que la ha precedido, si bien uno no pueda comprenderla más que re-situándola en la serie de acontecimientos antecedentes. Crisis universitaria que se transforma en crisis general, ella plantea la pregunta de las condiciones de la extensión diferencial de la crisis al seno del campo universitario y por fuera del mismo: para explicar que una crisis del modo de reproducción (en su dimensión escolar) haya podido encontrarse en el comienzo de una crisis general, hace falta, conociendo la contribución cada vez más importante que el sistema de enseñanza aporta a la reproducción social, y que hace de ello una apuesta cada vez más disputada de las luchas sociales , proponer un modelo que permita dar cuenta de los efectos sociales que ha producido, y de los cuales el más marcado es el desclasamiento estructural, generador de una suerte de disposición colectiva a la revuelta. Pero, el modelo que permite comprender, sobre la base de un análisis de las condiciones estructurales de la crisis y sin recurrir a las hipótesis ad hoc, la lógica de la aparición de la crisis en las diferentes regiones del espacio

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