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TRES CONCLUSIONES SOBRE LA ÉTICA KANTIANA


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  Trabajo  •  1.254 Palabras (6 Páginas)  •  5.832 Visitas

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TRES CONCLUSIONES SOBRE LA ÉTICA KANTIANA

1.-La ética kantiana es una ética “ideal”

Al estar basada en una “idea” (la “idea del deber”=imperativo categórico), la ética kantiana asume la característica de “ideal”, esto es, su norma sintética (el “imperativo categórico”) nunca podrá cumplirse totalmente en las acciones humanas. Representa, por ello, un “modelo”, un “paradigma”, una meta inalcanzable. Puede afirmarse que la “idea del deber”, al existir solo en la mente, ha de servir de guía orientadora para el comportamiento humano, aun a sabiendas de que nunca podrá “transformarse” en praxis.

Esta ética deontológica kantiana ha sido denominada, por ello, ética asintótica. La asíntota es una línea que nunca puede dar alcance a otra línea y, en este sentido, quiere decirse que lo que el ser humano haga en la práctica jamás será exhaustivamente coincidente con lo que ordena el imperativo categórico. Éste debe desempeñar un rol de “faro” o de “estrella” que iluminen la conducta de los hombres, conducta que nunca podrá cumplir a cabalidad lo ordenado por la “conciencia moral” debido a que no hay total coincidencia, en los seres humanos, entre “razón pura práctica” y “voluntad”.

Tal como ya hemos visto repetidamente en clase, a Kant le interesa fundamentar su ética metafísica en un principio a priori, universal y necesario, sin tomar en cuenta cómo los seres humanos se comportan realmente. No se trata, pues, de una ética basada en la experiencia (en la antropología física o cultural), sino originada puramente en la “conciencia moral”.

Dicho en otras palabras: Kant no tiene en cuenta la debilidad e imperfección de la voluntad humana en lo concerniente a la no coincidencia entre ella y la razón pura práctica. Su ética está elaborada como si el ser humano fuera solamente “razón” y como si ésta se identificase con la “subjetividad”. Eso solo podría darse en un “ser perfecto”, de ahí que se haya afirmado que Kant ha construido una ética ideal propia para dioses y no para seres humanos en los que la “subjetividad” (viejo yo) y la “objetividad” (razón pura práctica) son dos entidades no equivalentes.

Ahora bien, el hecho de que la ética kantiana sea “impracticable” en cada una de las acciones humanas no ha de constituirse en obstáculo insalvable para que los seres humanos, que así lo deseen, se esfuercen voluntariamente por ser “kantianos” y aspiren a modelar su conducta desde una ética que nos manda considerarnos a nosotros mismos y a los demás como “personas” y no como “cosas”.

2.-La ética kantiana se basa en un supuesto metafísico inadmisible

Kant fundamenta su ética en un supuesto (hipótesis) que en la actualidad es negado tanto por la ciencia como por la filosofía. El supuesto está vinculado al dualismo cartesiano, el cual conceptúa al ser humano no como una unidad psico-somática, sino como un compositum de dos elementos independientes: la res cogitans (alma, espíritu, mente, razón) y la res extensa (lo corpóreo, lo material, la subjetividad). Kant, deudor de esta concepción racionalista, separa tajantemente la “razón pura” de todo aquello que no es racional, creando así una ética cimentada exclusivamente en los principios de la “conciencia moral” (=razón pura práctica) y no tomando en cuenta que el ser humano es también corporalidad y materia.

Ello tiene como consecuencia, y éste es el supuesto inadmisible, que Kant interprete a la “razón pura” como no sujeta a evolución alguna sino, más bien, al igual de lo que sucede con el “alma” en Descartes, que permanezca siempre igual a sí misma, inalterable e inmutable. De ahí se deduce lo que tantas veces hemos afirmado en clase: kantianamente hablando, lo que es bueno (y verdadero o bello) para un griego anterior a Cristo debe serlo también para un peruano del siglo XX, puesto que se parte de la hipótesis metafísica de

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