Trabajo de filosofía política Locke, Rousseau y Hobbes: tres filósofos a discusión
Enviado por Silvana Tovar • 5 de Abril de 2018 • Documentos de Investigación • 927 Palabras (4 Páginas) • 218 Visitas
Trabajo de filosofía política
Locke, Rousseau y Hobbes: tres filósofos a discusión
Silvana Tovar y Juan David Montejo
A la hora de comparar las teorías políticas tratadas en clase, llaman la atención tres etapas que estudian cada uno de sus pensadores y en las cuales los tres están en desacuerdo: una antropología general acerca de las diferencias entre los estados natural y civil, una teoría acerca de su transición mediante un pacto y un análisis de las características que debe tener un estado después de este pacto. En el siguiente texto estudiaremos las diferentes posiciones acerca de estos tres aspectos para decantarnos finalmente por alguno de sus proponentes.
En cuanto a su estudio general de la condición humana previa al pacto social, Hobbes y Rousseau se encuentran contrapuestos frente a la pregunta de la bondad del hombre en su estado de naturaleza. Mientras que el primero afirma la inevitable presencia del egoísmo en todas sus acciones, comportándose de modo idéntico a los animales, Rousseau idealiza esta condición primitiva del hombre proponiendo su bondad natural frente a una sociedad que posteriormente la corrompe. Esta idea es apoyada mediante dos argumentos principales: por un lado, la descripción de sociedades indígenas americanas como comunidades armoniosas y pobladas de sentimientos nobles; por el otro las observaciones que, en su libro Emilio o de la Educación, hace el filósofo suizo de la bondad de infantes no expuestos todavía a la decadencia social. Ambos argumentos, sin embargo, se revelan como fáciles de debatir, al estar provistos de una visión idealizada de la condición humana. Respecto a los indígenas cabe destacar que el análisis de Rousseau está informado únicamente por crónicas fantasiosas. En realidad, sociedades como la apache ya demostraban los mismos signos de alienación e hipocresía que Rousseau critica en el hombre histórico. Por otra parte, sus análisis pedagógicos corresponden a una visión acorde al romanticismo que tanto caracteriza a este pensador, ignorando el egoísmo natural que puede verse en niños menores, en muchos de los cuales las primeras actitudes sociales son de delimitación de la propiedad. De este modo, nos inclinamos por apoyar la teoría antropológica de Hobbes, por considerarla, si no más bella, más real. Aceptando que, fuera de su racionalidad, la condición humana no se diferencia en gran medida de la animal, es posible aceptar con mayor sinceridad el problema entre el hombre natural y civil y proponer un pacto al que podamos llegar racionalmente para evitar los peligros de este primer estado más marcado por nuestras actitudes animales.
La labor que hace Hobbes en este siguiente paso no es, sin embargo, la que consideramos más pertinente. En la transición al estado civil llevada a cabo por un pacto, la misma libertad del hombre que hizo posible este pacto queda relegada o incluso anulada por la seguridad que un estado absoluto brindaría. Si bien Hobbes está en lo cierto afirmando que un estado con la seguridad como único objetivo necesariamente debe ser absoluto, su falla consiste en reducir su propósito a esto último. Es, pues, necesario que, en la transición propiciada por el pacto social, la misma libertad del hombre permanezca en un primer plano. Otros autores, como por ejemplo John Locke, siguen esta línea, proponiendo la necesaria existencia de derechos inalienables en el hombre natural. Con estos derechos como garantes, el pacto social, en vez de apuntar hacia una transformación de la libertad absoluta a la seguridad absoluta, funcionaría más bien como un medio representativo que contribuya todavía más al cumplimiento de aquellos. De esta manera, el cambio que supone el pacto social estaría en armonía con los derechos que ya poseía el hombre natural solo por el hecho de su condición humana y tendría así un carácter orgánico que tanto la teoría de Hobbes como la de Rousseau, pues esta concibe el contrato social como una posibilidad de redención moral para el hombre histórico, carecen.
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