UN PRINCIPIO FUNDAMENTAL EN LA FILOSOFIA PRACTICA DE ARISTOTELES

UN PRINCIPIO FUNDAMENTAL EN LA FILOSOFIA PRACTICA DE ARISTOTELES: LO QUE HAY QUE HACER SABIENDO. LO APRENDEMOS HACIENDO

VUELTA A ARISTOTELES.

La ética actual, es una cuestión que cabe de guiar racionalmente la praxis es de decisiva importancia. De una parte el peligro lo está en entender que la acción humana no es más que una conclusión univoca de un razonamiento de carácter teórico.

La diferencia que unos piensan o pensaban que eso es posible y por lo general, se estima de modo que se decir que la moral es un terreno más propio de emociones y sentimientos que de la racionalidad. Así del racionalismo se paso al escepticismo. Dicho con otras palabras, ambas posturas niegan la existencia de una razón y una verdad de carácter práctico.

RACIONALIDAD DE LA ETICA.

Aristóteles hace ver que la materia de sus estudios es diferente de la que es objeto de la física u otras disciplinas teóricas. En efecto no se compone de objetos naturales entendiendo por tales los cuerpos, los astros y otras cosas semejantes y por tanto el método que corresponde utilizar para su estudio debe ser original. Hace ver las cosas estrictamente naturales, como el sentido en que caen las piedras no se modifican por la costumbre; su comportamiento es necesaria consecuencia de ciertas potencias.

La afirmación de la ética como disciplina va de la mano con otra convicción del estagirita: los hombres no son buenos o malos por naturaleza. Si llegan a ser buenos o malos a lo largo del tiempo, es posible influir sobre ellos e incluso darles razones.

LA APTITUD NATURAL PARA ADQUIRIR LAS VIRTUDES

Las virtudes se producen por naturaleza todos los hombres serian virtuosos. Aristóteles ha mostrado que la felicidad es una actividad del alma según la virtud perfecta, de modo que sería absurdo afirmar que son contrarias a la naturaleza. En el caso de la inteligencia y la voluntad, entonces, esa aptitud natural para recibir a las virtudes reside en su carácter bidireccional. Así la voluntad puede acostumbrarse a dar a cada uno lo que le corresponde, y en este sentido el hombre llega a ser justo.

LA PRAXIS TRANSFORMA AL SUJETO.

Otra diferencia entre as virtudes y las cosas estrictamente naturales estriba en que en aquellas cosas que poseemos por naturaleza primero se tiene la capacidad y luego el acto; así primero tenemos e ojo y luego vemos.

En cambio en las virtudes sucede todo lo contrario, los actos son los que dan origen a la facultad: adquirimos las virtudes mediante el ejercicio previo. La praxis tiene aquí una función creativa: puesto que las virtudes no se tienen de modo espontaneo, es la praxis quien les da origen. Las acciones determinan la existencia de los hábitos. Así Aristóteles en condiciones de establecer un principio que será famoso lo que hay que hacer sabiendo, lo aprendemos haciéndolo.

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACION.

La aptitud natural que tiene el hombre para adquirir virtudes está sujeta en una apreciables medida a las circunstancias de su propia historia. Hay ciertas edades en las que resulta más fácil adquirir hábitos.

El carácter del hombre es más plástico a temprana edad y, al igual que en el aprendizaje de las artes, resulta más fácil adquirir ciertos modos de actuar cuando se es más joven. Por tanto, quien no tuvo la educación debida no podrá alcanzar un grado elevado de florecimiento humano.

La ética de Aristóteles no funciona con el esquema de conversión, habitual en la tradición judeocristiana. Lo relevante en ella no es una decisión momentánea, sino la huella que va dejando en el hombre una sucesión de actos a lo largo de su vida, las disposiciones.

La ética de Aristóteles dicta de ser una ética universalista. Sus sujetos no son todos iguales. Las exigencias a las que están sometidos son también muy diferentes. De ahí que la ética tenga que ser una parte de la política porque sin esta no se darán las condiciones de posibilidad necesaria para el desarrollo de las virtudes.

CONDICIONES PARA QUE EL ACTO SEA VIRTUOSO.

El planteamiento de que hay que realizar actos virtuosos para adquirir la virtud da origen a una objeción inmediata, que Aristóteles mismo recoge al comienzo.

Se podría preguntar como decimos que los hombres tienen que hacerse justos practicando la justicia y morigerados practicando la templanza, puesto que si practican la

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