Utilitarismo de Bentham

Utilitarismo de Bentham

Bentham desarrolla su teoría del utilitarismo haciendo un quiebre en la forma de pensar que se había venía presentando en ese momento con la teología, ya que la moral religiosa se basaba en las leyes y reglas divinas, y el utilitarismo se antepuso a los resultados. De esta forma, la razón fue reemplazando a la fe en la determinación de la moral. Sin embargo, la decisión racional para Bentham no es absoluta ya que también la utilidad es medida por el sentimiento.

Las dos motivaciones básicas que determinan la conducta humana son el placer y el dolor; el ser humano como cualquier otro ser vivo, busca el placer y evita al máximo el dolor. Esto no trata de una incitación al placer fácil e inmediato, si no que para definir que una acción es buena, se busca que los efectos a medio y largo plazo produzcan más placer que dolor. Según esto para Bentham la moralidad son conceptos ficticios y la felicidad es la ausencia del dolor.

Las acciones se definen por su utilidad para un conjunto de personas, así que la decisión de realizar una acción se hace de modos que produzcan la mayor suma de felicidad posible en conjunto en el mundo. Ya que el utilitarismo no solo busca la limitarse a un propio bien si no que busca promover el interés global, para el logro del objetivo social se debe crear e impulsar un interés en los individuos que les sirva de motivación para que su comportamiento tienda al mayor beneficio social y al mismo tiempo a su propia felicidad.

En ese orden de ideas, se busca garantizar el logro de la mayor felicidad individual y social a través de la introducción del deontologista y el legislador las cuales tienen como objetivo que cada interés individual sea correcto para el cálculo de la felicidad, aunque cada uno tiene su forma diferente de hacerlo, el deontologista enseña los cálculos correctos y aplica castigo moral y el legislador pone un sistema de penas y recompensas que guían al el ser humano hacia el deber. Aunque, esto no es impuesto principalmente por el deontologista o el legislador, sino que responde a una característica bastante importante para los individuos, que es la simpatía, que es la capacidad de originar placer o pena de la experiencia de los demás.

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