Walter Benjamir - El Narrador
Enviado por fransua5040 • 13 de Mayo de 2013 • 599 Palabras (3 Páginas) • 326 Visitas
turcos encerraron al general Stein en la cueva de los Veteranos en Hungría, y también el
emperador José falleció. El rey Gustavo de Suecia conquistó la Finlandia rusa, y la
Revolución Francesa y la larga guerra comenzaron, y también el emperador Leopoldo
Segundo acabó en la tumba. Napoleón conquistó Prusia, y los ingleses bombardearon
Copenhague, y los campesinos sembraron y segaron. Los molineros molieron, y los
herreros forjaron, y los mineros excavaron en pos de las vetas de metal en sus talleres
subterráneos. Pero cuando los mineros de Falun en el año 1809 ... ». Jamás ningún
narrador insertó su relación más profundamente en la historia natural que Hebel con su
cronología. Léasela con atención: la muerte irrumpe en ella según turnos tan regulares
como el Hombre de la Guadaña en las procesiones que a mediodía detienen su marcha
frente al reloj de la catedral.
XII
Todo examen de una forma épica determinada tiene que ver con la relación que esa
forma guarda con la historiografía. En efecto, hay que proseguir y preguntarse si la
historiografía no representa acaso, el punto de indiferencia creativa entre todas las
formas épicas. En tal caso, la historia escrita sería a las formas épicas, lo que la luz
blanca es a los colores del espectro. Sea corno fuere, de entre todas las formas épicas,
ninguna ocurre tan indudablemente en la luz pura e incolora de la historia escrita como
la crónica. En el amplio espectro de la crónica se estructuran las maneras posibles de
narrar como matices de un mismo color. El cronista es el narrador de la historia. Puede
pensarse nuevamente en el pasaje de Hebel, tan claramente marcado por el acento de la
crónica, y medir sin esfuerzo la diferencia entre el que escribe la historia, el historiador,
y el que la narra, es decir, el cronista. El historiador está forzado a explicar de alguna
manera los sucesos que lo ocupan; bajo circunstancia alguna puede contentarse
presentándolos como muestras del curso del mundo. Pero eso es precisamente lo que
hace el cronista, y más expresamente aún, su representante clásico, el cronista del
Medioevo, que fuera el precursor de los más recientes escritores de historia. Por estar la
narración histórica de tales cronistas basada en el plan divino de salvación, que es
inescrutable, se desembarazaron de antemano de la carga que significa la explicación
demostrable. En su lugar aparece la exposición exegética que no se ocupa de un
encadenamiento de eventos determinados, sino de la manera de inscribirlos en el gran
curso inescrutable del mundo.
Da lo mismo si se trata del curso del mundo condicionado por la historia sagrada o por
la natural. En el narrador
...