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Analisis del documental El orden criminal del mundo


Enviado por   •  12 de Julio de 2017  •  Ensayo  •  1.725 Palabras (7 Páginas)  •  2.973 Visitas

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El documental “El orden criminal del mundo” trata aspectos como quiénes son los amos del mundo, las situaciones de miedo a las que estamos sometidos, la destrucción de los derechos, la tragedia de la inmigración y el capitalismo asesino, y propone soluciones. Es un documental que recoge las opiniones del escritor Eduardo Galeano y el ensayista y relator Jean Ziegler, además de las del dirigente campesino colombiano Héctor Mondragón, los misioneros en África José Collado y Ángel Olaran, el jurista norteamericano William Goodman, el juez Baltasar Garzón, la ex-ministra de cultura de Malí Amirata Traoré y el escritor Ernesto Sábato.

Cuestionan ese ordenamiento, que se presenta como el único razonable e indiscutible para construir el mejor de los mundos posibles. La injusticia radical que late en la base del reparto desigual en que se basa la economía mundial ha desarrollado mecanismos indecentes de dominio, a partir de una doctrina; por no llamarle ideología, sin otros valores que los negociables, estableciendo un orden internacional que Ziegler define como “mortífero y absurdo” y, en palabras de Galeano, “ha convertido al mundo en un manicomio y un matadero”.

El llamado orden mundial no solo es despiadado e injusto, sino criminal. Así lo describen Galeano y Ziegler, apoyados por los testimonios de personalidades que se enfrentan sobre el terreno las consecuencias de ese orden criminal.

Cuyos enormes retrocesos sociales estamos sufriendo. Sin embargo, ya resultaba evidente la perversión internacional del sistema económico, y de unas instituciones políticas sometidas a los designios de ese dios cruel, implacable, todopoderoso, que denominamos libre mercado.

Actualmente vivimos en un mundo regido por el neoliberalismo,dirigido por las grandes corporaciones y por gobiernos preocupados únicamente por su economía. Con la actual crisis se aprovecha para inyectar millonadas a los bancos, para que el sistema financiero no termine de romperse, mientras que se recortan las ayudas a los denominados países en vías de desarrollo, y sin ir tan lejos, a los propios ciudadanos.

La mayoría de neoliberales son economistas que, vinculados a la política, se convierten en los amos del mundo. Y lo peor de todo es su doble moral: por un lado recortan las políticas sociales a escondidas de los ciudadanos mientras que a la cara dicen ampliarlas. Y eso lo hacen los mismos que se autodenominan socialdemócratas.

Y cuando intentamos defendernos se nos trata de revolucionarios. Nos meten el miedo en el cuerpo para que no nos quejemos. Pero casi es peor lo que hacen con los países pobres: cuando ejercen el patriotismo se les tacha de populistas y, en el peor de los casos, de terroristas. Pero esos países tienen derecho a defenderse: son los más ricos en recursos naturales y el Norte se los roba, pagándoles con hambre y miseria. Como dice Eduardo Galeano, “hay que aceptar a los que ejercen el gobierno mundial sin defenderse”.

Esos amos del mundo, dirigidos por unos pocos, son “asesinos en serie, a los que habría que meter presos, pero no se puede porque tienen las llaves de todas las cárceles”. Esta metáfora habla de la miseria extrema en muchos países. Cuando cayó el Muro de Berlín en 1991, la división económica entre este y oeste pasó a ser una división entre el norte rico y el sur pobre. Ahora los muros son las alambradas que encierran a los inmigrantes en los Centros de Internamiento, el muro que divide la Franja de Gaza, las fronteras que separan las zonas más ricas de las zonas más pobres.

Vivimos con un injusto reparto de la riqueza. Se busca siempre el máximo beneficio, la economía de mercado, y así se quiere unificar el mundo. El capital financiero recorre el mundo durante las 24 horas del día, cuando no es una Bolsa es otra.

Los que dirigen las entidades financieras son, en el mundo occidental, ex miembros de gobiernos. Así, no puede negarse que la política reciba influencia de la economía. Manteniendo esos poderes juntos se invaden, lo que perjudica a la mayoría de la sociedad.

Se defiende la globalización, una “economía unificada por todo el mundo para que todos disfruten de las riquezas, de los progresos científicos, de los progresos del comercio, de los progresos de la libertad. Pero en realidad es una economía de archipiélagos, islotes muy ricos y continentes muy pobres. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio son bomberos pirómanos”. Y los que hablan de terminar con la pobreza son los mismos que la fomentan.

En África la pobreza impera, los más pobres mueren de hambre y de enfermedades que llevan siglos erradicadas en el norte, mientras que los ricos son cada vez más ricos. No existe la mundialización de la riqueza, sino de la pobreza. Un misionero de Níger lo explica bien: “No se puede luchar contra la pobreza sin luchar contra la riqueza”.

Los amos del mundo anuncian paquetes de medidas millonarias para arreglar el capitalismo. Pero el capitalismo es un sistema que ha fallado otras veces, y volverá a fallar. Se prefiere tirar así el dinero, en vez de invertirlo en solucionar los problemas de la mitad del planeta.

La verdad es que se gastan enormes cantidades de dinero en conferencias donde dicen lo que ya todos sabemos, en hoteles de cinco estrellas y en cenas de quince platos mientras hablan del hambre en el mundo. Se habla de acabar con el hambre, pero “no hay voluntad de acabar con el hambre porque es el hambre lo que alimenta nuestras economías depredadoras”. Al igual de que se habla de acabar con las guerras mientras se venden armas.

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