El Esequibo ¿Es tuyo? ¿Es mío? ¿Es nuestro?
Enviado por Grecia Barreto • 28 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 1.509 Palabras (7 Páginas) • 543 Visitas
El Esequibo ¿Es tuyo? ¿Es mío? ¿Es nuestro?
La peor batalla es la que no se da, pero es imperativo darla y el Esequibo es nuestro.
“No basta ser honesto, también hay que parecerlo”, célebre frase de Julio Cesar el emperador, expresión que me parece oportuna traer a colación en el asunto de Venezuela con respecto al Esequibo, esto en el marco de una reclamación tan escueta y poco creíble por parte de los gobernantes de turno, en este sentido la analogía sería: “No basta con reclamar, también tiene que parecer que te importa”. Y es que en mi visualización de los escenarios, tanto antes como ahora la batalla ha sido extremadamente endeble, cuestionable y cuestionada; me refiero a que es absolutamente necesario poner mano dura y un verdadero interés en cuanto al tema de un territorio que se nos dejó nuestro en 1810 y que con nuestra perceptible indiferencia nos estamos dejando quitar, tomando en cuenta la aquiescencia y el estopell que Venezuela ha mantenido desde 1899. Mi opinión personal, primero como venezolana y después como estudiante de Estudio Internacionales es que si bien es cierto y por demás está acentuar nuestra histórica potestad sobre el territorio del Esequibo, también es muy acertado acotar que los reiterados errores que Venezuela cometió con respecto al territorio en reclamación, nos tienen aquí hoy y nos tendrán hasta que de verdad exista la voluntad de, primero dejar de errar y segundo de recuperar realmente lo que es nuestro por excelencia.
Cuando yo expreso la idea de dar la batalla, no es una batalla verbal, como la que hasta ahora se ha venido librando, la batalla debe ser ir a una mesa y saber manejar el arte de negociar, hacerlo con astucia e inteligencia, y en este sentido hay que dejar de tropezar con la misma piedra, esa que nos tiene estancados y sin Esequibo.
Es preciso, por demás agotar los buenos oficios y la negociación pacífica, lo que no es sinónimo en lo absoluto de que nos dejemos quitar nuestro territorio. Es como si una madre se dejase quitar a su hijo, a menos, claro está, que éste no sea amado por su progenitora.
Para muchos es casi imposible que se nos reconozca a nivel internacional la posesión legal de al menos una parte del territorio que estamos reclamando y que legítimamente es nuestro. Asimismo, se tiene la idea de que es desatinado el hecho de seguir peleando por algo que ya previamente hemos reconocido como posesión de la República Cooperativa de Guyana (1905). Sin embargo y pese a todos los argumentos que los defensores de la realpolitik arguyen, aun tenemos motivos de sobra para seguir negociando y dando la batalla. El reclamo está vigente, tiene validez legal y está amparado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Hay autores que establecen que dado el hecho de que el Laudo Arbitral de Paris está viciado de nulidad e irritud, tenemos nosotros el deber de seguir en la contienda negociadora con la República Cooperativa de Guyana y buscar el medio más eficaz y pacifico para dirimir el litigio fronterizo.
El motivo de mas importante significación para tildar de nulo e irrito el resultado del Laudo de Paris de 1899, es el documento que se trajo a la luz pública después de más de 50 años, conocido como el Memorándum Presvot, que de acuerdo a (Robert Bottome): “El documento afirmaba que los británicos habían “amañado” el resultado del proceso, mediante un acuerdo secreto con el ruso que presidía la junta, y que luego habían presionado excesivamente a los miembros estadounidenses de la misma para que se mostraran aquiescentes”. Venezuela, desde 1962 ha venido reclamando las revelaciones descritas en el manuscrito. Razón más que suficiente para seguir sentados en la mesa de negociación o bien buscar otro medio para resolver el conflicto. Asimismo, nuestra Constitución en su artículo 10º nos expone que: “El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad”. Nuestro territorio está incompleto, legal y legítimamente.
En este orden de palabras, es preciso señalar el Acuerdo de Ginebra siendo que, este instrumento es la base de nuestras pruebas y nuestro sustento legal para reclamar lo que por derecho nos pertenece, dado que:
“por su naturaleza, es el Tratado de mayor importancia política celebrado entre Venezuela, Gran Bretaña y la República Cooperativa de Guyana. (…) el Acuerdo de Ginebra no invalida el Laudo de 1899; pero lo cuestiona y acepta la inconformidad venezolana cuando registra la contención de que el Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito”.
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