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El Origen Del Hombre Segun Los Mayas


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  2.835 Palabras (12 Páginas)  •  660 Visitas

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El origen del hombre según los mayas

El mito maya de la creación está bellamente explicado en su libro sagrado, el Popol Vuh. En él, al principio solo existían los dioses en un estado latente sobre un mar inmóvil, y entonces hay palabras y deciden crear el mundo para que exista el hombre. Dos veces tratan de crear a la humanidad y las dos veces fallan, llamando cada vez a más dioses de menor rango para que los ayuden. La primera tratan de hacerlos con barro, pero los humanos no pudieron emerger del barro y además eran tontos y sin alma. Luego intentan con madera, y estos humanos se movían y hablaban, pero eran tontos y no tenían voluntad. Y finalmente crean a los humanos de masa de maíz mezclada con la sangre de los dioses. Así la sangre de los humanos es su alma y es el alma de los dioses, así los hombres eran uno con los dioses y a ellos debían volver.

Origen del hombre según los aztecas o mexicas

Los nahuas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en lagunas, sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas. Después de eso, le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente se da a la tarea de crear a los primeros hombres.

Según otro mito conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacanplanteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.

Sin embargo el más fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanza sin vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo coraje, decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.

Aun así, los dos astros siguen siendo inertes en el cielo y es indispensable alimentarlos para que se muevan. Entonces otros dioses deciden sacrificarse y dar el agua preciosa que es necesaria para crear la sangre. Por lo tanto, se obliga a los hombres a recrear eternamente el sacrificio divino original.

Origen del hombre según los egipcios

Mito de la creación Heliopolitano

Según él mito heliopolitano, en el principio del tiempo tan sólo existían inmensas masas de aguas turbias cubiertas por absolutas tinieblas, una oscuridad que no era la noche, pues ésta no había sido creada todavía, era el océano infinito conocido por los egipcios como el océano primordial Nun, que contenía todos los elementos del cosmos. Pero aun así no existían ni el Cielo ni la Tierra, tanto los hombres como los dioses aún no habían nacido. No había vida ni muerte. El espíritu del mundo se hallaba disperso en el caos, hasta que tomando conciencia se llamó a sí mismo; así nació el dios Amón Re.

Amón Re estaba solo; así que decidió crear de su aliento a Shu (él viento), y de su saliva o por medio de su semen según la mitología creó a Tefnut (La humedad), y les ordenó que viviesen al otro extremo del Nun. Después Amón Re hizo emerger un espacio seco donde pudiese descansar; a aquel espacio seco le llamo tierra, y a la Tierra que emergió le llamó Egipto. Y como surgíó de las aguas, viviría gracias a éstas; así que hizo que las aguas estuviesen en la Terra; así nació el río Nilo. Ra fue creando la vegetación y los seres vivos a partir del Nun para llenar el vacío de la Tierra. Entretanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos, a los que llamaron Geb (La Tierra) y Nut (El Cielo). Geb y Nut se casaron; así, el cielo yacía sobre la tierra, copulando con ella. Shu, celoso, los maldijo y los separó sosteniendo al cielo sobre su cabeza y sus hombros, y sujetando a la tierra con sus pies. Otras versiones cuentan que al estar Geb y Nut juntos el Cielo y la tierra estaban unidos sin dejar espacio para la creación del dios Amón re, así que éste le pidió a Shu que separara a sus hijos sosteniendo a Nut sobre su cabeza y sus hombros, desde aquel momento el viento yacía en medio del cielo y la tierra; aun así, Shu no pudo impedir que Nun tuviera hijas, las estrellas, así dando origen a la bóveda celeste.

Sin tener conocimiento alguno de lo ocurrido con Geb y Nut, Ra había enviado a uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut para que le dijese lo ocurrido. Pero cuando el ojo regresó sin obtener lo que buscaba, otro ojo había ocupado su lugar. El primer ojo comenzó a llorar, hasta que Amón Re lo colocó en su frente, creando así al Sol. De las lágrimas de aquel ojo que cayeron a la tierra nacieron los primeros hombres y las primeras mujeres, que poblaron en la tierra de Egipto. Todas las mañanas, Amón Re recorría el cielo en una barca que flotaba sobre Nun, que ya cubría el cosmos dividiéndose en las aguas sobre él firmamento, y las aguas del abismo. Aquella barca de Amón Re viajaba por el cielo transportando al Sol, iluminando así a la tierra por un periodo de tiempo de doce horas hecho por los egipcios. Cada noche, Nut se tragaba él sol, pero éste se regeneraría la mañana siguiente, y Ra continuaba su viaje por la Duat, el equivalente del Infierno egipcio, dónde debía cruzar por doce puertas, una por cada hora de la noche, éstas estaban custodiadas por la serpiente enemiga de Amón Re, Apep (O Apofis en griego) la serpiente cuyo objetivo es acabar con él sol la Maat (El orden cósmico); si atravesaba la Duat, volvía a nacer de Nut el sol, y Amón Re lo volvía a transportar por él cielo durante otras doce horas, dando origen a un nuevo día

Origen del hombre según Grecia clásica

Los «mitos de origen» o «mitos de creación» representan un intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen del mundo.1

El relato más ampliamente aceptado del comienzo de las cosas tal como lo recoge la Teogonía de Hesíodo empieza con el Caos, un profundo vacío. De este emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (el Tártaro) y el Érebo.2

Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron, primero, los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine,Febe, Tetis y Crono), luego los Cíclopes de un solo ojo

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