El inicio que Colombia da a los siglos

                                                                                                               Por: Yesica Carbonó

EL INICIO QUE COLOMBIA DA A LOS SIGLOS

El siglo XX fue un periodo de tiempo que dio inicio el primero de enero de 1901 y tuvo fin el 31 de diciembre del 2000, fue además el último siglo del segundo milenio en el calendario gregoriano; calendario que “toma como año cero el supuesto año de nacimiento de Jesús, consta de 12 meses, donde 11 son de 30 o 31 días y un mes de 28 días de duración y cada cuatro años este tiene 29 días”(Marino, 2018) es el calendario utilizado hoy en el mundo entero, y quien sustituyó al calendario Juliano.

Colombia dio inicio a este siglo con una gran inestabilidad económica, y social. Era palpable el escaso desarrollo del capital humano, físico y financiero (Safford, y palacios; 2002), era también una de las naciones más pobres de América Latina, en niveles educativos, y de dotación (caminos, puentes, ferrocarriles, puertos; urbanización, bancos, etc.). No hay duda de que Colombia es hoy un país menos pobre que hace 10 años, 40 años;  pero también es cierto que sigue siendo uno de los países más injustos de América latina, los pobres siguen con sus impuestos manteniendo a ese estado carente de brindarles buenas oportunidades, a nivel educativo, económico y social, los pobres siguen enriqueciendo a unos pocos y se siguen haciendo cada día más precarios a ellos mismos sin saberlo, porque sí, Colombia sigue siendo aún un país pobre a nivel educativo.

La situación pudo ser peor si el país no hubiera a mitad del siglo XIX tenido una reactivación de sus exportaciones, pero los precios internacionales fluctuaban demasiado, eran inestables y volvían inestables a las balanzas comerciales de países pequeños como Colombia, lo que traía consigo crisis fiscales, ya que las exportaciones llevaban el mismo ritmo coyuntural  que las importaciones.  Bien, hablemos un poco de las aduanas, las cuales han sido siempre una manera fácil de recaudar dinero por parte de los gobiernos, y en este caso no sería la excepción: “Los impuestos de salinas y del Ferrocarril de Panamá no representaban más de una cuarta parte de los ingresos totales y las demás rentas tenían un alto costo de recaudo. La particularidad de las aduanas como fuente de recursos era universalmente reconocida, de suerte que en las guerras civiles la captura y defensa de los centros aduaneros fue la obsesión de rebeldes y gobiernos” (Safford, y palacios; 2002) esos altibajos que sufría el comercio mundial tenían detrás el gran peso que dejan las guerras civiles, las cuales traen consigo depresiones, y crisis fiscales que desestabilizan las economías sin importar que tan fuertes sean, ahora imagínense a una economía débil y pobre como la que presentaba Colombia. Pero no todo fue malo, si bien, las exportaciones sufrieron una gran crisis, la capacidad importadora de este aumento significativamente gracias a que al descenso que tuvieron los precios internacionales de las bebidas, los textiles y los alimentos.

Por parte del transporte y las comunicaciones el país tuvo una notoria participación en las exportaciones de productos agrícolas tropicales, fue entonces cuando las grandes elites se quitaron la venda de los ojos y vieron las condiciones precarias en las que se encontraban las vías del país; desde entonces con la intención de ser más fuerte en el sector exportador, se tomó como  prioridad  el desarrollo de las vías hacia los puertos marítimos, en lo que las empresas extranjeras tuvieron en parte participación. El canal de Panamá en 1914 ayudó a controlar ese problema de embotellamiento geográfico que padecían entonces los centros dedicados a la exportación. Aunque se dio prioridad al desarrollo que debían tener los transportes, los gobernantes dejando de lado  la condición política fueron consientes para decir que se necesitaban inversiones extranjeras lo más pronto posible, pero no eran inversiones fácil de conseguir, Colombia era un profundo deudor y peor aún había quedado mal en más de una ocasión, lo que lo hacía todavía más complicado, entonces a pesar de las intenciones que tuvieron dichos gobernantes, al país le fue imposible adquirir préstamos externos para la financiación de las vías férreas.

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