Ensayo de: NUESTROS PRIMEROS PADRES Manuel Galich VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA Eduardo Galeano
Enviado por chacor • 12 de Noviembre de 2021 • Ensayo • 1.937 Palabras (8 Páginas) • 453 Visitas
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
CENTRO UNIVERSITARIO DE SAN MARCOS
LICENCIATURA CIENCIAS POLÍTICAS, RELACIONES INTERNACIONALES Y SOCIOLOGÍA
SEDE SAN MARCOS PLAN FIN DE SEMANA
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Ensayo de:
NUESTROS PRIMEROS PADRES
Manuel Galich
VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA
Eduardo Galeano
ESTUDIANTE: CARNÉ:
JORGE MANUEL ESCOBAR TOVAR 201647181
LICDA. ALEJANDRA CASTRO
ASESORA DEL CURSO
Dr. HUGO RAFAEL LOPEZ MAZARIEGOS
COORDINADOR
“ID Y ENSEÑAD A TODOS”
SAN MARCOS NOVIEMBRE DE 2018
Ensayo de:
Nuestros primeros padres
Manuel Galich
Venas abiertas de América latina
Eduardo Galeano
Se dice que nuestros primeros padres fueron los indios, pues ellos poblaron el continente, pero también los europeos y de igual manera los africanos también tienen antecedentes de haber sido nuestros progenitores.
Pero la ciencia moderna, llamada “americanística”, ha dejado también atrás las teorías menos fantasiosas que las bíblicas o las platónicas e incluso a superado a grandes maestros.
“El método del carbono 14 0 C-14 se funda en el hecho de que todo ser vivo, animal o vegetal, fija en sus tejidos una cierta cantidad del carbono radioactivo que hay en la atmosfera terrestre, al morir el ser, la radioactividad del carbono 14 asimilado empieza a disminuir por desintegración espontanea, con una velocidad constante. Es así como puede determinarse, con bastante precisión, desde cuando dejo de existir un ser que fue vivo, o sea, la antigüedad de un fósil” (Galich, 2015).
Algunos autores, dicen que nuestra paternidad inicia en el sudeste asiático, para nuestros primeros padres, quienes tiene un origen un poco complicado de distintas descendencias: tasmanoide, australoide, indonesio, mongoloide y esquima, otros autores afirman que nuestros más remotos abuelos fueron producto de un mestizaje entre mongoles y amurianos. Se resalta mucho la historia de la civilización de los mexicas y de los tarascos, se dice que estos últimos fueron politeístas, adoraron sobre todo al dios del sol, el fuego, la caza y la pesca, su estructura política correspondía a una estructura social sumamente estratificada, semejante a la de los mexicas, según los historiadores porque las 2 civilizaciones eran militaristas, según la cosmogonía tarasca, el universo estaba dividido en 3 planos superpuestos y cada uno de estos tenía cuatro puntos cardinales y uno central, al norte era amarillo, dios de la fertilidad; el sur, negro, era el sol que descendía del mundo de los muertos; el oriente, rojo, Venus y dios del mar, el poniente, blanco, estrella de la tarde y dios del viento, ellos conocieron las cuatro estaciones, las cuales llamaban: de las flores, de la estrella, de la lluvia y hielo. Se hace mención de todas las civilizaciones que se asentaron en México, “la agricultura era, naturalmente la base económica de la sociedad mexica, y el maíz como entre mayas y andinos, ocupaba un rango eminente” (Galich, 2015), así mismo un derecho consuetudinario, civil y penal, regulaba las relaciones sociales entre los mexicas.
Luego nos trasladamos a la época de los mayas, ellos se organizaron en ciudades-estados, y cada una de estas ciudades-estado maya estaba gobernada por un Halach Uinic U que significa “hombre verdadero”, cargo hereditario del padre al hijo mayor, había también todo un clero, con jerarquías, pero los sacerdotes, en general, eran llamados Ahkines, estos mismos eran los depositarios de la avanzada ciencia maya, de los ancestrales conocimientos astronómicos sobre los movimientos de los astros, el sol, la luna, Venus y posiblemente Marte, las masas del pueblo pagaban los tributos a los Halach Uinic U, hacían regalos a los Ahau locales y ofrendaban a los dioses del maíz, frijol, cacao, tabaco, algodón, mantas, aves domesticas, sal, pescado seco, cerdos de monte, Tepexcuintles. Pom o copal, miel, cera, piedras de jade, coral y concha, las tierras de los mayas eran comunales o bueno mayor parte de ellas porque también existían tierras particulares que les pertenecían a los nobles y gente rica, los mayas también se destacaron por ser uso singulares artistas, dentro del contexto de Mesoamérica, singulares por la originalidad de sus estilos, su arte era ciertamente religiosos, “no es solo lo audaz, su increíble magnitud y la técnica de los arquitectos lo que le da semejante jerarquía, sino también el avance sobre las otras grandes arquitecturas americanas precolombinas, en logros como la atrevida bóveda conocida por “arco maya” (Galich, 2015), en términos generales, luego del esplendor de la civilización maya, algunos de ellos emigraron a la parte que hoy se conoce como Honduras y Nicaragua y así se esparcieron por lo que hoy es Colombia y Venezuela.
A continuación, llega el orden cronológico de la conquista que se narra en la obra escrita de Galeno la cual tiene como finalidad: “ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos”. (Galeno, 1971).
También a héroes indígenas y las revoluciones que aún se expresan en el mundo contemporáneo, las infamias y las esperanzas muertas de los indígenas, así como el saque que fue producto de un imperio europeo que con el paso del tiempo cambio al dominio de los monopolios estadunidenses.
La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. (Galeno, 1971)
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