Filosofía Azteca
Enviado por David_lazaro • 10 de Septiembre de 2013 • 523 Palabras (3 Páginas) • 428 Visitas
Con las palabras del título se refiere Miguel Ángel Portillo a la profundidad y complejidad del pensamiento azteca. En su excepcional obra (que es ya un clásico sobre este tema), “Los Antiguos Mexicanos”, a través de sus crónicas y cantares, demuestra que existe toda una filosofía en sus códices, tradiciones orales y en las construcciones sagradas.
Hablamos de Filosofía azteca, pues en sus planteamientos abarcan toda una concepción mágico-racional de lo divino y de lo abstracto. También de los causales que marcan el devenir en la Naturaleza (Metafísica), de los problemas del hombre en el conocimiento ultérrimo de lo real (Teoría del Conocimiento), de cuáles son los valores y elementos que configuran al hombre como tal y que promueven el encuentro con uno mismo (Antropología y Filosofía Moral), etc.
Su concepción de la Divinidad es muy parecida a la de casi todas las antiguas civilizaciones: hay una deidad que rige sus trabajos, su mística: Huitzilopochtli. Según sus tradiciones, desde las lejanas tierras de Atzlán, sus sacerdotes habrían trasladado la estatua de este Dios, en un peregrinar de más de 150 años. Es el Dios de la Guerra Florida, de la actividad continua, de la victoria que hace florecer el Alma, y de la expansión exterior que procura la conquista de los pueblos que los rodean. Representa al Sol y también al Dios Marte romano. Su divisa, dice Sahagún, es la de un dragón que expulsa fuego por la boca. También se le representa como un colibrí (símbolo del alma) que eleva su vuelo hasta fundirse en la luz de la atmósfera solar. Pero además de esta Divinidad de «Estado», existe toda una concepción filosófica y cosmogónica de un Principio-Uno que gesta todas las cosas, de tradiciones recogidas por los toltecas y que entregaron a los aztecas al ser conquistados por ellos.
Otro concepto de gran profundidad es el de la primera luz (Ceipal) que gesta todas las cosas.
Este Dios es Tloque Nahuaque o Ipalnemohuani. Se le llama Señor (Tlacatle), Dios de la inmediata proximidad (Tloque Nahuaque, dueño de la cercanía –tloc– y del anillo inmenso que circunda al mundo –nahuac–), «Aquel por el que todo vive» (Ipalnemohuani), Noche y Viento (pues como Dios Supremo es invisible como la noche e impalpable como el viento), «El que se forja a sí mismo con el pensamiento» (Moyocoyatzin).
Como todo en la Naturaleza se manifiesta en relación con su opuesto, y la mente humana no puede concebir el uno sin el dos, fue llamado Ometeotl, Dios de la dualidad, que se desdobla en un principio masculino, Ometecutli (Señor Dos), y otro femenino Omecihuatl (Señora Dos), Padre y Madre de todos los seres vivos, que viven en el lugar de la dualidad, el «sitio de nueve divisiones» (los nueve planos de conciencia que dividen la existencia manifestada).
Su pensamiento filosófico está impregnado de poesía y misticismo.
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