Formación Nacional en América: Un proyecto realizado desde las élites hacia el bajo pueblo

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Formación Nacional en América: Un proyecto realizado desde las élites hacia el bajo pueblo

Nombre: Cristóbal Andrés Vielma Olavarría

Carrera: Historia

Cátedra: América XIX

Profesor: Cristián Castro

Ayudante: Mariela Godoy

Fecha de Entrega: 9 de Junio de 2017

Cuando se hace referencia al proceso de establecimiento de las nuevas repúblicas dentro de América durante la independencia de Europa, se pueden visualizar varios fenómenos que dejan en evidencia como una imposición autoritaria desde las élites criollas de la época hacia el bajo pueblo van produciendo un imaginario, una nación, un sistema político, cultura, etc., que vienen desde una hegemonía, y no de la comunidad, lo que hace que esta se base en postulados de control social que busca validar este estado en formación. Esta experiencia se ve justificada en la comunidad en el sentido de que se educa y se adoctrina de una manera que vaya acorde a los intereses de estos países emergentes, debido a que se busca silenciar la experiencia del aborigen dentro de esta etapa, ya que esta representa las falencias de este sistema autoritario que, guiado por el proceso independentista estadounidense, tiene como único objetivo posicionar a las naciones que representan como entidades independientes que se encuentran al margen del dominio occidental.

Para continuar con lo expuesto recientemente, se puede agregar también que se producen diversas rebeliones por parte de los indígenas tanto a nivel urbano como regional, y que generaron un importante fenómeno dentro de la historiografía también, esto por el hecho de que la lucha de los indios se hace presente dentro de la disciplina, lo que va en contra de los intereses de las élites nacionales, ya que se busca desestabilizar la coerción e imposición que se produce desde el primer eslabón social de la pirámide hasta el último. Dentro de esta tónica, se puede poner atención en que esta construcción del imaginario nacional que sufre América se genera a nivel general dentro de esta región, ya que la elaboración de estas comunidades hace que no se pueda establecer una identidad desde la propia gente, la cual no tiene ni voz ni voto en este sistema autoritario que se establece en la sociedad.

Con relación a la temática señalada, se puede iniciar a desglosar en profundidad cómo se impone esta formación de sociedad y cómo en ella misma esta se sigue fortaleciendo, como por ejemplo el caso del establecimiento de hegemonías a nivel regional en México y Perú que describe Florencia Malllon en uno de sus documentos, lo cual obliga a un análisis en profundidad que nos permita explicar los fines de esta dominación, además de cómo se ejerce a nivel social dentro del contexto independentista del continente. Para poder ser exactos en este estudio, se pueden determinar tres aspectos fundamentales que lleva a analizar de una manera concreta este fenómeno: la coerción y represión ejercida por las hegemonías elitistas americanas, la formación de hegemonías comunales y regionales, y la concepción racial que se ejerce desde el mundo elitista criollo hacia la plebe.

Para poder iniciar esta investigación, se puede hacer un enfoque en la primera arista, en la cual se señala que este proceso de coerción y represión que ejercen las hegemonías políticas dentro de esta región se producen principalmente, por una parte, de que se tenía que tener a la población sometida a este nuevo plan nacional, que busca validar esta identidad fundada desde el dominio político que ejercen sobre el pueblo, con la cual logran tenerlo sumiso a este nuevo orden. Por otro lado, la insurrección que se produzca desde el sujeto subalterno es fuertemente oprimida, esto debido a que no se pueden aceptar pensamientos que ataquen a los intereses que buscan concretar el plan nacional que ejerce la cúpula económica y gubernamental de estos países.

Con respecto a lo descrito, se puede aludir a John Lynch en su artículo “Los caudillos como agentes del orden social”, en el cual señala una situación que se registra durante el proceso de emancipación y establecimiento de la república caudillista en Argentina, liderada por Juan Manuel de Rosas, quien durante su mandato cuenta con una base política que se respalda en la élite y que representa sus intereses, y en el cual se puede evidenciar cómo el primer mandato de Rosas fue conservador en el cual, aparte de representar a los propietarios y terratenientes, fortaleció al ejército, protegió a la iglesia y silenció a las críticas de su gobierno (con medidas como el silenciamiento de la prensa)^[1].

Para poder respaldar la situación que ocurre principalmente en el ámbito represivo, se puede poner énfasis en lo que Florencia Mallon señala en su texto “Campesinos y Nación”, en donde en uno de sus capítulos expresa una situación bastante particular que nos pueden permitir explicar de una manera concreta sobre este fenómeno. Esta situación se puede ver representada en la negativa que recibe Benito Juárez en México durante el gobierno de Porfirio Díaz, en donde Juárez buscaba realizar una votación para presidente regional de Puebla, pero en donde el liberalismo mexicano (correspondiente al oficialismo de aquel entonces), quien tenía al gobernador Juan Méndez, lo rechaza por el hecho de que funcionan según las leyes que establece el porfiriato, lo que reprime los intereses de este revolucionario y de la población que buscaba salir del sistema centralista que impulsaba el autoritario gobierno mexicano^[2].

Otro de los aspectos que se pueden tomar para poder explicar esta experiencia que se genera dentro de esta etapa histórica trata sobre la formación de las hegemonías comunales y las formaciones federales que se producen a lo largo del continente, esto por el hecho de que estos hechos producen importantes situaciones dentro de este contexto. Esto por el hecho de que las hegemonías comunales producen que se efectúe un dominio que intenta desligarse del centralismo impuesto por los gobiernos imperantes, creando una identidad que busca ser más cercana a la gente que a los intereses de la esfera política predominante. Dentro de este escenario, se puede recurrir a lo que Mallon expresa en su documento anteriormente aludido, en el cual se respalda en lo que ocurrió en Morelos y Puebla, en donde se refiere a las hegemonías culturales, en donde señala:

“Si bien la hegemonía cultural también estaba construida en torno a la imagen del “buen patriarca”, esta giraba en torno a un patriarca cuya principal fuente de prestigio y confianza venía de su voluntad para confrontar a los explotadores de afuera. Mientras que los conflictos internos, riñas y faccionalismos seguían existiendo, la principal obligación del patriarca era salvar a todo el pueblo de la expropiación foránea”^[3].

Con el fin de poder profundizar este aspecto, se puede también señalar a la formación federal que se produce dentro del continente, la cual también se realiza con el fin de poder desligarse del poder central, pero con una salvedad: que este funcionamiento tenía que poseer un elemento que reflejara una unión nacional entre los diversos Estados que se formarían dentro de un territorio determinado, lo cual era profundamente criticada por el centralismo político en América. Esta situación es clave para esta formación, por el hecho de que si bien todos tenían un funcionamiento interno que reflejase una cierta independencia del contexto nacional, debía haber una legislación que pueda contener y regir a todos los estados independientes que se formen. Esta situación se puede ver reflejada en la compilación de Marcelo Carmagnani, en donde dentro del análisis que realiza José Carlos Chiaramonte hace alusión al proceso federalista en Argentina, y del cual se puede desprender:

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