Los puntos de la dimensión histórica de América Latina y el proyecto Nación
Enviado por Frida850 • 11 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.893 Palabras (8 Páginas) • 305 Visitas
En el presente texto se desarrollarán los puntos de la dimensión histórica de América Latina y el proyecto Nación. Así como también su dimensión cultural y la Génesis del proyecto Nación de México y Latinoamérica.
Antes que nada, hay que ver, ¿de dónde nace el concepto de América Latina? Este término fue utilizado en primera instancia por el escritor colombiano José María Torres Caicedo en su poema “Las dos Américas”. Acuñando así, un concepto que crecería mucho más con el tiempo. Sin embargo, el concepto de una América culturalmente “latina” por oposición a otra América “anglosajona” fue introducido por el intelectual francés Michel Chevalier en 1836, tras viajar por los Estados Unidos, México y Cuba. El escritor uruguayo Arturo Ardao es quien rescata tanto la figura de Chevalier como de Torres Caicedo en su estudio sobre Génesis de la idea y el nombre América Latina. Con respecto a esto dice: “francesa en sus orígenes la primera idea de latinidad de nuestra América, fue, en cambio, hispanoamericana y antiimperialista, también en sus orígenes, la denominación continental a la que ella condujo” (Ardao, 1980).
Como ya se sabe, la cuna de toda la nación latinoamericana se acuñó en colonias. Dominados, sometidos y gobernados por la nación europea. Hacia finales del período colonial eran muy pocos los escritos que hacían referencia a una nación americana. Cuando se hablaba de la nación se hablaba casi siempre del conjunto de la Monarquía. Pero existía un nivel de pertenencia, el americano, identificado con el conjunto de todos los reinos de Indias, cuya consistencia oscilaba entre lo político y lo cultural (Guerra, 1992).
Los primeros proyectos que se plantearon abordar la organización política del subcontinente correspondieron a finales del período colonial cuando algunas ideas independentistas ya empezaban a circular en pequeños grupos, todavía muy poco desarrollados y separados.
De igual manera se pregonaba el término “Nuestra América” se conoce que este mismo fue utilizado en varias oportunidades antes de finales del siglo XVIII, pero es en la “Proclama de Coro” de Don Francisco de Miranda cuando por primera vez lo utiliza para plantear una unidad en contradicción a la dominación española. Ese “Nuestra”, además de marcar una frontera con la madre patria, excluye a su vez a Estados Unidos, lo cual anuncia una característica sobresaliente en la configuración del pensamiento latinoamericanista.
El Estado es la forma de organización de la vida social. Es un ente jurídico‐
político, invisible y supremo, constituido por tres elementos: población, territorio y gobierno. Tiene un papel fundamental en el mantenimiento y reproducción de las formas sociales de organización, así como de las instituciones que resultan de dichos modelos. En América Latina ese Estado surgió como expresión de la unidad en la diversidad y es la consecuencia de continuas síntesis dialécticamente superadas. Los múltiples procesos pre y post independentistas organizaron el territorio, la población y los poderes públicos según las influencias de distintos patrones externos: Europa y Estaos Unidos.
La invasión europea impuso la cultura del colonizador: lengua, religión y modo de producción. Produjo el mestizaje que, sin dudas, aportó una parte significativa de “nuestra identidad común”. Con esta concepción del mundo entra América Latina al siglo XIX. Entra social, política y jurídicamente. Entra, con la necesidad de conformar el Estado Latinoamericano. En esa misión los dirigentes se guían por el modelo de la ilustración y por una conciencia oralmente aprendida en la cual se afirma que somos distintos y que América es diferente a Europa.
El “nacionalismo latinoamericano” concebido desde esta identidad no es más
que un Estado‐nación diseñado desde una perspectiva euro‐céntrica, desde un “nacionalismo” mal entendido que al asumirse desde la concepción capitalista y contra los intereses de los dominados convirtió en espejismo la integración y también nuestras propias ideas de lo que es un Estado.
En la actualidad, los términos “América Latina” o” Latinoamérica” (los cuales son intercambiables) son definidos por la RAE como: conjunto de países americanos en los que se habla mayoritariamente lenguas procedentes del latín (concretamente el español, el portugués y el francés) o como el conjunto de países de América que fueron colonizados por naciones latinas (España, Portugal y Francia).
La discusión acerca de qué países son considerados parte de Latinoamérica se ha prestado a la apertura de debates. Si nos basamos en la definición mencionada anteriormente, se considerarían los países que conforman a América Latina a: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Puerto Rico y la Guyana francesa son los estados que han dado a abrir el debate mencionado con anticipación.
Pasando así, con el ámbito cultural, debe decirse que este es un campo muy amplio, pues sí con algo cuenta América Latina es con mucha cultura.
En sus inicios, los españoles y los portugueses trajeron de la península Ibérica (anteriormente conocida por los griegos como Iberia) sus tradiciones aunadas a su cultura. Estas eran consideradas superiores a las tradiciones indígenas, de tal forma que eran consideradas de valor nulo y no eran dignas a consideración. Esto mismo hacían con las clases bajas, no eran tomadas en cuenta y se les veía con cierto desdén desde la perspectiva europea. A pesar de esto, la cultura indígena sobrevivió y se desarrolló un tipo de autonomía cultural simultáneamente conviviendo con los españoles y portugueses. Las culturas paralelas continuaron, y eventualmente la mezcla de ellas se intensificó, creando una cultura híbrida. Lo que antes era una cultura pura proveniente del pueblo indígena, terminó por adoptar pequeños trozos de culturas europeas. Evolucionó y se volvió diferente a como era en sus orígenes.
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