Guzman Blanco
Enviado por milton777 • 30 de Agosto de 2012 • 2.065 Palabras (9 Páginas) • 491 Visitas
Cuántos judíos de la ciudad de Roma se salvaron de la persecución nazi porque se hospedaron en los conventos de la Urbe durante la segunda guerra mundial? El jesuita Padre Leiber, colaborador personal de Pío XII, redactó una lista de casas religiosas con el número de huéspedes, aunque parece que en realidad la lista había sido confeccionada por otro jesuita, el P. Beat Ambord, tras una investigación cuidadosa que llevó a cabo en 1954. El mismo Ambord, que durante la guerra habitaba en la curia generalicia de la Compañía, había sido muy activo en la Roma clandestina con la ayuda a los judíos, entre los que consiguió distribuir un millón de liras procedentes de un benefactor suizo.
La lista, que aparece en la Historia de los judíos de Italia, de Renzo De Felice, fue confeccionada con los datos que las mismas casa religiosas proporcionaron al acabar la guerra, si bien no se ha podido encontrar la documentación original que sirvió como base a la lista. Las cifras que en ella se contienen hablan de 2775 personas hospedadas en conventos femeninos, 992 en conventos masculinos y 680 en locales pertenecientes a capillas e iglesias, juntándose así un total de más de 4400 judíos salvados de la persecución. Las cifras son muy significativas si se considera que el total de judíos salvados en Roma fue de unos 10.000 y los que desaparecieron no llegaron a 2000.
Pero estas cifras de la lista de Ambord no son definitivas, pues se sabe que hubo otros conventos que ofrecieron hospitalidad y no fueron incluidos en la lista, mientras que también con frecuencia los perseguidos cambiaban de escondite, por lo que iban de una casa a otra y el calcular el número total se hace difícil. Por otro lado, las cifras ofrecidas en esta lista no incluyen las parroquias del clero diocesano, ni las instalaciones del palacio lateranense y las de Propaganda Fide en el monte Gianicolo, que también hospedaron a un buen número de judíos. Sea la cifra un poco mayor o un poco menor, la realidad es que se puede afirmar, como lo hace la historiadora italiana Liliana Picciotto, experta en la historia del pueblo judío, que “los religiosos católicos fueron los primeros en esconder a los judíos”.
Llama la atención la mayoritaria acogida por parte de las religiosas, las cifras hablan de unos 200 conventos (sobre un total de unos 700 que había en Roma en aquella época) que acogieron a judíos dentro de sus muros, de los cuales 130 fueron femeninos. Por cantidades, las Hermanas de Sión hospedaron a 187 judíos, las del Perpetuo Socorro en la vía Merulana 133 huéspedes, las de los Siete Dolores más de cien, etc. Cifras tan altas no se dieron entre los frailes, si no es la casa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas con 96 huéspedes y la parroquia de Santa Cruz en el barrio Flaminio, llevada por los Estigmatinos, en la que se refugiaron un centenar de judíos.
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Etiquetas: Holocausto
jueves, 15 de marzo de 2012
UN ENCUENTRO QUE HIZO HISTORIA
EL PRIMER ENCUENTRO ENTRE EL CARDENAL GIUSEPPE SARTO Y RAFAEL MERRY DEL VAL
Nacido en Londres el 10 de octubre de 1865 de familia aristocrática española, Rafael Merry del Val y Zulueta realizó sus estudios en Slough, Namur, Bruselas, Durham y, por fin, en Roma, en la Academia de Nobles Eclesiásticos que años después el mismo presidió. Ordenado sacerdote en 1888, doctor en derecho canónico y teología, fue en primer lugar secretario personal del arzobispo Luigi Galimberti y después sucesivamente nuncio apostólico en Alemania, en el Imperio Austro-Húngaro y en Canada. Vuelto a la curia romana, León XIII le nombró consejero para las cuestiones referentes al Index Librorum Prohibitorum y después, como se ha mencionado, Presidente de la Academia de Nobles, a la vez que le elevó a la dignidad arzobispal. Fue nombrado Camarero Secreto Participante de Su Santidad el 31 de diciembre de 1891.
Elegido secretario del cónclave celebrado a la muerte de León XIII en 1903, en dicha ocasión pudo tratar por primera vez al entonces cardenal Sarto, al único que hasta entonces no había tenido ocasión de tratar. En el libro que años después escribió, titulado “Memories of Pope Pius X” con la intención de narrar de primera mano el pontificado de este gran Papa, que otros autores habían contado de modo más fragmentarios, Merry de Val cuenta cómo fue su primer encuentro con el entonces Patriarca de Venecia, que pocas horas después se convertiría en Pío X. De dicho cónclave salió non solamente un Papa Santo, sino también un estrecho colaborador suyo que también camina hoy hacia la gloria de los altares por su testimonio de santidad.
Dejemos que el mismo autor nos cuente aquel encuentro:
“Puede parecer extraño, pero la verdad es que nunca había tratado con el Cardenal Sarto antes de julio de 1903, cuando el Sacro Colegio, tras la muerte de su Santidad León XIII, se reunió en el cónclave. Conocía por lo menos de vista a cada uno de los cardenales presentes entonces en Roma, porque durante los ocho años que había pasado en el Vaticano al servicio de León XIII como Camarero Secreto había tenido ocasiones frecuentes de acercarme a todos los miembros del Sacro Colegio, pero por una circunstancia u otra nunca había tratado con el Cardenal Sarto.
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Etiquetas: Merry del Val, Pio XI
martes, 21 de febrero de 2012
ANTICLERICALISMO A LA ESPAÑOLA, AÑOS 30
LA COSA VENÍA DE LEJOS
Nos recuerda José Francisco Guijarro en su interesante libro “Persecución religiosa y guerra civil”, hablando de la España de la segunda República, que desde hacía ya más de un siglo había existido un anticlericalismo que podríamos calificar de “cultural”: no faltaban círculos que con mayor o menor virulencia atacaban de una manera más o menos satírica toda la acción de la Iglesia, y en tertulias, prensa y, a veces, en la literatura y el teatro, cuanto tenía que ver con la religión católica era blanco de agresiones que sólo alguna vez pasaron de las palabras a los hechos. A este anticlericalismo, atribuido quizás con excesivo simplismo siempre a la masonería (que, si bien, sin duda, tuvo una parte en su provocación, no puede considerarse que fuera su causa única y exclusiva), los grupos que se situaban en las concepciones colectivistas -los socialistas mayoritarios o los, por el momento, pequeños núcleos comunistas- asistieron
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