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Hacia un mundo industrial


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2017  •  Resumen  •  1.757 Palabras (8 Páginas)  •  1.025 Visitas

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Hacia un mundo industrial

Entre 1840 y 1850, los Estados Unidos y una gran parte de Europa central habían cruzado o estaban ya en el umbral de la Revolución Industrial. Durante ese periodo, solo había una ciudad industrial de más de 1 millón de habitantes (Londres), una de más de medio millón (Paris) y fue de Inglaterra, solo diecinueve ciudades europeas de más de cien mil.

Entre 1789 y 1848 se produjo unos aspectos fundamentales, el primero de estos fue demográfico.

La población de los Estados Unidos aumento casi seis veces estimulada por la emigración dada desde 1790 hasta 1850, pasando de cuatro a veintitrés millones de almas. La población de Reino Unido casi se triplico entre 1750 a 1850. Las de España, Portugal e Hispanoamérica aumentaron en un tercio igual.  Este notablemente aumento de población estimulada mucho la economía, también producía más trabajo, sobre todo más trabajo joven y más consumidores.

El segundo gran cambio fue el de las comunicaciones, el ferrocarril y el brillante invento de Rowland Hill de las tarifas postales de 1839 multiplico los correos.

El imperio Austriaco abrió unos cincuenta mil kilómetros de carreteras y caminos en 1830 y 1847, lo que suponía un incremento de dos y un tercio sobre los ya existentes. Bélgica casi duplico los suyos entre 1830 y 1850, e incluso España, casi duplico su diminuta red de carreteras. Los Estados Unidos, multiplicaron su red de caminos para diligencias más de ocho veces. Mientras Inglaterra creaba su sistema de canales, Francia construía dos mil millas de ellos (1800 a 1847) y los Estados Unidos abrían vías acuáticas tan cruciales como el Erie, en Chesapeake y Ohio. El total de tonelaje de navegación del mundo occidental se duplico entre 1800 y 1840, y ya los barcos de vapor unían a Inglaterra y a Francia y subían y bajaban por el Danubio. También en este aspecto los Estados Unidos superaban al resto del mundo, disputando incluso a Inglaterra la posesión de la mayor flota mercante. También, entre 1830 y 1840 el número de cartas enviadas anualmente en Francia subió desde 64 a 94 millones.

Sin duda todas estas mejores técnicas no fueron tan profundamente eficaces como los ferrocarriles, aunque los magníficos puentes tendidos sobre los ríos, las grandes vías acuáticas y los muelles, los esplendidos vapores y las nuevas y elegantes diligencias fueron y siguen siendo algunos de los más hermosos productos de la industria

El tercer gran cambio fue, el gran aumento de comercio y migración; Entre 1816 y 1850, unos cinco millones de europeos abandonaron sus países natales (casi cuatro quintas partes de ellos para trasladarse a las Américas), y dentro de los propios países las corrientes de migración interna eran mayores aun.

Entre el periodo de 1830-1848 las grandes ciudades apenas estaban industrializadas, aunque mantenían una gran población de trabajadores y artesanos, que servían a las necesidades de consumo, transportes y otros servicios generales.

De las ciudades del mundo solo las inglesas y americanas tenían verdaderos centros industriales: Milán, por ejemplo, tenía solo dos pequeñas máquinas de vapor en 1841. En un aspecto importante, la industrialización continental difería de la británica.  Cada gobierno, mercantilista y paternal abrumaba con su vigilancia y supervisión administrativa a los humildes súbditos, para beneficio de la estabilidad social, pero también para desesperación de los empresarios privados, por ejemplo, se requería un permiso gubernamental para poder abrir una mina, permiso que podía anularse una vez comenzada la explotación.

Las dificultades políticas y la resistencia de la grande burguesía conservadora a cambiar su seguridad por inversiones especulativas, aplazo la construcción sistemática de la red ferroviaria francesa, aprobada por la Cámara en 1833; la escasez de recursos demora la de Austria, que el Estado decidió construir en 1842, y los proyectos prusianos.

Por razones parecidas, las empresas continentales dependían mucho más que las inglesas de una moderna legislación comercial y bancaria y de un aparato financiero.

A partir de 1850 se produjo el característico fenómeno continental de la gran actividad de los bancos, mas como inversionistas que como banqueros, con lo que dominaron la industria y facilitaron su concentración.

En el desarrollo económico de Francia se veía en una notable paradoja. Poseía instituciones idealmente aptas para el desarrollo capitalista, inventaron o aplicaron por primera vez el sistema de grandes almacenes, la publicidad y, guiados por la supremacía de la ciencia francesa, cualquier clase de innovaciones y descubrimientos técnicos, como la fotografía, la fabricación de soda de Leblanc, el blanqueado con cloro de Berthollet, la galvanoplastia, la galvanización, etc.

Su población crecía despacio, sin grandes saltos. Sus ciudades se extendían modestamente e incluso algunas parecieron achicarse en 1830-1840. Su potencia industrial era sin duda mayor que la de todos los demás países continentales pero había perdido terreno en relación con Inglaterra y estaba a punto de perderlo también con relación a Alemania. La respuesta a esta paradoja es que en la Revolución francesa se perdió mucho, durante el mandato de Robespierre.

Completamente opuesta a la de Francia era la actitud de los Estados Unidos. El país sufría una escasez de capital, pero estaba dispuesto a importar en grandes cantidades, e Inglaterra dispuesta a exportarlas, se padecía también, gran escasez de mano de obra por lo que las Islas Británicas y Alemania exportaron el excedente de su población. Los colonos americanos, los gobiernos, los misioneros y los mercaderes pretendían impulsar el comercio a través de los océanos, desde Zanzíbar hasta Hawái.

Todas las instituciones de la nueva Republica estimulaban la decisión, el talento y la iniciativa y sucesivamente acudieron a servirlas a los inventores del barco de vapor, la maquina atornilladora, el revólver, la idea de las máquinas de escribir y coser, y una serie de piezas de maquinaria agrícola. Ninguna economía progreso más rápidamente que la norteamericana en aquel periodo.

Solo un gran obstáculo surgió en el camino de la conversión de los Estados Unidos en la potencia económica mundial que pronto seria: el conflicto entre el Norte, industrial y granjero y el Sur. Mientras el Norte se beneficiaba del capital, el trabajo y la técnica de Europa como una economía independiente, el Sur era una economía típicamente dependiente, y surge la división entre países “Desarrollados” y “Subdesarrollados”.

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