Halperin -resumen
Enviado por caritosanma • 6 de Mayo de 2013 • 9.360 Palabras (38 Páginas) • 481 Visitas
Capítulo 2: La crisis de la Independencia
Ese edificio colonial entró en rápida disolución a principios del SXIX; en 1825 Portugal había perdido todas sus tierras americanas, y España sólo conservaba Cuba y Puerto Rico.
En el marco de la nueva Europa industrial, la Lucha por la independencia, sería en este aspecto, la lucha por un nuevo pacto colonial que conceda a los productores accesos menos limitados al mercado ultramarino y una parte menos reducida del precio allí pagado por sus frutos.
Al lado de la reforma económica estaba la reforma política administrativa: el reclutamiento de funcionarios (preferentemente metropolitanos para la corona) dispuestos a defenderlos intereses de la corona frente a las demasiado poderosas ligas de intereses locales. Pero no hay duda de que esa reforma aseguro a las colonias una administración más eficaz que la antes existente.
La enemiga contra los peninsulares favorecidos en la carrera administrativas como la oposición frente al creciente centralismo, eran solo un aspecto de las reacciones despertadas en las colonias por la creciente gravitación de una metrópoli renaciente. La misma resistencia se presenta frente a los cambios en la estructura comercial: ese enjambre de mercaderes metropolitanos que en la segunda mitad del SXVIII avanzaba sobre los puertos y los nudos comerciales de las Indias, cosechando una actividad importante de los frutos de la activación económica, era aborrecida.
Esa renovación no tenía necesariamente contenido políticamente revolucionario. Por el contrario, avanzo durante una muy larga primera etapa en el marco de una escrupulosa fidelidad a la corona. Ello se fundaba en que era la corona la más poderosa de las fuerzas renovadoras que actuaban en Hispanoamérica. La crítica de la economía o de la sociedad colonial, la de ciertos aspectos de su marco institucional o jurídico no implicaba una discusión del orden monárquico o de la unidad imperial.
Desde fines del SXVIII esta fe antigua y nueva tenia sus descreídos. En este sentido indudable se ha hallado más de una vez la explicación para los movimientos sediciosos que abundan en la segunda mitad del SXVIII, y en lo que se ven los antecedentes inmediatos de la revolución independiente. Vistos de cerca, ellos presentan una fisonomía escasamente homogénea t a la vez no notablemente nueva. Sin duda, podemos encontrar un elemente desencadenante creada por las reformas administrativas, pero las respuestas son localmente muy variables.
Menos discutible es la relación entre la revolución de independencia y los signos de descontento manifestados en muy estrechos círculos dentro de algunas ciudades de Latinoamérica desde aproximadamente 1790. Esos signos fueron magnificados primero por sus represores y luego por los historiadores: el resultado de esos episodios eran los mártires y los desterrados.
Frente a un Portugal encerrado en una difícil neutralidad y a una España a partir de 1795 aliada a Francia revolucionaria y napoleónica, se desarrolla en América española en particular la crisis de la independencia a partir de la degradación del poder español que desde 1795 se hace cada vez mas rápida.
El primer aspecto de esa crisis: ese poder se hace cada vez más lejano. La guerra con Gran Bretaña que domina el Atlántico separa progresivamente a España de sus Indias. Hace más difícil mandar allí soldados y gobernantes, hace imposible el monopolio comercial. Un conjunto de medidas de emergencia autorizan la progresiva apertura del comercio colonial con otras regiones; a la vez conceden a los colonos libertad para participar en la navegación cada vez más riesgosa en las rutas internas del imperio.
Esta nueva política es recibida con entusiasmó en las colonias. Las Indias comienzan a sentirse capaces de valerse solas por un sistema comercial profundamente perturbado por las guerras europeas.
Los comerciantes especuladores y los productores a los que las vicisitudes de la política metropolitana privan de sus mercados tienden a ver cada vez más el lazo colonial como una pura desventaja; la libertad que derivaría de una política comercial elaborada por las colonias mismas pasa a ser una inspiración cada vez mas viva.
En lo administrativo, el agotamiento de los vínculos entre la metrópoli y colonias comenzara a darse más tardíamente que en lo comercial, pero en cambio tendrá un ritmo más rápido. En este campo y en el de aislamiento de España por la ineficiente comunicación marina los quince años que van desde 1795 a 1810 borran los resultados de esa lenta reconquista del imperio colonial que había sido una de las hazañas de la España borbónica. Por otra parte, la Europa de las guerras napoleónicas no esta tampoco dispuesta a asistir a una marginalización de las Indias, que solo le deje abierta, como en el SXVII, la puerta del contrabando.
En 1806, en el marco de esta guerra, el dominio español en Indias recibe su primer golpe realmente grave; en 1810, ante lo que parece ser una ruina inevitable de la metrópoli, la revolución estalla desde México hasta Bs. As.
En 1806 la capital del virreinato del Río de la Plata es conquistada por sorpresa por una fuerza británica; la guarnición local fracasa en una breve tentativa de defensa. Las conspiraciones se suceden y finalmente, un oficial naval francés al servicio del rey de España conquista Bs. As con tropas que se han organizado en Montevideo. El virrey, que en 1806 y 1807 ha huido frente a las invasiones es declarado incapaz por la Audiencia, interinamente lo reemplaza Liniers, el jefe francés de la reconquista (ese que tiene una casa en Alta gracia). Son las milicias la que hacen la Ley y la Audiencia si inclina ante u voluntad.
La guerra de la independencia significa nuevamente que la metrópoli (ahora aliada de Inglaterra) puede entrar en contacto con sus Indias. Significa también que es poderosa aliada se abre el acceso al mercado indiano.
En México reaccionan frente a la inclinación del virrey Iturrigaray a apoyarse en el cabildo de la capital, predominantemente criollo, para organizar con su colaboración una junta de gobierno que gobernase en nombre del rey cautivo. En 1808 un golpe de los peninsulares captura al virrey y lo reemplaza.
En el Río de la Plata el cabildo de Bs. As. Intenta reemplazar a Liniers, pero fracasa debido a la supremacía local de las milicias criollas.
En Montevideo los oficiales peninsulares dominan y establecen una junta que desconoce al virrey y pretende gobernar todo el virreinato.
Estos episodios siguen un esquema que luego se repiten: son ahora fuerzas de raíz local las que contraponen; los grandes cuerpos administrativos ingresan en el conflicto político para conferir una legitimad por otra parte bastante dudosa a las soluciones que esas fuerzas han
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