Herbert, Braun, Mataron a Gaitán. Vida pública y violencia urbana en Colombia. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987

Nicolás López Quiñones

Colombia IV

Herbert, Braun, Mataron a Gaitán. Vida pública y violencia urbana en Colombia. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987. 385 págs.

Herbert Braun es uno de los más juiciosos historiadores del conflicto colombiano. Su fijación por la vida y el legado de Gaitán empezó a finales de los años 70 y se plasmó en una extensa investigación sobre este animal político cuyo asesinato fue la chispa que encendió el Bogotazo. Braun persiguió el fantasma de Gaitán por todas partes. Entrevistó a cientos de personas, recopiló y estudió miles de documentos relacionados con el caudillo liberal y el 9 de abril. Este trabajo fue publicado en 1985 en inglés con el título de The Assassination of Gaitán: Public Life and Urban Violence in Colombia, llegó al país dos años después como Mataron a Gaitán, traducido por Hernando Valencia Goelkel.

El libro relata la historia de Jorge Eliecer Gaitán, pero no solo de él, sino también del populismo, este populismo de primera mitad del siglo XX colombiano el cual tuvo varios problemas, entre ellos la indecisión de los partidos por los candidatos o la nueva camada de intelectuales que entraban a las filas de partidos políticos y querían cambiar la manera tradicional en que se ejercía la política, de igual forma nos habla de cómo la línea divisoria que existía para la vida cotidiana de los políticos y su vida política se iba cada vez desvaneciendo más rápido gracias al capitalismo y por ello se dice que gracias a esto, Gaitán tuvo el camino abierto para poder ingresar a la política y poder tener una gran popularidad.

Para entender la popularidad de Gaitán en los sectores populares, el libro le hace un repaso biográfico, dándonos a entender que por medio de este proceso fue como el caudillo se convirtió en la figura que terminó siendo. El libro nos cuenta la vida de Gaitán, comienza hablando de su nacimiento en el seno de una familia liberal, su madre como profesora y su padre como un director de una tienda de libros de segunda, se dice que desde pequeño éste no dejo que la pobreza de su familia, lo cual, gracias a esto, lo hace romper con el prototipo de dirigente colombiano que se tenía en ese momento. Gaitán siempre se caracterizó por ser un idealista con convicciones lo que le trajo varios problemas puesto que fue expulsado de varios colegios cuando niño por discutir constantemente con sus maestros, hombre de pocos amigos pero de muchos ideales, Gaitán paso sus años de bachillerato soñando con ir a Europa, estudiar derecho y porqué no, ser algún día presidente; las actividades políticas del caudillo eran varias, pero entre ellas se pueden destacar sus constantes cartas a periódicos como El Tiempo y El Motín donde se veía muy decidido a invitar a los liberales a que apoyaran a Valencia como candidato patriótico, pero además de las cartas, Gaitán también buscaba como hacer llegar su voz y su discurso a las personas, es por esto que emprendió el solo un recorrido por los pueblos de Cundinamarca promoviendo así al candidato Valencia, ya para sus últimos años de colegio, fue un joven muy interesado por las injusticias de los altos mandos hacia la gente de a pie.

Es por esto, que al entrar a la Universidad, la familia de Gaitán y sobre todo el mismo se veía en apuros económicos, puesto que su padre lo había sacado de la casa, su madre, intentó varias cosas para conseguir el dinero y que el siguiera estudiando, tanto así que logro que el entonces Presidente, Marco Fidel Suarez le diera un cargo en la embajada de Colombia en Roma, a lo que Gaitán aunque agradecido y alagado, lo rechazo, puesto que eso significaba para el unirse a la corrupción algo que tanto había criticado y por lo que se había ganado innumerables detractores. Ya en la universidad, aunque no fue un estudiante excepcional académicamente, si lo fue socialmente, se interesó mucho por la historia, la sociología y la literatura, gracias a lo cual se inclinó por el positivismo jurídico, haciéndolo así, luchar aún más por la defensa de las víctimas de la injusticia y la pobreza, él buscaba foros públicos, en los cuales podría tener contacto con el pueblo, del cual decía que era su origen, siendo así, aún más dispar a los políticos de la época, rompiendo con la cultura de la formación de clase en Colombia, ya que esa formación estructuró los significados del espacio público y privado; separándolo así de los partidos liberales y conservadores.

"Entre la multitud anónima y el hombre que salió de la pobreza para castigar a los ricos y los poderosos existía una afinidad que los políticos de la élite nunca podrían haber suscitado". Gaitán habló con y no sólo para el pueblo. Pero eso pasa por alto lo que también era esencial para su popularidad: su propia marca de aplastante paternalismo. Y a la gente le encantó. El populismo, al parecer, no significa o requiere una disminución de la distancia entre el líder y el pueblo. De hecho, de alguna manera esta distancia parece aumentar, como si al convertirse en la encarnación de la voluntad del pueblo, el líder fuera dosificado. Cada vez que estaba con una gran multitud Gaitán hizo un punto de reconocer el esplendor de su experiencia colectiva, refiriéndose a ella como la primera en la historia de la nación. "Yo no soy un hombre, soy un pueblo", decía. Y la audiencia le encantó: "; ¡A la carga! ¡A la victoria! ¡Pueblo! Contra la oligarquía". Si la política colombiana había tenido durante mucho tiempo algo de la calidad de una Iglesia secular, y los dos grandes

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