Jesuitas - Evangelización, Poder O Engaño
Enviado por Alan_ • 2 de Diciembre de 2014 • 2.034 Palabras (9 Páginas) • 256 Visitas
Jesuitas, ¿por qué jesuitas? Una teoría apunta a que este término se utiliza y como comúnmente así lo conocemos, para identificar a los pertenecientes a la orden religiosa de la Compañía de Jesús, su nombre real, pero otra, y remontada hacia el siglo XVII apunta a un apodo que habría nacido por los movimientos antijesuísticos nacidos en aquella época, sobretodo con el jansenismo, uno de sus principales simpatizantes, otorgando ellos un tono despectivo a la orden cuando se les refería como jesuitas, queriéndoles señalar como hipócritas o difamadores, debido al poder adquirido, gracias a las excelentes políticas económicas que les valió un gran desarrollo o por su relación directa con la realeza y el papado, y que ocasionaron diversas repercusiones, entre ellas, signos de envidia y comentarios que los relacionaban como partidarios del absolutismo imperante de aquellos siglos. Para introducirnos un poco mejor, digamos que es en 1534 el año en que la Compañía de Jesús tiene su origen, con el español san Ignacio de Loyola, y de la mano de nueve religiosos más, gozando de la aprobación papal de Paulo III un 27 de septiembre del año 1540, y cuya finalidad está prescrita en la Fórmula del Instituto (1). Dejando atrás un poco esta presentación, nos podemos dar cuenta que ya comenzando a dilucidar el misterio del término “jesuita”, alusivo a la Compañía de Jesús, nacen las primeras interrogantes sobre el verdadero rostro de esta orden, de la cual es innegable decir que no cumplió su labor evangelizadora, como tampoco es mentira decir que gozaron de un gran poder económico e influencia política, y que por aquel motivo muchos los tildaron de hipócritas. Siendo así, y teniendo en consideración estos puntos, podemos hablar de los jesuitas como ¿evangelización? ¿poder? O, simplemente, ¿engaño? Mi parecer es que comparte un poco de estas tres cosas, pero si es así, podríamos refutar a la vez y decir que si tiene evangelización, no puede hablarse de engaño, o viceversa, y que es lo uno o es lo otro, pero no ambas cosas. El problema es que sí cabe la posibilidad de presentarse una mezcla de las tres cosas, pues la evangelización puede ser usada como estrategia para el poder, ya que al tener un motivo externo al ideal, se pierde el enfoque, y por ende, pasa a ser un engaño, al
buscar en la evangelización la satisfacción de deseos propios, lo cual no creo pueda estar muy alejado... Ahora bien, sabemos que es posible este escenario, pero la pregunta ahora radica en lo siguiente, ¿cuál de estas tres opciones es la predominante? Su respuesta reflejará la verdadera naturaleza de los jesuitas.
La organización de esta orden, no estuvo exenta de jerarquías, pues siendo de esta forma, podría existir un mejor aprovechamiento de los recursos humanos que tenían a su disposición, y por consiguiente, en el posicionamiento de los distintos ministerios en los cuales podían desarrollarse, facilitando así, la multiplicación de ellos y el crecimiento de la orden en servicio de Dios. Sin lugar a dudas, los ministerios que mayormente perfeccionaron en su llegada a América (2), fueron las misiones y la enseñanza, la primera por un lado, con las estrategias evangelísticas más populares, como la predicación en los centros y plazas, y la intervención personal “cara a cara”, aunque ésta última con mucha mayor dificultad debido a la extensa distancia cultural entre europeos e indios, siendo a raíz de estos problemas que se ven en el apuro de especializarse en la enseñanza, el latín por un lado y las artes por el otro, pero todo abocado a un mismo fin, la instrucción de la fe. Agregar, además, que estas últimas funciones toman revuelo más que nada con el auge de la imprenta que había sido inventada hacia 1440. El primer contacto jesuita-indio, fue en lo sumo muy difícil como ya habíamos anticipado, puesto que muchos de los indios fueron incapaces de acoplarse a las enseñanzas dadas por la orden, generando allí el primer descontento, puesto que, ante el gran esfuerzo indio, sus estructuras culturales se iban deteriorando, lo que causó crisis internas dentro de sus grupos, culminando en un rechazo a las propuestas evangelizadoras de los jesuitas, lo que significaba, por tanto, uno de los primeros fracasos, a raíz de la inconsistencia para poder influenciar a los indios de una mejor manera, en la cual ellos no se viesen obligados a dejar sus propias raíces culturales. Esto, estuvo acompañado, en casos aislados, pero no menos importantes, por la quema y
destrucción de manuscritos y estatuas religiosas de las diferentes creencias existentes en América, pues pensaban que de esta forma, los indios olvidarían a sus dioses para centrarse de lleno en la enseñanza de la fe católica que ofrecían los jesuitas. Pero muy lejos estaban ellos de la forma correcta de evangelización que debían ofrecer, dejando muy de lado las instrucciones dadas, por ejemplo, por José de Acosta, quien fuera el inspirador y guía de las misiones jesuísticas en América, quien escribe incluso un libro con las directrices para la evangelización en este nuevo continente en su obra De procuranda Indorum salute de 1588 (3), aludiendo directamente a la conservación de sus raíces, colocando la concentración en la enseñanza de la fe con el fin de quitar de en medio de los indios sus creencias idólatras, pero sin la fuerza, y muy lejos, además, de lo señalado por el apóstol Pablo en uno de los capítulos en su Carta a los Corintios (4), dando a conocer una forma más radical en que él
se presentaba ante las culturas que no conocían de Cristo, colocándose a sus alturas, en sus vidas y sus costumbres, siendo parte y conviviendo junto a ellas, haciendo él el esfuerzo por acoplarse para desde allí ejercer la enseñanza como un igual, y no imponiendo su enseñanza como un desconocido que a la larga sería rechazado, viendo fracasado su intento evangelizador, tal y como les sucedió a los jesuitas, que no digamos, que su labor fue del todo mala, pues lograron, y con éxito, su cometido de convertir a la fe católica a muchos grupos de indios, siendo quizás la mayor muestra, lo alcanzado con los guaraníes en la actual Paraguay principalmente, pero junto con ello, ocasionaron también lo mencionado antes, el deterioro de sus raíces, por esa incesante idea, y que compartía toda orden religiosa de la época, hispanizar a los nativos. Siendo ésta la forma de evangelización de los jesuitas, tenemos la primera prueba del poder que ejercieron mediante ella, donde lograron imponer sus formas de vida, ignorando, directa o
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