LOS COJINES DEL ZAQUE
Enviado por difer1 • 2 de Octubre de 2013 • 817 Palabras (4 Páginas) • 517 Visitas
Al comienzo del cerro de San Lázaro, el pueblo indígena labró la piedra en forma de dos cojines, que hacen parte de una gran roca, formándose el adoratorio de la comunidad indígena, que rendía tributo de adoración al sol, astro rey que salia por el Oriente y se cumplía la ceremonia procesional, en donde los notables llevaban al hombro en andas decoradas al Cacique, del cercado del Zaque al sitio de los cojines, el lugar del templo de adoración, de sacrificios, y escenario de danza y cánticos, que solemnizaban haciendo música con sonido de flautas, ocarina, gaitas, tambores y chirimías.
Lugar en donde se solía adorar al dios sol, de los aborígenes , allí también se realizaban sacrificios , bailes y cantos indios, los españoles lo llamaron Cojines del Diablo por su relación con el maligno ritual religioso. Cuando amanecía, se daba la bienvenida al dios sol con sonidos de tambores, pitos, gaitas y caracoles marinos.
Este monumento indígena, que son dos piedras circulares, talladas en una gran roca por los Chibchas esta ubicado en el Occidente de la ciudad, el Alto de San Lázaro o "Loma de los Ahorcados" esta localizado cerca de la vía que conduce a Villa de Leyva.
Esta roca era un adoratorio solar en donde a la madrugada, el Cacique de Hunza acompañado de sus sacerdotes Muiscas e indígenas se aglomeraban para adorar al SOL el astro rey y esperar su salida por el Oriente con gran devoción
Era un oratorio solar al que todos los días antes del amanecer, el Zaque, los Jeques y numerosos fieles acudían en procesión con el objeto de rendir tributo de adoración a Zuhé, cuya aparición en el horizonte era recibida con cánticos, danzas y ceremonias piadosas, acompañadas de flautas, fotutos, pitos, trompetas, caracoles y tambores. Desde el Cercado de Quimuinza en donde se encontraba el gran bohío o palacio del Zaque (Hoy Parque Pinzón), seguía la procesión religiosa para dar la bienvenida al astro rey, utilizando una gran calzada de piedra o avenida que terminaba precisamente en los Cojines del Zaque.
Cuando salía el Sol, el Zaque se arrodillaba en la piedra sagrada y oraba en unión de los sacerdotes e indígenas a la divinidad solar. En algunos días especiales hacían los sacrificios de los Moxas, que eran niños de 12 años consagrados al sol, a quienes se les sacaba el corazón como una ofrenda sagrada a Xué, Sua o Zuhé, el astro rey. Con su sangre se rociaban las piedras sagradas La selección que se hacía entre los niños para ser consagrados como “moxas” se convertía en un sello de gran dignidad y de apetencia de los candidatos.
Los Cojines del Zaque, vestigio de una cultura centenaria no son cojines, son apenas unos vulgares pedazos de roca que podrían servir como munición para armar a los estudiantes de la Universidad durante sus protestas , dijo un residente del barrio San Lázaro cuando se le preguntó
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