La Historia argentina y latinoamericana

UNIDAD 2

En el proceso de la formación de la nación argentina la etapa colonial no es solo la etapa inicial, sino también una etapa decisiva.

En efecto, no sólo se conforma entonces la realidad social de la futura argentina, sino que se estructura su actitud frente a los más graves problemas de la existencia colectiva. Esta realidad sufrió, en la segunda mitad del s XIX, transformaciones radicales, pero hasta ahí se mantuvieron los caracteres formados en la era colonial.

L a historia colonial transcurre en el rio de la plata en dos etapas. Las colonias rioplatenses surgen y se desarrollan durante fines del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII. Es la época de los Austria. En ella cuajan  y se afirman ciertas modalidades del espíritu colonial que perdurarán pese a los embates de nuevas concepciones. Pero estas modalidades no configuraron la totalidad del espíritu colonial, y el Rio de la Plata no fue ajeno a las inquietudes que trajo consigo el siglo XVIII. Entonces, en la época de los Borbones, en España procuraba renovar su existencia bajo la inspiración del pensamiento ilustrado, y estas colonias, antes dejadas de lado, empezaron a merecer la atención del espíritu progresista. Nuevos ideales se formaron y así  se enfrentaron dos concepciones de vida: el autoritarismo y el liberalismo.

La aparición de estas dos concepciones fue decisiva para nuestra historia política. Muchos lucharon tanto en la época colonial como luego en la independencia.

LA EPOCA DE LOS AUSTRIA.

La España de los Austria no es siempre la misma a lo largo de los dos siglos de conquista. Se mantuvo el eje central, pero muchas cosas se fueron modificando. Pero la debilidad creciente no mitigo el ímpetu de las convicciones, sino que, por el contrario, pareció  acentuarlo. Encerrada en si misma, maduro su pensamiento y utilizó el sistema de ideas que la regía hasta convertir a éste en una fuente rígida y dogmatica. La Contrareforma y la neoescolastica nutrieron su espíritu y muy pronto, en medio de un derrumbe cuyo alcance parecía no advertir, España fue decantando sus convicciones en un sistema político cuyas formas trajeron a America los conquistadores. Así se afincó en America el espíritu autoritario. El hondo pesimismo que rondaba sobre la suerte de los Castilla comenzó a desvanecerse poco a poco cuando Isabel y Fernando obtuvieron sus primeros triunfos políticos. El triunfo fue pleno en 1942. El reino musulman de Granada desaparece y con él cierto aire de humillación que minaba el aire español.

Ese misma año la corona castellana gana las tierras en america y un vago anhelo de grandeza y de gloria invadió los espiritus.

Ese sentimiento, sin embargo, tuvo que sufrir las alternativas de la situación general. La muerte del infante don Juan cambió los destinos de España y abrió el camino para intrincadas complicaciones políticas. Castilla y Aragon detuvieron el impulso que los conducía a una más estrecha unión, y luego, debieron atacar la autoridad de un Rey que era extranjero.Los triunfos ssiguieron con el descubrimiento de Mexico y más tarde de Peru.  

Perdido para España el imperio Europeo de vieja tradición medieval, surgia ante sus ojos un nuevo Imperio de Indias, exótico y prometedor.

Durante la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II quiere ser quiere ser un monarca español y católico y su acción se dirige a lograr esa aspiración. Había que borrar todo lo que contradiga sus principios. Las riquezas que venían de America solo parecían servir para mantener una guerra implacable con los enemigos, en tanto que se menospreciaba el crecimiento económico europeo, sin que se hiciera ningún esfuerzo para introducir al país en la carrera mercantilista que se empezaba a formar en el continente. Con la proliferación de los pícaros se expandía la picaresca. Y mientras llegaban las riquezas de las Indias para huir hacia los centros de producción, Fernando de Herrera, al unisono con los ideales de su rey y la nobleza, cantaban la derrota del infiel.

Felipe II comprometía el esfuerzo de sus hijos y la riqueza española en una guerra a favor de su hegemonía política  y de los ideales católicos amenazados. Los metales que venían de las Indias estaban por terminarse y nada se había hecho para fijarlos en tierras españolas, estimulando la producción de todo aquello que, transitoriamente, parecía superfluo de producir  ya que podía comprarse afuera. Mientras tanto, el dinero escapaba de las manos de la realeza que mantenía guerras incesantes, sin que las victorias mitigaran los desastres, rematados por la catástrofe de la Invencible Armada.

Después los ideales se empobrecieron y se tornaron pálidos reflejos de si mismos. Los últimos Austria quisieron perpetuar los designios políticos de Felipe II, pero todo fue muy débil. El desastre empezaba a entreverse, pero nadie quiso modificar el rumbo.

Se menoscabó la antigua gloria hispana y creció la miseria. En tanto que el absolutismo político afirmado por la tesonera actitud de los Austria, quedaba en pie, ejercido por privados.

Encarcelan a Francisco de Quevedo. Felipe II es vencido en la guerra contra Francia y firma el tratado de Pirineos, que consagraba la pérdida de la hegemonía Europea por parte de España.

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