La Vida En La Hacienda Mexicana
Enviado por qwer789456123 • 3 de Diciembre de 2012 • 1.014 Palabras (5 Páginas) • 660 Visitas
1.- Identifique y juzgue algunos aspectos de la vida en la hacienda.
En el gobierno de Porfirio Díaz, se suscitaron varios problemas que crearon descontento en la población, ya que los ciudadanos, especialmente el proletariado, sufrió los abusos por parte del Estado. Además la relación entre jornalero y hacendado era producto de una auténtica explotación, de esta manera la organización de las haciendas era se componía de la gran casona del propietario, del administrador, la de los empleados, las oficinas, la tienda de raya, la iglesia y la cárcel. Ante esta situación es que se pregunta ¿cómo era la vida en la hacienda?
Si comenzamos con la casona del propietario, es factible manifestar que aquí se podía disfrutar de todas o casi todas las comodidades de la vida moderna. En algunas fincas inclusive existía un jardín cultivado con esmero por manos expertas. Después se encontraba la casa del administrador la cual tenía lo necesario para una familia de la clase media acomodada. Las demás casas del personal de confianza estaban en relación con la categoría administrativa y social de los ocupantes. Dada esta situación se conoce que los administradores de las haciendas vivían bien. El personal de confianza formaba parte de una especie de clase media rural; estaban también ligados al amo y disfrutaban de un mediano pasar. Por regla general, además del sueldo, que nunca era muy alto, se les daban buenas tierras en aparcería, cuyo cultivo estaba a cargo de peones que ellos pagaban y solían vigilar.
La casa del gran propietario en la capital del Estado o en la de la República, se distinguía por lo espaciosa, los muebles lujosos, las alfombras y la numerosa servidumbre. El hacendado vivía lo mejor que podía vivirse desde el punto de vista material. Se sentía aristócrata, perteneciente a una especie zoológica privilegiada y tenía clara conciencia de su grandeza y de su poder. Era altivo, orgulloso y a veces gastador. Gozaba de la amistad de los altos funcionarios del porfirismo y de la consideración y del respeto de todos. Era católico por rutina o conveniencia y porfirista convencido por ambas cosas. Había hacendados benévolos y otros que no lo eran; pero todos explotaban sistemáticamente al infortunado jornalero.
Un papel importante fue el que desempeñó la tienda de raya ya que aquí se vendía al peón y a su familia la manta, el percal, el jabón, el maíz, el fríjol, el aguardiente, y por supuesto otras mercancías a precios generalmente más altos que los del mercado y no siempre de buena calidad. El jornal se pagaba con mercancías y sólo cuando sobraba un poco solía completarse con moneda de curso legal. En la tienda de raya se llevaba al peón cuenta minuciosa de sus deudas, las cuales pasaban de padres a hijos y jamás podían extinguirse porque las necesidades elementales del peón y su familia no podían llenarse con el exiguo jornal.
Por otra parte, la Iglesia también desempeñaba un papel de indudable significación. Allí estaba el cura para guiar al rebaño por el buen camino; para hablar a los desdichados,
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