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Las Tumbas De Sipan


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  4.812 Palabras (20 Páginas)  •  406 Visitas

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Yo pienso que la microhistoria es un estudio concreto y especifico de algo que se quiere saber, aunque un hecho parezca insignificante para nosotros para el estudio de esta ciencia puede ser fundamental.

Estas nuevas concepciones de la historia plantearon un problema que no era nuevo pero que usualmente había sido poco atendido por los historiadores: la escala de observación para abordar un estudio significativo de los fenómenos sociales. La historia estructural empleaba una escala ampliada, de allí la denominación macrosocial; las objeciones epistemológicas de las que fue objeto mostraron las ventajas derivadas del uso de una escala reducida –micro– a fin de indagar las relaciones sociales concretas.

La microhistoria concibe el mundo social no como una estructura social de escala global, como por ejemplo el capitalismo, sino como un conjunto complejo de relaciones cambiantes dentro de contextos múltiples en permanente readaptación. Sin ignorar la existencia de un sistema capitalista, explora las racionalidades y las estrategias que ponen en marcha las comunidades, las parentelas, las familias, los individuos, dado que estima que la observación microscópica es capaz de revelar dimensiones no perceptibles desde generalizaciones inductivas. Para explicar este principio a través de un ejemplo, los cultores de la microhistoria reconocerían que los habitantes de una comunidad del medio oeste norteamericano y de un arrabal de París forman parte del mundo capitalista. Pero también dirían que ese hecho dice poco sobre ambos casos que son, evidentemente, muy diferentes. Por ello, la única manera de conocer efectivamente ambos casos es la atención particular y específica.

“La Microhistoria”

La microhistoria es una rama de la historia social de desarrollo reciente, que analiza cualquier clase de acontecimientos, personajes u otros fenómenos del pasado que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos. La razón por la que llaman el interés del historiador puede ser muy diversa: puede ser lo raro pero también lo cotidiano. En todo caso, demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas cuando el historiador introduce la llamada reducción de escala o el examen con lupa del pasado, que constituye el instrumento innovador de esta disciplina. La Microhistoria consiste en un conjunto heterogéneo de prácticas historiográficas basadas en la reducción de la escala más que en una teoría

Estas nuevas concepciones de la historia plantearon un problema que no era nuevo pero que usualmente había sido poco atendido por los historiadores: la escala de observación para abordar un estudio significativo de los fenómenos sociales. La historia estructural empleaba una escala ampliada, de allí la denominación macro social; las objeciones epistemológicas de las que fue objeto mostraron las ventajas derivadas del uso de una escala reducida –micro– a fin de indagar las relaciones sociales concretas.

La microhistoria concibe el mundo social no como una estructura social de escala global, como por ejemplo el capitalismo, sino como un conjunto complejo de relaciones cambiantes dentro de contextos múltiples en permanente readaptación. Sin ignorar la existencia de un sistema capitalista, explora las racionalidades y las estrategias que ponen en marcha las comunidades, las parentelas, las familias, los individuos, dado que estima que la observación microscópica es capaz de revelar dimensiones no perceptibles desde generalizaciones inductivas. Para explicar este principio a través de un ejemplo, los cultores de la microhistoria reconocerían que los habitantes de una comunidad del medio este norteamericano y de un arrabal de París forman parte del mundo capitalista. Pero también dirían que ese hecho dice poco sobre ambos casos que son, evidentemente, muy diferentes. Por ello, la única manera de conocer efectivamente ambos casos es la atención particular y específica.

La microhistoria, no es historia crítica o monumental. Su cometido es mucho más humilde y sencillo. Como afirma Luis González y González "es la versión popular de la historia, obra de aficionados de tiempo parcial. La mueve una intención piadosa: salvar del olvido aquella parte del pasado propio que ya está fuera de ejercicio. Busca mantener al árbol ligado a sus raíces. Es la historia que nos cuenta el pasado de nuestra propia existencia, nuestra familia, nuestro terruño, de la pequeña comunidad" (cfr. Hacia una teoría de la microhistoria. Discurso de recepción del doctor Luis González y González en la Academia Mexicana de la Historia, leído en la sesión solemne del 27 de marzo de 1973).

En cuanto a qué tipo de gente sea la que se dedican a esta tarea, Don Luis González dice lo siguiente: "a la mies microhistórica acuden operarios de muy desigual condición. Unos son abogados, sacerdotes, médicos, poetas, políticos o personas que apenas saben leer y escribir. Y sin embargo es posible rastrear en ellos algunos rasgos comunes: quizá el más notorio sea el ego emocional, la actitud romántica".

No es un impulso racionalizante el que mueve al microhistoriador, es "un amor (a veces ferocidad amorosa) a las raíces, un amor melancólico, como aquel de Manuel Machado: "Me siento a veces triste… \ Mi pensamiento entonces \ Vaga junto a las tumbas de los muertos, \ Y en torno a los cipreses y los sauces \ que abatidos se inclinan… y me acuerdo".

El que hace la microhistoria de sus antepasados, de su terruño, de un grupo de familias ligadas por el tiempo y el espacio, muy a menudo tiende a acumular todo tipo de vestigios, movido por el afán "de ver a los ancestros en toda su redondez" (L. González).

Aunque la microhistoria sea un saber humilde y sencillo —de lo cotidiano y familiar— no por eso carece de rigor científico. Todo micro historiador busca afanosamente los datos reales en archivos tras una paciente investigación, porque lo que pretende es reconstruir lo más exacta posible la verdad. Las fuentes más frecuentadas por el micro historiador son los archivos parroquiales, los libros de notarios, los vestigios arqueológicos, los cementerios, las crónicas de viaje, los censos, los informes de munícipes y gobernadores, estatutos, reglamentos, leyes, periódicos y tradición oral.

La labor del micro historiador es ardua. Se ve necesitado muchas veces de hacerla de detective, con escasas y borrosas huellas, sin medios para descubrir lo que busca penosamente. Para encontrar la verdad sobre las personas que vivieron hace dos o tres siglos tiene que obtener datos y después intentar relacionarlos entre sí. Esta es la tarea más difícil, pero la más importante: "la resurrección de nuestros

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