Tumbas De Tiro
Enviado por Dannclubensayos • 5 de Noviembre de 2013 • 1.302 Palabras (6 Páginas) • 1.215 Visitas
TUMBAS DE TIRO
Introducción.
Una de las manifestaciones culturales más notables del Occidente es la llamada tradición Tumbas de Tiro, que se desarrolló en los actuales estados de Jalisco, Colima y Nayarit durante el Preclásico Tardío y el Clásico; si lo comparamos cronológicamente con el resto de Mesoamérica, abarcaría de los años 300 a. C. al 700 d. C.
En el antiguo Occidente de México los ancestros tuvieron una importancia fundamental en el devenir de los vivos y en su concepción del tiempo y del espacio. Un conglomerado de prácticas y diversas formas de arte testimonian esta cosmovisión, compartida durante más de dos milenios por los pueblos portadores de la tradición de tumbas de tiro así como también las tumbas de tiro fue una de las culturas mesoamericanas que más desarrolló el culto a sus muertos, entre lo cual destacó su arquitectura funeraria. Se presume que el origen de este tipo de entierros está en la región sudamericana de Colombia, Perú y Ecuador. Hasta el descubrimiento en 1993 de una tumba monumental intacta en el sitio de Huitzilapa, Jalisco, prácticamente todo el conocimiento sobre esta tradición cultural se había derivado de sitios saqueados y colecciones de figurillas de cerámica carentes de contexto, con la consecuente pérdida de información, por lo que la excavación de la tumba de Huitzilapa arrojó nuevos datos sobre este periodo en el Occidente.
Este sitio ceremonial en el centro de Jalisco estuvo ocupado durante el Clásico Temprano (100 d. C.-300 d. C.) y lo conformaron una serie de unidades arquitectónicas como plazas, montículos, juegos de pelota, terrazas, unidades residenciales cruciformes y complejos circulares.
En términos básicos, una tumba de tiro consiste en un pozo o tiro vertical en cuya base se abre una cámara, un luga r con techo abovedado y piso plano, en donde los muertos y sus ajuares usualmente no eran cubiertos con tierra o piedras, es decir se conservaba el espacio hueco, mientras que el tiro era rellenado y la entrada a la cámara bloqueada con lajas de piedra, ollas o metates.
Se trata de una arquitectura subterránea, y uno más de sus rasgos distintivos es que la tarea constructiva consistió en desbastar el tepetate, una capa de consistencia sólida compuesta por toba volcánica, de modo que, en general, no se emplearon lajas o piedras para hacer las paredes y bóvedas, sino que el mismo subsuelo quedó expuesto en los espacios cavados en el interior de la tierra.
La tradición que recibe el nombre genérico de tumbas de tiro fue realizada con variantes locales y temporales en la mayor parte del territorio occidental; en específico se distinguen tres desarrollos: El Opeño, Capacha y la propiamente denominada cultura de las tumbas de tiro. Las dos primeras son contemporáneas, y los indicios permiten ubicarlas desde 1500/1300 hasta 300 a.C.; respectivamente, sus vestigios se han localizado en mayor medida en Michoacán (Oliveros, 1974 y 2004) y en Colima-Jalisco (Kelly, 1980). La última se ubica entre 300 a.C. y 600 d.C. y resulta más conocida; abarcó la mitad meridional de Nayarit, Jalisco, Colima y zonas colindantes de Zacatecas y de Michoacán
HABLEMOS DE LAS CULTURAS DE AQUELLOS TIEMPOS
(CULTURA DEL OPEÑO, LA CAPACHA Y CHUPICUARO)
CULTURA DEL OPEÑO.
Se localiza en Jacona de Plancarte, un municipio del estado mexicano de Michoacán enclavado en el Valle de Zamora.
La importancia de El Opeño en la arqueología mesoamericana radica en su antigüedad y en la amplia difusión de su estilo, contemporáneo de otros desarrollos culturales indígenas como la cultura Capacha y anterior a la cultura de Chupícuaro que se desarrolló en el Bajío. Las tumbas de El Opeño son las más antiguas de Mesoamérica.
El Opeño está constituido por un conjunto funerario que suele ser incluido en la tradición de las tumbas de tiro, como los del resto de las zonas donde se han encontrado materiales de la Tradición de las tumbas de tiro, se distinguen precisamente por su excepcionalidad en el marco de Mesoamérica.
Ningún otro pueblo mesoamericano construyó antes del florecimiento ni después del declive de esta tradición monumentos funerarios de este tipo. Se trata de tumbas verticales, o casi verticales, que fueron excavadas en el tepetate
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