Las Venas Abiertas De America Latina

EL DERRAMAMIENTO DE LA SANGRE Y LAS LAGRIMAS: Y SIN EMBARGO, EL PAPA HABIA RESUELTO QUE LOS INDIOS TENIAN ALMA

En 1581 Felipe II, afirma ante la audiencia de Guadalajara, que ya un tercio de los indígenas de América habían sido aniquilados, además dijo que los indios eran comprados y vendidos, que dormían a la intemperie, que las madres mataban a sus hijos para salvarlos del tormento en las minas. La corona recibia la quinta parte de lo extraido en las minas además de otros impuestos.

Los indios de las Americas sumaban no menos de 70 millones, y un suglo y medio después de la llegada delos conquistadores se redujeron a solo 3 millones y medio.

El arzobispo Liñan y Cisneros negaba el aniquilamiento de los indios: “es que se ocultan para no pagar tributos, abusando de la libertad que gozan”.

Manaba sin cesar el metal de las minas americanas, y de la corte española llegaban, también sin cesar, ordenanzas que otorgaban una protección de papel y una dignidad de tinta a los indígenas.

“la ficción de la legalidad amparaba al indio; la explotación de la realidad lo desangraba”. En 1601 Felipe III dicto reglas prohibiendo el trabajo forzoso en las minas y simultáneamente envio otras instrucciones secretas ordenando continuarlo.

Asi en 1631 Felipe IV ordeno que se continuara allí con el mismo sistema, y su sucesor Carlos II renovo dicho decreto. Estas minas de mercurio eran directamente explotadas por la corona.

En 3 centurias se quemaron, según Josiah Conder, 8 millones de vidas. Los indios eran arrancados de las comunidades agrícolas, junto con sus mujeres y sus hijos rumbo a las minas. De cada 10 que marchaban hacia los altos paramos helados, 7 no regresaban jamas

Mientras salían decretos de igualdad de derechos en america la ley se acataba pero no se cumplia. El pobre indio era una moneda con la cual hallar oro y plata.

Numerosos indios reivindicaban ante los tribunales su condición de mestizos para que no los mandaran a los socavones, ni los vendieran en el mercado.

En el trabajo en las minas las glaciales temperaturas alternaba con los calores infernales en el centro de estas. Los indios entraban en las profundidades y los sacaban muertos o con las cabezas y piernas quebradas.

Además los gases tóxicos les hacia caer el cabello y los dientes y provocaba temblores indominables.

Algunos miembros de la alta sociedad decían que los indios eran bestias que no tenían sentimientos y por ende se merecían el menor de los tartos.

El padre Bartolomé de la Casas dedico su vida a la defensa de los indios frente a los desmanes de los mineros y los encomenderos.

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