Memoias De Una Madame Americana
Enviado por angel_o7 • 4 de Enero de 2013 • 1.290 Palabras (6 Páginas) • 510 Visitas
Memorias de una madame americana / Nell Kimball
La historia de Nell Kimball fue escrita por ella misma entre 1918 y 1922, relatando todas sus peripecias desde que nace en 1854 en un pueblo de los del sur, lleno de granjas, hasta 1917, cuando cierra su última "casa de citas" en Nueva Orleans. Este manuscrito fue entregado a un pavo que lo dejó en un cajón desde 1932, intentó editarlo pero ahí se quedó, en el intento, hasta 1967 cuando volvió a encontrárselo. Y esta vez, sí, lo publicaron.
Debió de ser una tipa extraordinariamente lista y reflexiva que eligió escapar de la brutalidad rural a lo que sería su nueva vida, la brutalidad metropolitana; como poco después descubre, es la misma mierda, pero con tapujos.
Ya desde el principio descubre que el hombre, por mucha religión que haya, sigue siendo un animal. Y que el rollo ese del cielo y el infierno son monsergas ("Absolutamente en ningún momento creí en el fuego del infierno y tampoco estaba muy de acuerdo con el paraíso. Tanto la condenación como la felicidad absolutas parecían algo para hablar y no realmente para experimentar. No podían engatusarme con eso, ni siquiera entonces.")
"Como la mayoría de los fanáticos que llegaría a conocer, en realidad no tenía en absoluto virtudes cristianas de esperanza y amor. Nada de piedad, nada de amor a la gente como hermanos, nada de compasión por los animales, por los vagabundos, por los locos. Odiaba a los protestantes, judíos, negros, todos los demás credos. Era honesto hasta la médula, nunca engañaba a nadie conscientemente, nunca le hacía a nadie ningún favor, follaba como un visón, era cruel con los animales de la granja ('Dios no les da almas') y sentía que estaba condenado. Era lujurioso y libidinoso y durante todo el tiempo que lo conocí nunca dijo una palabra amable o algo divertido.
En medio de toda esa rudeza está su tía, ex-puta que vuelve a casa para morir, pero al final acaba durando unos cuantos años. Es una mujer poco convencional para estar en el campo, ha pasado toda su vida entre polvos (para la cara, para la tocha, o para otros), bebidas, hombres adinerados, plumas, guantes, glamour. Conforme crece le va contando historias de mujeres emperifolladas (sobre todo lo segundo) y se lo pinta de color de rosa. En su lecho de muerte le deja unos cuantos contactos y le aconseja que huya del campo si no quiere verse como su madre, con 30 años, 12 hijos y las tetas a la altura de los tobillos.
Total, que pilla carretera y manta y se pira con un chorbito a Saint Louie. El pive, además de manco, resulta ser un gañán que desaparece sin dejar rastro, así que busca cobijo en el burdel en el que trabajó su tía. Y le va pillando el rollo.
Es una tía lista. Además en ese tipo de burdel sólo vienen clientes conocidos o recomendados de estos y hay una chica especializada en los que les mola soltar alguna ostia de vez en cuando. Así que aparentemente no va a tener problemas... Ahorra, le tratan bien, le dan de comer, tiene un día libre a la semana, etc. Y mientras tanto aprende tanto sobre el negocio como sobre las personas.
"Mi verdadera educación llegó cuando fui puta y madame, al hablar con los huéspedes educados, pues muchos hombres van a una casa de citas sólo para beber y charlar. Había noches en que los huéspedes simplemente se quedaban sentados, pasándose las licoreras de bourbon, y hablando de política, dinero, historia, la escaramuza vil del gobierno, la grandeza de la democracia como esperanza. Ésa es la forma en que fui educada, y fue muy buena, por cierto. Hay buenas mentes entre los hombres que van a ciertos prostíbulos, si es una casa de lujo y si los huéspedes se sienten agusto y cómodos en ella. Podría decir que mi universidad fue un prostíbulo."
Como Iceberg Slim tuvo su Dulce Jones, Nell tuvo a los Flegel's y algún otro que por el camino
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