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ORLANDO PLAZA-CAMBIO SOCIAL Y DESARROLLO RURAL


Enviado por   •  9 de Julio de 2013  •  5.940 Palabras (24 Páginas)  •  1.457 Visitas

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Las reflexiones que siguen quieren dar testimonio claro de la necesidad de enfrentar los

cambios, de la importancia y necesidad del pensamiento abierto para hacerlo, y de la

búsqueda, balbuceante por momentos, de contenidos que expresen nuestra realidad y

nuestras posibilidades. Aun cuando estas reflexiones tienen como telón de fondo la práctica

de los proyectos de desarrollo rural, están orientadas a ubicar un clima ideológico en el cual

se desenvuelven las propuestas de desarrollo rural, y el entorno teórico, fundamentalmente

de las ciencias sociales, que los acompañan.

Quieren mostrar la relación entre las teorías del cambio social y el desarrollo rural. Para ello,

centraré mi atención en tres de las preguntas sugeridas por el temario: ¿Qué se quiere decir

cuando se habla de desarrollo? ¿Cómo se encara la concepción de desarrollo una vez

adoptada la oposición tradicionalidad/modernidad en las opciones concretas? ¿En qué

medida estos proyectos pueden convertirse en políticas nacionales?

Mi acercamiento a las preguntas es una aproximación conceptual a las propuestas del

desarrollo rural, en sus líneas y características generales, más que en sus connotaciones

específicas. Con esta aproximación intento mostrar los elementos básicos compartidos por

ellas y explicitar algunos de sus supuestos.

Desarrollo, cambio social y temporalidad

Toda noción de desarrollo1

involucra una teoría del cambio social. La interpretación del

contenido, los agentes, la direccionalidad, los instrumentos y los medios para lograr el

cambio están directamente relacionados con posiciones ideológicas2

.

Pero además toda teoría del cambio, considerada desde las representaciones colectivas

(conciencia, cultura e ideología) contiene, y está atravesada, por nociones específicas de

tiempo, y por horizontes temporales más o menos explícitos y más o menos concientes.

Estos horizontes temporales son los que proveen de elementos, contenidos y profundidad a

las teorías del cambio, y según cómo los consideren y elaboren, tendrán mayor o menor

fuerza interpretativa.

1 La noción de desarrollo tiene como antecedente la de progreso, originada en la época de la Ilustración y cuyo uso se

generalizó con la consolidación del capitalismo y sus concomitantes procesos de industrialización y urbanización, a partir del

supuesto, aceptado por las disciplinas naturales y sociales del siglo XIX, que la razón permitiría descubrir las leyes generales de

la naturaleza y del orden social.

2 Esto entre otras razones, debido a que el desarrollo supone opciones con respecto a cómo lograr los cambios, hacia dónde

dirigirlos y a quiénes beneficiar.UVM - OnLine

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UVM - OnLine | 2

No hay teoría del cambio sin noción de tiempo, pero la temporalidad, en las

representaciones colectivas, según la densidad y sedimentación de los fenómenos, tiene, por

decirlo de alguna manera, distintos grados de conciencia para los sujetos. La temporalidad

en las representaciones colectivas no tiene que ver sólo con lo cronológico, como sucesión

de acontecimientos, sino con la densidad y huella que adquiere en la experiencia individual y

social, y en éstas se puede mezclar el pasado y el deseo de futuro; lo que el grupo social ha

experimentado y las objetivaciones de las experiencias de otros; el tiempo social de la propia

sociedad y el tiempo social amplio.

Por esto es que en las teorías del cambio se entremezclan cuando menos tres horizontes

temporales:

a) El referido a la coyuntura en la que se realiza la interpretación del cambio. La

coyuntura no solamente se refiere al tiempo cronológico en el que se desenvuelve la

interpretación, sino también al tiempo social. El tiempo social se refiere a la

intensidad, a la direccionalidad y a la velocidad de los procesos que atraviesan la

sociedad. La coyuntura puede cristalizar transformaciones radicales de la sociedad.

Este fue el caso en el s. XIX en países de Europa occidental cuando se pasa

definitivamente de la sociedad feudal a la capitalista; o en el Perú actual en que

procesos que se originan hace cuatro siglos y que aceleran su intensidad y velocidad

desde los años 20, se hacen más visibles en los años 80, lo cual produce una

coyuntura sumamente rápida y dinámica que dificulta la interpretación sistemática. La

reflexión actual sobre el desarrollo rural está fuertemente teñida por la coyuntura y por

ello debe considerar los contenidos sociales, la situación socioeconómica, la

ideológica y las fuerzas políticas actuantes.

b) El de la historia, entendida como proceso de larga duración y construcción de

sociedad (lo cual puede llevar al error de entenderla como un proceso evolutivo

unilineal). La historia debe entenderse como campo de acción de las clases y de las

personas, y no sólo como la sucesión de acontecimientos y transformaciones de las

instituciones. La historia es una marcha y contramarcha de procesos y apuestas

exitosas o pasmadas. Este horizonte temporal, fundamental para cualquier teoría del

cambio, muchas veces -sobre todo en la sociología- es ignorado o mal interpretado

cuando se pretende explicar los acontecimientos actuales exclusivamente por su

génesis.

c) El de la condición humana, que incluye la historia de una sociedad y la coyuntura por

la cual ella atraviesa, pero que las coloca frente a los hallazgos, fracasos, logros y

propuestas del conjunto del género humano, independientemente de nacionalidades

y temporalidades. El horizonte de la condición humana especifica nuestra manera de

estar en la historia a escala planetaria y nos hace partícipes de ésta; permite, por

ejemplo, la apropiación de construcciones sociales de la realidad que no sólo

dependen de las características del país sino que provienen de otras sociedades y

tiempos3

. El tiempo de la condición humana permite comprender

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