Raza De Bronce

La obra seminal de esta novela es Wuata Wuara, publicada en 1905. El argumento de ambas novelas es esencialmente el mismo, sin embargo, mientras que Wuata Wuara tiene visos románticos en su aproximación a la realidad nacional, en Raza de bronce Arguedas atiende a la cuestión indígena en sí. Un aspecto singular de Raza de bronce es su carácter colectivo, comunitario: aun cuando existen personajes que se destacan y diferencian de los demás, el centro está dado por la comunidad indígena toda y su accionar frente a los abusos. Al decir de Carlos Castañón Barrientos, en su Liminar, “vale la colectividad, la comarca, el ayllu” (cit. en Arguedas, Raza XVI).

Wuata Wuara, una joven pastora indígena, es el primer personaje que encuentra el lector. Es una joven notable por su belleza (venusina), según la descripción del narrador quien la yuxtapone con el ideal de belleza occidental/europeo del momento. Su amado, Agiali, es, al igual que Wuata Wuara, el modelo de belleza masculina. Ambos pertenecen a una “casta notable” entre sus pares: Wuata Wuara por ser protegida de Choquehuanka, el curaca del latifundio, y Agiali por su honestidad y laboriosidad.

La novela se inicia en una tensión creada por los abusos que los colonos deben soportar: viajes en condiciones inhumanas, cruzar ríos crecidos bajo el frío, la lluvia, arriesgar y en algunos casos sufrir pérdida de vidas, animales, cosechas, la mita de las mujeres — ya sea en la hacienda o en la casa sacerdotal — y las violaciones que la misma implica, las “pagas adelantadas,” las deudas perpetuas, etc. El relato conduce al lector en medio de este clima de tensión y opresión, destacando no sólo el sufrimiento de los colonos, sino también su aguante frente a estos atropellos. El punto desencadenante del levantamiento indígena está dado por la múltiple violación de Wuata Wuara y el brutal asesinato de ésta y del niño —hijo de su matrimonio con Agiali—, que lleva en su vientre. Choquehuanka, el protector de Wuata Wuara, junto con Agiali y otros labriegos, alzan a la comuna y cobran venganza (sanguinariamente brutal) en los criminales: el patrón y sus amigos. La suerte de los colonos está echada desde el momento mismo en que determinan tomar venganza contra los patrones, los blancos: las represalias son más brutales aún que el alzamiento indígena. Se replantea de esta manera no sólo el problema de fondo —la situación de la población indígena—, sino también se sugiere la situación nacional al nivel institucional, así como la postura del propio Arguedas en cuanto a la raza india (Cf. Pueblo enfermo).

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