Relaciones Mexico- Estados Unidos
Enviado por al07 • 6 de Mayo de 2013 • 2.400 Palabras (10 Páginas) • 804 Visitas
RELACIONES MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
Una de las relaciones más complejas y difíciles que ha mantenido nuestro país es sin duda la que sostiene con Estados Unidos, a través del tiempo ha permanecido una relación basada en la desconfianza mutua, la cual se ha acentuado por sus grandes diferencias, el actuar de los distintos gobiernos en ambos países y la cercanía geográfica que mantiene México a lo largo de sus 3,200 kilómetros de frontera con la nación más poderosa del mundo.
El momento actual se encuentra demarcado por una serie de acontecimientos que permiten realizar un análisis oportuno de las relaciones con Estados Unidos. Primeramente habrá que tomar en consideración un eje estructural de tres pilares, que servirán de hilo conductor en el presente análisis, para posteriormente dar pie a la posibilidad de extraer conclusiones en relación a la posición más favorable de la política exterior mexicana respecto a la de Estados Unidos y las conveniencias de esta misma.
El presente análisis se vale de cifras y datos extraídos del informe denominado “México y el Mundo” Visiones Globales. Opinión Pública y Política Exterior, elaborado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI), cuyo contenido resulta de gran valía para verificar en un momento preciso, las percepciones de la población en torno a temas de política exterior de ambos países, lo que resulta de invaluable ayuda para los objetivos del presente análisis:
Los tres pilares son:
A) Relación política entre México y Estados Unidos
B) Política Migratoria
C) Intercambio Comercial
A) Relación política entre México y Estados Unidos
En primer lugar se encuentra el momento por el cual atraviesa el Departamento de Estado Norteamericano, el cual desde hace tres años y siete meses ha dado un golpe de timón en sus relaciones con el exterior y principalmente con México. Las relaciones con América Latina no han sido políticamente las mejores, centrando su atención en la concepción del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA, por sus siglas), y que hasta el momento las negociaciones no han avanzado. Ahora los esfuerzos del Departamento de Estado, como de la propia Casa Blanca, han puesto su esfuerzo en reforzar la seguridad interna y combatir el denominado “eje del mal”, y así erradicar las amenazas contra el pueblo norteamericano e incluso hacia las democracias occidentales.
Con el fin de la guerra fría Estados Unidos logró conjuntar una hegemonía que ha provocado la expansión del modelo económico capitalista a los confines de la Europa Oriental, que como consecuencia, son ya pocas regiones que no están de alguna u otra forma bajo influencia norteamericana.
Los focos rojos localizados en Medio Oriente son los objetivos actuales de las políticas norteamericanas en materia de seguridad internacional. La lucha contra el terrorismo abarca todos los espectros de la vida cotidiana en suelo norteamericano. El semáforo interno se encuentra invariablemente en alerta naranja y en no pocas ocasiones tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA), como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha lanzado la voz de alarma ante la inminencia de un ataque, que por supuesto, no se ha perpetrado.
Ante estas circunstancias, ha quedado sólo en meros comentarios políticos y acercamientos bienintencionados entre el Presidente de México Vicente Fox y su homólogo George W. Bush, el desarrollo y ejecución de una política migratoria favorable a ambas partes. Parece indefinible la fecha en que se haga realidad lo que el otrora Canciller mexicano Jorge G. Castañeda denominó “the whole enchilada”.
El momento que vive la cancillería mexicana tampoco es el idóneo, debido a la clara ausencia de un liderazgo de facto y de una presencia verdaderamente profesional en los cuadros diplomáticos del servicio exterior. Uno de los terribles defectos en materia de política exterior de la actual administración ha sido la presencia de personal no adscrito al servicio exterior de carrera en sus niveles más altos. Para muestra de ello basta con revisar los puestos de la cúpula diplomática y la presencia de personal que no cuenta con una formación profesional en la materia ni con la experiencia requerida, tal es el caso expuesto por el semanario Proceso #1485 en el artículo “Diplomacia Errática” cuando menciona la presencia del Ex Embajador de Líbano expidiendo pasaportes en la Delegación Venustiano Carranza del Distrito Federal, mientras un joven de 27 años se encuentra de subdirector del área de Norteamérica en la cancillería. Evidentemente no se objetan las capacidades de este joven, pero sin duda, nada que hacer con la experiencia y servicio del ex Embajador. Y así hay casos sucesivos. Esta situación tendrá que evolucionar, así como evolucionó no de la mejor manera, el retiro de la candidatura del Secretario Derbez para ocupar el cargo de Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los recientes acontecimientos para nada contribuyen a lograr un ambiente de cordialidad y cooperación entre ambos países. Las desafortunadas declaraciones del Presidente Vicente Fox en torno a que “ni siquiera los negros quieren hacer el trabajo que los mexicanos hacen”, ponen de manifiesto uno de los puntos medulares de este ensayo. La clase política, comenzando por el Primer Mandatario, carece de la preparación, tacto político y sensibilidad para establecer puentes que permitan extraer el mayor provecho de nuestra posición geoestratégica. No es la primera vez que nuestro Presidente emite una declaración de este tipo, políticamente incorrecta y carente de toda sensibilidad y respeto por un grupo que se ha ganado su lugar en la sociedad y en la historia norteamericana. Aunado a ello, lo descrito con anterioridad respecto a la Secretaría de Relaciones Exteriores, hacen que las relaciones internacionales se encuentren en un impasse, mismo que se refuerza con la aprobación del Senado estadounidense de presupuesto para el desarrollo de una “barda de seguridad” que permita regularizar el paso de migrantes hacia Estados Unidos. Según versiones oficiales por parte del Gobierno norteamericano.
Lo que podemos argumentar es que existe una gran desconfianza por parte de Washington hacia los órganos oficiales mexicanos y hacia su capacidad para contener o disminuir el éxodo masivo de trabajadores hacia el vecino del norte. Lo que pone en entredicho la relación, porque vecinos y socios, con las características de una relación como ésta, no se tienen desconfianza y no se ponen bardas en sus fronteras. Lo que nos sitúa de nueva cuenta, en un enfoque netamente realista de las relaciones internacionales, en donde no importa que tan interdependiente
...