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Segunda Carta De Relación


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2011  •  2.766 Palabras (12 Páginas)  •  1.073 Visitas

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Fue hijo único de un hidalgo extremeño llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro quien posteriormente conquistaría el Imperio Inca. Como otros hidalgos, su padre lo envió a Salamanca para que se instruyera. Allí estuvo dos años y, movido por su sed de aventura, pasó a América, a la isla de La Española. Allí llegó a ser escribano de la ciudad de Azúa.

Acompañó a Diego Velásquez a cuba (1511) y fue el primer alcalde de la población de Santiago de Cuba. Fue encarcelado acusado de conspirar contra el gobernador, Diego Velásquez. Liberado, se casó con la cuñada del propio Velásquez de nombre Catalina Marcaida. El gobernador lo nombró jefe de la expedición que se estaba formando para seguir con los descubrimientos en las costas del Yucatán; aunque pronto desconfió de él.

Adelantándose a que le cesase Velásquez, la armada de Cortés precipitadamente del puerto de Santiago de Cuba el 18 de noviembre de 1518. Finalmente, el 10 de febrero de 1519 la flota abandonó las costas de Cuba.

El primer contacto con los nativos lo tuvo en Cozumal en donde vio a los indios ofreciendo sacrificios a sus ídolos arrancándoles el corazón a esclavos o a prisioneros vivos. Esto horrorizó a los españoles. Cortés destrozó, pues, esos ídolos y puso en su lugar cruces e imágenes de la Virgen María.

Su piloto principal, Antón de Alaminas, condujo la flota hasta la desembocadura del río Tabasco en donde se encontraron con indios hostiles. Afortunadamente para los españoles lograron vencerlos producto del terror que las armas de fuego y los caballos generaban en los indígenas. Los caciques hicieron ofrenda de víveres, joyas, tejidos y veinte esclavas (que luego fueron bautizadas). Entre estas esclavas había una llamada Malinche a la que los españoles llamaron Marina y que sería crucial en la conquista de México.

En Tabasco, los españoles supieron de la existencia de un país hacia el poniente que los indios denominaban México. La flota fue bordeando la costa mexicana y un día se presentaron varias canoas indígenas que venían de parte del emperador llamado Moctezuma. Cortés les mostró sus armas de fuego y sus caballos para, por una parte, amedrentarlos pero, por otra, trató de ser amable y afable con ellos hablándoles de paz. Los embajadores traían pintores que dibujaron todo lo que vieron con objeto de que su gran señor fuese informado fielmente y viese como eran esos “teules” (semidioses).

El gobernador azteca volvió con grandes presentes de joyas y objetos preciosos, pero Cortés seguía insistiendo en visitar al emperador. Aquel volvió denegando el permiso para dicha visita. Pero, entonces, vinieron otros indios procedentes de Zempoala y le dijeron a Cortés que eran enemigos de los aztecas y que querían que los españoles los ayudasen a salirse de su yugo. Cortés vio que esto facilitaba sus planes, ya que el poderoso señor tenía enemigos. Pensó que cultivando las rencillas y odios que existían entre los diferentes pueblos indios y con el prestigio que habían adquirido como teules podía apoderarse del territorio y de sus riquezas.

Siguió bordeando la costa y supo de la hostilidad de ciertos grupos indígenas contra los aztecas. En una de las ciudades se produjo el encarcelamiento de los odiados recaudadores de impuestos aztecas y su posterior liberación por Cortés para hacer méritos ante Moctezuma.

La marcha hacia el interior comenzó el 16 de Agosto de 1519. La primera sorpresa fue el cambio de clima de las tierras altas, ya que era frío en comparación con el clima de la costa y de las islas, así como ver los valles fértiles en el interior. Al paso por Tlaxcala los españoles derrotaron las tribus pobladoras el 2 de Septiembre de 1519 y consiguieron aliarse con ellos para ayudarles a combatir a la opresión azteca, enemiga eterna del territorio tlaxcala ya que nunca puedo ser conquistado por ellos. Cortés se detuvo varias semanas en Tlaxcala que, según los cronistas, recordaba a Granada por la frondosidad de sus vegas. Varios millares de Tlaxcaltecas se unieron a la expedición a Tenochtitlan.

Al paso por Cholula, vasallos de Moctezuma II, después de un grandioso recibimiento a los españoles quisieron hacer una emboscada y aniquilarlos. Pero un anciano que quiso salvar a Marina cometió la indiscreción de confiarle a ella lo que tramaba su pueblo. Sin demora, ella puso en conocimiento a Cortés de la traición que se avecinaba y, adelantándose a los indios, los españoles les infligieron un durísimo castigo. Esta fue una de las más grandes masacres patrocinadas por Cortés y que han marcado con un siniestro estigma en el México moderno.

A la entrada de la ciudad de México – Tenochtitlan, realizada el 8 de noviembre de 1519, se produjo el encuentro de Moctezuma y Cortés, haciendo de interprete entre ellos Marina. Moctezuma II creía que los españoles eran los enviados de Dios que vendría del este y, además, cayo bajo el poder de seducción de Cortés. Los españoles fueron hospedados en el palacio del padre de Moctezuma pudiendo, entonces, admirar la grandiosidad de aquella ciudad, por ejemplo: la plaza de su mercado era más del doble que la Plaza Mayor de Salamanca.

Residiendo los españoles en el palacio, se les ocurrió que ya era hora de levantar una capilla propia y, puesto que Moctezuma se había negado a que la erigieran en el cú de Huichihados, resolvieron hacerlo en su alojamiento, previo permiso del emperador. Buscaban los capitanes el mejor sitio para emplazarla cuando un soldado, que era carpintero, notó en la pared la existencia de una puerta tapiada y encalada de pocos días. Recordando, entonces, que se susurraba que en aquellos aposentos tenía Moctezuma los tesoros reunidos por su padre. Allí entraron Cortés y algunos capitanes y, tras la vista de un enorme tesoro, ordenó que se volviera a tapiar. Entonces les empezó a inquietar la posibilidad de ser asesinados.

Unos jefes mexicanos asaltaron Veracruz, donde mataron a Juan de Escalante (alguacil y mayor), a seis españoles y a los aliados totonacas. Esto supuso un desprestigio para las armas españolas, ya que descubrieron que no eran teules ni dioses y que podían derrotar. Un soldado llamado Argüello fue hecho prisionero, sacrificado y su cabeza fue enviada al emperador azteca.

Cortés le exigió a Moctezuma que fuese a vivir con los españoles; es decir, tenerlo como rehén so pena de muerte inmediata. Apaciguó a sus guardias diciendo que iba de propia voluntad. Cortés exigió que los caciques responsables del ataque a Veracruz fuesen castigados y, llevados ante su presencia, confirmaron que obedecían ordenes de Moctezuma. Los capitanes aztecas fueron sentenciados a morir en la hoguera. También consiguió que Moctezuma se declarase vasallo de

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