Trabajo Práctico N°1 “Populismos Latinoamericanos”
Enviado por Eva Mella • 6 de Junio de 2018 • Práctica o problema • 6.180 Palabras (25 Páginas) • 655 Visitas
I.S.F.D y T N°122 “Pte. Arturo Illia” Profesorado de Historia Historia Americana Siglo XX 4° año – 2014
Trabajo Práctico N°1
“Populismos Latinoamericanos”
Profesora:
- Toscani, Aida
Alumnas:
- González, Julieta
- Mella, Evangelina
- Villanueva, Vanesa
Populismo
Sin definir el término “populismo”, no podemos comenzar el presente trabajo. Según Mackinnon y Petrone, el populismo es un término impreciso con una multitud heterogénea de fenómenos. Con respecto a la dificultad de definir el término, también coincide Alexandre Dorna, en el artículo de “Le Monde diplomatique”, según el cual, la etimología de la palabra remite al término pueblo; y dice que el discurso populista corresponde a una manera directa de llamar a las masas, por lo tanto, teniendo en cuenta ésta definición, no se podría asimilar al “populismo” a priori a un movimiento reaccionario, demagógico o fascista. Volviendo a Mackinnon y Petrone, la inexactitud terminológica crónica es lo que aqueja al populismo; sirve para referirse a una variedad de fenómenos: movilizaciones de masas, elitistas y/o anti-elite, a partidos políticos, movimientos, ideologías, regímenes y formas de gobierno, mecanismos de democracia directa, dictaduras, políticas y programas de gobierno, etc. En el lenguaje periodístico actual, los gobiernos que siguen políticas económicas neoliberales se contraponen con las políticas populistas; ya que es sinónimo de un estado interventor y asistencialista que controla los servicios públicos, es dueño de empresas, alienta el proceso de industrialización por medio de subsidios y protección aduanera y usa el gasto público con fines políticos. En el uso cotidiano, el populismo aparece como la negación de los valores elementales de la democracia representativa llevada a cabo por un liderazgo “demagógico”, las relaciones clientelistas y la “manipulación de las masas”. Drake afirma que “entre 1920 y 1970 los conservadores hostigaron a los populistas acusándolos de ser agitadores demagógicos que impulsaban expectativas excesivas en las masas, fomentaban la inflación, ahuyentaban los capitales nacionales y extranjeros y ponían en peligro la estabilidad política”. Algunos niegan el término, alegan que no existe un mínimo común que fundamente la existencia de un populismo ya que la definición no se adecua a la realidad económica, social y política. Los partidos políticos en América Latina son un problema para definir el populismo; son la cenicienta de las ciencias sociales. Dorna, sitúa al surgimiento del populismo latinoamericano en el año 1930, aunque establece que éste fenómeno no es exclusivo de América Latina, sino que se fueron multiplicando las experiencias populistas a lo largo y ancho del mundo. A su vez, Mackninnon y Petrone, con respecto al surgimiento del populismo establecen: apareció como un fenómeno político en el contexto de la profunda crisis de la democracia liberal después de la primera guerra, bajo la expansión del fascismo y la victoriosa revolución rusa, sobre el orden institucional formado en las fuentes laborales. La concepción liberal fue radicalmente antipopulista y su reacción expresó el temor y la repulsión de las elites tradicionales ante la nueva alianza entre el poder irracional de las masas y el estilo groseramente personalista de ciertos líderes de tendencia demagógica (Taguieff). Según Francisco Weffort, el populismo expresa el período de crisis que atraviesan a la vez a la oligarquía y el liberalismo, la democratización del Estado que debió apoyarse en algún tipo de autoritarismo, y fue también una de las manifestaciones de la fragilidad política de los grupos urbanos dominantes cuando intentaron reemplazar a la oligarquía en los puestos de mando político. “Expresa, sobre todo, de manera acabada, la emergencia de las clases populares en el seno del desarrollo urbano e industrial de la época y la necesidad, sentida por algunos de los nuevos grupos dominantes, de incorporar a las masas al juego político”. (Francisco Weffort, “El populismo en la política brasileña”, p.135) A su vez, según Weffort, los bruscos cambios de orientación política de líderes, realizados en ocasiones, pueden dar la impresión de que el populismo es nada más que una suerte de “oportunismo esencial”, una ambición de poder asociada a una casi ilimitada capacidad de manipulación. A diferencia de socialistas y comunistas, el populismo no es parte de una tradición compartida como más amplia a lo cual se relaciona el uso del término, su estatus tipológico es solo analítico (Worsley). Una de la ambigüedad del término populismo es la heterogénea realidad histórica a la que se refiere. El segundo punto que destaca Dorna, es que el populismo siempre está encarnado por un hombre providencial carismático; y el llamado de éste líder carismático se dirige a todo el pueblo que soporta en silencio las injusticias y la miseria. “Perón supo privilegiar a las clases desfavorecidas, los descamisados”. Kenneth Minogue, según Ernesto Laclau dice: “el populismo constituye un movimiento que se encuentra en aquellos conscientes de pertenecer a la periferia pobre de un sistema industrial; en este sentido puede considerarse como una reacción al industrialismo”. Establece el componente psicológico del populismo, como algo innegable; y a las crisis, como detonantes del mismo. Por lo tanto, el populismo busca la reconstrucción del bien común. A su vez, Dorna coincide con la definición de Peter Worsley, según Laclau; según la cuál, el populismo no es percibido como un tipo de organización o ideología a ser comparado con otros tipos tales como el liberalismo, comunismo o socialismo; sino como una dimensión de la cultura política que puede estar presente en movimientos de ideologías muy diferentes. Dorna separa al populismo del nacionalismo y del fascismo, que expresan una concepción totalizadora del mundo, en donde la identidad nacional refiere a una doctrina de la raza y al poder sacralizado.
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