16 De Septiembre
Enviado por EveLovato • 26 de Septiembre de 2013 • 1.888 Palabras (8 Páginas) • 477 Visitas
Independencia de México (Introducción)
La noche del 15 de septiembre celebramos el inicio de nuestro movimiento de independencia. En cualquier lugar donde haya mexicanos, esa noche es de fiesta. El centro del festejo, en cada poblado, es casi siempre la plaza principal, adornada con banderas y con focos de colores. Hay un gentío enorme que se divierte, y hay también antojitos, música y cohetes.
En el momento culminante, alguna autoridad aparece ante la multitud. Recuerda a los héroes que hicieron de México una nación independiente y soberana (que se gobierna por ella misma), lanza vivas en su honor, hace ondear la bandera nacional, y una cascada de fuegos de artificio cubre los cielos de México.
En la capital del país, en el balcón central del palacio Nacional, como parte de la ceremonia el presidente de la republica toca una gran campana. Es la misma que Hidalgo, el padre de la patria, hizo repicar en Dolores, Guanajuato, donde él era párroco, la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Así reunió a la gente, para animarla a que se rebelaran contra las autoridades del virreinato. Ése fue el comienzo de la independencia, el grito de Dolores.
El siglo de las luces
En el siglo XVIII, muchos hombres y mujeres sintieron que la razón era una luz muy poderosa que acababa con las tinieblas de la ignorancia, el atraso y la pobreza. Por eso llamamos a ese tiempo el siglo de las luces o de la ilustración. Al principio esto sucedió en Inglaterra y Francia; luego en el resto de Europa y en América. Los pensadores ilustrados estaban en favor de la libertad y de la igualdad de todos los hombres ante la ley; querían acabar con los privilegios (las ventajas) de los reyes, los nobles y la iglesia.
Como sabes, en el siglo de las luces la nueva España tuvo cierto crecimiento económico, basado en la minería, que beneficio casi exclusivamente a los españoles y a unos pocos criollos. Al mismo tiempo, las reformas borbónicas significaron fuertes represiones, creció la desigualdad entre los ricos y los pobres, y la aspiración de los criollos de ocupar cargos públicos importantes permaneció insatisfecha. Además, hubo intensas sequías. Todo esto hizo crecer el malestar social.
España invadida por napoleón
En 1789 estalló la revolución Francesa, que hizo de Francia una república. Varios reinos europeos se sintieron amenazados por las nuevas ideas y atacaron a los revolucionarios. Uno de los jóvenes militares que defendieron la revolución. Napoleón Bonaparte, llego a gobernar Francia, se hizo nombrar emperador y conquisto gran parte de Europa. En 1808 invadió España, obligo al rey a renunciar y puso en el trono a su hermano, José Bonaparte.
Con la falta del rey legítimo en España, en América muchas personas se animaron a pensar que podía haber otras formas de gobierno. Ésa fue una consecuencia importante de la invasión napoleónica. Otras fueron el debilitamiento económico y militar del imperio español, provocado por la guerra, y la difusión de las ideas liberales, que pedían que la autoridad del rey quedara limitada por una constitución que debía redactar una asamblea de representantes del pueblo.
Los criollos de la nueva España se mantuvieron leales al rey. Unos pensaron que ellos mismos debían gobernar su tierra, mientras volvía al rey, así no obedecerían a los invasores. Otros creyeron que debían seguir al gobierno que los españoles habían organizado en la península para oponerse a Napoleón. Los dos grupos se enfrentaron. Los que pensaban que debían seguir obedeciendo al gobierno español acusaron a los otros de conspiradores y los metieron a la cárcel.
Entre los encarcelados estaban varios miembros del ayuntamiento de la ciudad de México y el virrey mismo.
La conspiración de Querétaro
Mientras tanto, según sucedía en otros países hispanoamericanos, algunos criollos comenzaron a reunirse en secreto para planear como cambiar el gobierno virreinal. En 1810, Miguel Domínguez, corregidor (una clase de juez) de Querétaro, y su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez, empezaron a reunirse con algunos militares, como Ignacio Allende y Juan Aldama. A las juntas también asistía Miguel Hidalgo y Costilla, el párroco de Dolores.
La conspiración fue descubierta, pero antes de que las autoridades pudieran apresar a los participantes, la valiente doña Josefa lo supo y consiguió avisarle a Aldama. Éste cabalgó de San Miguel a Dolores para prevenir a Hidalgo y a Ignacio Allende: sus planes habían sido delatados.
El grito de Dolores
Hidalgo y Allende adelantaron la fecha de su rebelión. De inmediato, en la madrugada del domingo 16 de septiembre, Hidalgo mandó tocar las campanas de la iglesia para reunir a la gente. Les recordó las injusticias que sufrían y los animó a luchar en contra del mal gobierno. Ahora celebramos cada año el grito de dolores, pero esa madrugada el ambiente era tenso. Los hombres Los hombres las mujeres que siguieron a Hidalgo no eran un ejército; eran un pueblo que quería un gobierno justo. No tenían armas suficientes, pero tomaron palos, hondas, machetes e instrumentos de labranza. Hidalgo comenzó su marcha con seiscientos hombres, que pronto fueron casi ochenta mil. Lo seguían indios, mestizos, criollos y algunos españoles; militares sacerdotes, peones y mineros iban mezclados, persiguiendo un mismo ideal de justicia.
Los primeros insurgentes
Un puerto les permitiría comunicarse con el exterior. Mientras tanto, en otros lugares habían estallado más revueltas.
Hidalgo avanzó hacia la Ciudad de México. En las cercanías de la capital, en el Monte de las Cruces, venció al ejército realista. Tras ese triunfo. Allende propuso que fueran sobre la capital, pero Hidalgo se negó. Tal vez consideró que no tenía hombres y armas suficientes, o temió que la ciudad fuera saqueada como Guanajuato. El caso es que prefirió regresar a Valladolid; desalentados por esa decisión, muchos de sus seguidores abandonaron el ejército.
Poco
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