24 DE MAYO
Enviado por wilmer32 • 3 de Mayo de 2015 • 2.123 Palabras (9 Páginas) • 486 Visitas
RELATO DE LA BATALA DE PICHINCHA DEL 24 DE MAYO DE 2014
Como el orfebre el mineral precioso
pule y lo trueca en joya de ilusión,
después de un laborar bello y penoso,
a la luz de celeste inspiración.
Así, Sucre y sus bravos capitanes,
sobre el Pichincha, en lidia de titanes,
contra el yugo, el escarnio, la crueldad…
Forjaron, bajo el sol de ansias sagradas,
con el fino cincel de sus espadas,
una estatua de luz: La libertad.
Pedro Enrique Rivadeneira
Esta es, compatriotas, una fecha de glorificación a la epopeya más grande de la independencia de los pueblos de América Hispana, y de fausta recordación cívica a los héroes que ofrendaron su vida en la batalla, para darnos la libertad. A aquellos que como Abdón Calderón murieron en el hecho bélico, y aquellos que como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, siguieron luchando hasta la expulsión definitiva de las huestes realistas, y la creación, primero de la Gran Colombia y, luego, de las repúblicas indoamericanas.
Incontables fueron las causas que templaron el espíritu libérrimo de hombres y pueblos de la Real Audiencia de Quito en pos de la libertad. Libertad que por un cuarto de milenio, a través de la Colonia, le arrebató la corona española, emprendiendo en una aculturización, cuyos métodos desangraron el alma y el cuerpo del indio americano. La proclamación de la independencia de Guayaquil el 9 de Octubre de 1820 constituyó no sólo el más categórico pronunciamiento de libertad, sino la siembra fecunda que empujó a ciudades hermanas a emular tal hazaña.
Diez años de silenciosa impaciencia, a partir de los horrores de la masacre de Quito, acaecidos el dos de agosto de 1810, habían soportado los pueblos sojuzgados, por eso la importancia de la gesta libertaria de Guayaquil. Su aporte libertario fue más allá de su propia circunscripción geográfica, porque apenas logró su independencia del dominio hispano, formó la llamada División Protectora de Quito, para avanzar a la capital y consolidar la añorada y completa emancipación del territorio quiteño, cumpliéndose la ejemplar consigna de ¡Guayaquil por Guayaquil, y Guayaquil por la Patria!
Una acción que cubrió de gloria a las nóveles pero bizarras escuadras patriotas, que al mando de Luis Urdaneta y León de Febres Cordero salieron de Guayaquil, fue el combate del 9 de noviembre de 1820 en el sitio Camino Real. Inmediatamente de aquella victoria, el 22 de noviembre de 1820, sucedió el combate de Huachi, que resultó negativo para los propósitos republicanos, pero jamás atenuó el fervor de los líderes, jefes militares y demás involucrados en la campaña libertadora.
Entre triunfos y reveses se recibió la oportuna colaboración del Libertador Simón Bolívar, consolidada con la presencia del joven oficial venezolano Antonio José de Sucre que, con un cargamento de civismo y esperanzas, arribó en la primera semana de mayo de 1821. Su presencia reforzó las tropas que llegaron del Norte, mientras los líderes locales desarrollaban una entusiasta actividad en la región, y lograban incorporar más soldados y pertrechos a la causa independentista.
El armisticio de 90 días propuesto por el jefe español Carlos Tolrá, aceptado de inmediato por Antonio José de Sucre fue muy importante, pues le permitió dedicarse a reorganizar las tropas y solicitar refuerzos al Protector del Sur, José de San Martín.
Al cabo del armisticio Sucre emprendió la campaña definitiva, partiendo de su cuartel general de Samborondón; era el mes de enero de 1822. Estuvo en Guayaquil, pasó por Machala y Pasaje para cruzar la cordillera. Alcanzó Yulug y siguió a Saraguro, donde recibió los refuerzos que envió San Martín. Al conocer que los patriotas recibieron este auxilio, bajo las órdenes de los comandantes Juan Lavalle y Andrés Santa Cruz, los españoles dirigidos por Carlos Tolrá decidieron dejar Cuenca y avanzar a Riobamba.
Ocurrió entonces que el ejército republicano, que había arribado a las afueras de Cuenca, también avanzó a Riobamba, y el 21 de abril de 1822 salió triunfador en la encarnizada batalla de Tapi. El hermoso suelo de los Puruháes, Riobamba, era por fin pueblo independiente. El general Sucre, animado por el reciente triunfo, ordenó en la última semana de abril, que sus escuadras se movilicen al norte, para hacer realidad la ansiada toma de Quito; movilización lograda con admirable despliegue táctico.
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