A 40 años Del Golpe En Chile: Evangélicos Y Política
Enviado por Josaphat • 29 de Junio de 2014 • 1.888 Palabras (8 Páginas) • 317 Visitas
A 40 años del Golpe en Chile: evangélicos y política
En 1975 nace el Consejo de Pastores, que agrupa al polo que, desde 1973 hasta 1978, manifiesta una adhesión irrestricta al golpe de Estado y a la persona de Pinochet.
24 DE SEPTIEMBRE DE 2013
El pasado domingo 15 de septiembre se realizó el ya tradicional Te Deum Evangélico en la Catedral Evangélica de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en Santiago, evento al que asisten las principales autoridades del país y que fue instaurado en 1975 por iniciativa de Augusto Pinochet. Cabe destacar que al mes siguiente del primer Te Deum Evangélico fue expulsado de Chile el obispo Helmut Frenz, de la Iglesia Evangélica Luterana, co-presidente del Comité Pro Paz y Defensor de los DD.HH. en dictadura.
Entre las noticias posteriores que surgieron, lamentablemente fueron más difundidas las palabras del ya célebre pastor Hedito Espinoza , donde critica a las nuevas generaciones chilenas: “Tenemos una generación que practica el satanismo y hechicería con las clases de Harry Potter que están infectando nuestro mundo”.
Estas burdas palabras más otras características de su puesta en escena como “orador premium”, opacaron una de las intervenciones más relevantes de la jornada, que fue la petición de perdón pronunciada por el pastor de la Catedral Evangélica, Eduardo Durán Castro :
“Perdonamos a quienes nos han ofendido, pero es justo también en nombre de las iglesias evangélicas aquí representadas que pidamos, con espíritu cristiano, valentía y humildad, perdón por no haber hecho lo suficiente cuando nuestro hermano era privado de sus derechos o cuando era hostilizado por pensar diferente. Pedimos perdón por nuestras actuaciones, reacciones y omisiones y por todo cuanto pudiéramos haber ofendido a algunos de nuestros compatriotas, pedimos perdón por lo que pudimos hacer y no lo hicimos cuando nuestra nación se veía convulsionada por un clima de violencia e injusticia que venían de todas partes”.
A esto viene una pregunta interesante para todas y todos quienes nos identificamos desde la fe evangélica y en especial para las nuevas generaciones: ¿Por qué “la Iglesia Evangélica” tuvo que pedir perdón por los hechos ocurridos tras el Golpe Militar? Este hecho tremendamente relevante y cubierto de manera muy superficial por los medios, creo necesario profundizarlo brevemente en este espacio.
Matás Maldonado, compañero del Observatorio Iglesia y Sociedad, describe la organización evangélica en el contexto de la Dictadura Militar (1) .“ Las iglesias evangélicas se alinean alrededor de dos polos con relativa consistencia estructural, redes internacionales estables, líderes reconocidos y perspectivas teológicas identificables a pesar de su dispersión. Hacia 1984, en el contexto de las ‘Jornadas de protesta nacional’, nace la Confraternidad Cristiana de Iglesias, organización que agrupa al polo crítico no sólo del actuar del Consejo de Pastores sino también de la dictadura militar. Esta asociación establece intensas relaciones con el mundo ecuménico nacional, pudiendo ser considerada dentro de la compleja y heterogénea red de asociaciones civiles y religiosas que opuso resistencia a la dictadura de Pinochet en su fase de crisis social y económica. La principal expresión pública de la Confraternidad fue, sin lugar a dudas, la Carta Abierta a Pinochet entregada en la Oficina de Partes del Palacio de la Moneda el 29 de agosto de 1986 después del “Encuentro de oración por Chile”, con el que concluía la “Campaña de Oración por la Vida, la Paz y la Reconciliación en Chile ”.
En julio de 1975 nace el Consejo de Pastores, que agrupa al polo que, desde 1973 hasta 1978 aproximadamente, manifiesta una adhesión irrestricta tanto al golpe de Estado como a la persona de Pinochet. Desde el principio de la década de los 80’hasta el final de la dictadura, el Consejo de Pastores matiza su adhesión debido tanto a la evidente crisis económica y social vivida por el país como a la insistencia ‘mariana’ de las Fuerzas Armadas chilenas. Esta organización tiene en el Te Deum su principal expresión pública. Este culto fue realizado por vez primera el 14 de septiembre de 1975, sólo dos meses después de la creación del Consejo de Pastores, a menos de un año de la inauguración de la primera Iglesia Metodista Pentecostal de Chile (Jotabeche) y la proclamación de “Declaración de la Iglesia Evangélica Chilena (La Posición Evangélica)”.
El gran esfuerzo actual de algunos sectores evangélicos más conservadores en extremar la dicotomía Iglesia/Mundo, ha sido indiferente a lo que sucede en nuestro alrededor, dejando que las cosas del “mundo” funcionen en su orden, en este caso en el orden neoliberal/colonial, reflejado en desigualdad, discriminación y exclusión. De ahí la importancia de un aspecto omitido e ignorado por décadas en nuestras iglesias, la memoria de nuestra participación, que es relevante revisar a la luz de nuestra fe y en el caminar comunitario en el testimonio de quien también fue un torturado y muerto por el poder político de su época, Jesús.
El 13 de diciembre de 1974, tuvo lugar en el edificio Diego Portales un acto de apoyo al Gobierno Militar convocado por actores religiosos de las principales iglesias evangélicas del país, conocido como el “Portalazo”. Allí, se leyó una declaración de apoyo al Gobierno firmada por 32 obispos y pastores que representaban a la iglesia evangélica chilena. Esta jornada y declaración fue un requisito para que el presidente de facto aceptara ir a la inauguración de la Catedral Evangélica, evento que ocurrió con su asistencia el 15 de diciembre de 1974.En esta declaración, “La Posición Evangélica”, encontramos afirmaciones tales como:
“Estamos ciertos que, si testimonios negativos fueran buscados dentro de los acontecimientos que se produjeron con motivo del pronunciamiento militar, sin duda se encontrarían hechos lamentables de abusos de poder e injusticias, que en un Estado de Guerra, por lo demás, es difícil evitar por la autoridad máxima. Pero no se puede constituir un argumento contra el gobierno sin demostrar mala intención, basados en hechos aislados (…) consideramos entonces que no es justo decir que por ello en Chile no se respeten
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