A Principios Del Siglo XVI
Enviado por Ricardo011310 • 4 de Mayo de 2014 • 1.149 Palabras (5 Páginas) • 272 Visitas
Al comenzar el siglo XIX, el imperio colonial de España en América lo componían una serie de entidades administrativas con unas dimensiones territoriales inmensas. El amplio espacio geográfico que iba desde México a la Patagonia, excluyendo Brasil, se dividía en cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata, además de cuatro capitanías generales: la de Guatemala, Venezuela, Chile y La Habana.
La emancipación de estos territorios americanos se desarrolla en líneas generales entre 1808 y 1825. Estas fechas coinciden con los años en que Europa se ve también convulsionada por una serie de acontecimientos como los últimos años del imperio napoleónico, el intento de las potencias, a partir de 1815, de restaurar el orden europeo anterior a la Revolución de Francia, y los primeros estallidos revolucionarios de corte liberal y nacionalista de los años 20 del siglo XIX.
Durante la Alta Edad Contemporánea se pueden considerar dos ciclos revolucionarios en el mundo occidental. Un primer ciclo, que engloba la independencia de las trece colonias británicas de Norteamérica y la Revolución Francesa de 1789; y un segundo ciclo, en el que se incluirían la independencia de las colonias iberoamericanas y las revoluciones liberales europeas de 1820, 1830 y 1848.
Se ha debatido mucho, sobre la naturaleza de los procesos revolucionarios e independentistas, que se inician a finales del siglo XVIII y que afectan de manera directa o indirecta a América y Europa.
La naturaleza del proceso emancipador americano, que durante mucho tiempo la historiografía ha intentado explicar en clave maniquea, presenta una gran complejidad. Unos han dicho que se trataría de la revolución liberal llevada a Hispanoamérica como consecuencia de la proliferación de las nuevas ideas progresistas. Para otros, se trataría de una reacción tradicional en defensa del usurpado Fernando VII, frente a las reformas ilustradas, racionalistas y afrancesadas, del usurpador José Bonaparte.
Hay quienes defienden el peso de lo ideológico en el proceso, mientras que otros han considerado insignificante su influencia. Los partidarios del populismo se opusieron a los que consideraban que el fenómeno emancipador fue el resultado de la decisión unilateral de minorías, que verían así cumplidas sus aspiraciones de protagonismo político, frente a los funcionarios de la metrópoli.
Ante tales discrepancias, que la historiografía de los últimos años ha ido matizando con menos apasionamiento[1], es un hecho que el proceso emancipador Hispanoamericano permitió la formación de una serie de repúblicas organizadas políticamente según el modelo del Nuevo Régimen.
En rigor, la emancipación produce el paso de una unidad colonial administrativa, económica, social, política y cultural -aun dentro de radicales diversidades-, a una diversidad de tipo nacional, en la que, sin embargo, existen importantes fuentes cohesivas.
En cualquier caso, la emancipación supuso un alto coste tanto para la metrópoli como para las nacientes repúblicas; para aquélla, porque supuso, entre otras cosas, perder buena parte de su prestigio internacional, y causa importante de su hundimiento económico; para éstas, porque condujo a una fragmentación insoluble y les dejó planteados graves problemas políticos para su posterior andadura
Causas de las revoluciones de independencia
Causas internas:
#Desigualdad social. Los hijos de los ibéricos nacidos en las colonias, fueron clasificados como criollos, para distinguirlos de los peninsulares nacidos en la península ibérica. Estos últimos eran quienes habían recibido en encomienda las tierras de la Corona, junto con indios para que las trabajaran, y los únicos que tenían acceso a los altos puestos en el gobierno y en la Iglesia
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