Absolutismo
Enviado por MONI2 • 17 de Junio de 2014 • 17.932 Palabras (72 Páginas) • 160 Visitas
CAPITULO 1 : EL ABSOLUTISMO EN LA ESPAÑA DE LOS HABSBURGO
El imperio de Carlos V
En 1516, al morir Fernando de Aragón, Carlos Habsburgo asume la corona de Aragón y Navarra y por incapacidad de su madre Doña Juana obtiene la corona de Castilla y sus posesiones de Indias.
Debido a las combinaciones dinásticas obtuvo:
De Maximiliano de Austria (su abuelo paterno) hereda: Austria, Estiria, Carintia, Trieste, Tirol y la opción de la candidatura al trono del Sacro Imperio.
De Maria de Borgoña (su abuela paterna) obtiene: Los Países Bajos y el Franco Condado.
De Fernando de Aragón, (su abuelo materno) obtiene: El reino de Aragón, que abarca Cataluña, Valencia, Cerdeña, reino de Nápoles y Sicilia.
De Isabel de Castilla (su abuela materna) obtiene: El reino de Castilla, León y los territorios de ultramar, las Indias.
Era un conjunto heterogéneo de territorios distantes, con características económicas, culturales y políticas diferentes.
Este imperio heredado por Carlos V (en Alemania) y Carlos I (en España), no pudo ser mantenido por su sucesor Felipe II.
La herencia española
El núcleo central de la monarquía serán los reinos de Castilla y Aragón. La estructura del estado, (heredada por Carlos) era pluralista.
Aragón: La nobleza aragonesa era pequeña. Importante era la burguesía comercial y artesanal. Predominó un sistema monárquico basado en la idea del pacto. Las cortes, integradas con la representación de la nobleza, el clero y representantes de las ciudades, tenían iniciativa legislativa y votaban recursos financieros para la corona. Cataluña, Aragón y Valencia, hacían gala de un tradicionalismo que era patrimonio político de las oligarquías urbanas.
Castilla: La lucha contra el infiel -la Reconquista- se vivió intensamente lo que trajo consecuencias importantes. El clero tendrá un papel relevante; se desarrolló un cristianismo militante, de acusada intolerancia. La defensa de la fe función militar se asocian en los ideales de la nobleza. Se consolida el predominio de una aristocracia guerrera. La reconquista tuvo varios beneficios. Los Reyes donaban tierras a sus lugartenientes, lo que dio lugar a una economía latifundista y pastoril.
Las grandes haciendas se dedicaban a la cría del lanar; Castilla será exportadora de materias primas. La producción lanera dejó en segundo plano a la agricultura y estableció una firme vinculación entre Castilla y los centros industriales de Flandes. Los magnates castellanos fueron reforzando su posición económica, social y política.
El proceso de centralización monárquica
Comienza en el siglo XV y culmina en el siguiente con la figura de Felipe II, centro de todas las decisiones del gobierno
La lucha contra la nobleza
El problema fue someter la nobleza. Para estos la corona busca apoyarse en las cortes de Castilla; una alianza de compromiso, utilizada para afianzar su poder.
Con el acuerdo de las cortes, se reorganiza el Consejo real o de Castilla, que hacia fines de siglo XV, será el órgano central del gobierno. Los grandes del reino fueron excluidos de la función pública, y sustituidos letrados, hidalgos menores y clérigos. La realeza española intentó eliminar la influencia nobleza en la política, y con gente nueva construir el aparato estatal. Se incremento la burocracia, con funcionarios administrativos que adquiere importancia política, el poderío de la nobleza se mantuvo intacto. En el caso de España, la centralización monárquica coexiste con una aristocracia poderosa que beneficiaria al régimen.
Medidas contra las cortes y los fueros de las ciudades
Los monarcas buscaron evitar que las cortes asumieran un papel excesivo en los negocios del estado. Se aseguro una eficaz percepción de los tributos existentes y se reorganizaron las contadurías mayores de Cuentas y Hacienda.
En las reuniones de Cortes, el enfrentamiento a la política legal quedó a cargo de los procuradores, representantes de las ciudades. La mayoría de las ciudades disponían de fueros y estatutos privilegiados, recintos amurallados y amplias extensiones de tierras comunales. Los fueros les daban derecho a realizar asambleas de vecinos y a nombrar magistrados para administrar justicia -(alcaldes)- y, para dirigir el gobierno local -(regidores)-.
Este aparato político fue perdiendo vigor debido a los nombramientos directos de regidores.
La revuelta de los comuneros y la germanía valenciana
En 1520 las ciudades de Castilla iniciaron un movimiento insurreccional contra la administración de Carlos V. El rey se había rodeado de un círculo de consejeros flamencos que ocuparon importantes cargos.
La extranjerización generó una oposición en las ciudades y en la nobleza castellana. El descontento llevó a un levantamiento que comenzó en Toledo y se extendió por el reino. Los organismos del gobierno municipal fueron sustituidos por comunas y se enviaron delegados a la Junta Central de Ávila. Los campesinos, la nobleza urbana y el clero apoyaron el movimiento, mientras que los grandes del reino adoptaron una actitud de expectativa.
El programa político de la rebelión era nacionalista, se exigía la separación de los extranjeros que medraban desde el gobierno. Revindicaban los fueros y libertades ciudadanas, el respeto de la independencia política de las Cortes y su convocatoria periódica. Debido a la participación del campesinado, la rebelión adquirió contenido social.
En Valencia, con el movimiento de Castilla, los artesanos armados se unieron en una germanía y controlaron la ciudad. Plantearon una guerra de exterminio contra los ricos y la nobleza. Estos movimientos terminaron cuestionando el ordenamiento jerárquico de la sociedad y ellos decidió a la aristocracia a plegarse al bando del rey, resolviendo a su favor el conflicto.
La derrota de los comuneros y de la germanía valenciana permitió la consolidación definitiva de la centralización monárquica en España. Ligó a los grandes nobles a los destinos de la realeza y anuló las reivindicaciones autonómicas de las ciudades y comarcas.
El control sobre la iglesia
Los monarcas españoles afirmaron su regalismo y el derecho de patronato. El regalismo significa que las disposiciones emanadas del Pontífice Romano, de la Nunciatura Apostólica y de los Concilios debían obtener el pase regio, antes de ser publicados en España y en sus dominios. Si se los consideraba perjudiciales para el Estado, se aplicaba el derecho de retención y se impedía su difusión. El derecho de patronato se refería a la provisión de los altos cargos eclesiásticos.
El poder central aseguró el control de esta poderosa organización, integrada por grandes aristócratas,
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