Actividad 2 – Expansión de la Revolución Industrial

Actividad 2 – Expansión de la Revolución Industrial

Cambio es el que define al siglo XIX, lo pienso ya que el progreso era sumamente evidente, podía verse en la producción material, en el modo de transportación ya fuera por tierra o por mar, la comunicación más rápida y a gran escala en todo el mundo que se consideraba desarrollado.

Desde el punto de vista de la política internacional, hacia 1875 sólo había 17 estados soberanos en Europa, incluyendo las 6 potencias, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Austria-Hungría e Italia y el imperio Otomano, 19 en el continente americano, 4 o 5 en Asia. La servidumbre legal no existía ya en ningún país europeo. La esclavitud legal, abolida prácticamente en todas las zonas del mundo occidental.

Por otra parte, la igualdad ante la ley no eliminaba la desigualdad política, ya que no sólo contaba la riqueza, sino también el poder de facto. En otras palabras, los ricos y poderosos no eran únicamente más influyentes desde el punto de vista político, sino que tambíen podían ejercer una presión más fuerte.

La distinción más notable entre los dos sectores del mundo era cultural. En 1880, el mundo que llamaban desarrollado estaba formado casi en su totalidad por países o regiones en los que la mayoría de la población era culta; donde la política, la economía y la vida intelectual se habían emancipado de la tutela de las regiones antiguas y de su tradicionalismo.

Las ciudades con una población predominantemente inculta, como sucedía en gran parte del tercer mundo de aquel momento, eran un índice aún más claro de atraso. Todo esto reflejaba también el desarrollo económico y las divisiones sociales del trabajo.

El progreso se veía por la curva siempre creciente en todo aquello que podía ser medido, el progreso era especialmente evidente en la tecnología y en el incremento de la producción material, así como en la comunicación.

La maquinaria moderna – formada casi toda ella por hierro y acero – utilizaba como fuente de energía casi exclusivamente el vapor. El carbón había pasado a ser la fuente más importante de energía industrial, por otra parte, las nuevas fuentes energéticas, la electricidad y el petróleo, no tenían todavía gran importancia, aunque en el decenio de 188- ya se podía contar con la generación de electricidad a gran escala y con el motor de combustión interna.

La tecnología moderna no sólo era innegable, sino que era claramente visible. Todo esto por las máquinas utilizadas en producción, las locomotoras de ferrocarriles – estas formaban parte de la innovación más sensacional del ese entonces –

Con todo el crecimiento y aumento de producción, la innovación más destacable en la distribución fue la de los grandes almacenes, los cuales primero empezaron a utilizarse en Francia, Estados Unidos y poco a poco empezaron en Alemania. Por todo lo que nos comenta el autor, la producción masiva moderna y la economía de consumo de masas no había llegado aún, más no tardaría en llegar.

El ciclo comercial – lo que constituye el ritmo básico de una economía capitalista – generó algunas depresiones muy fuertes en el período entre 1873 y mediados de 1890, aunque la producción mundial continuó aumentando de forma muy sustancial.

Entre 1870 y 1890 la producción de hierro en los 5 países productores más importantes fue más del doble y el comercio internacional continuó aumentando de forma importante, aunque fue a un ritmo un poco más lento que antes.

En esas mismas fechas, las economías industriales norteamericana y alemana avanzaron y la revolución industrial se extendió a nuevos países como Suecia y Rusia. La inversión extranjera en América Latina alcanzó su cúspide en el decenio de 1880.

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