Adolecentes
Enviado por chispa79 • 1 de Diciembre de 2012 • 1.917 Palabras (8 Páginas) • 410 Visitas
Cambios en la adolescencia
Puede decirse que la adolescencia comienza con la aparición de los primeros signos de diferenciación sexual de carácter secundario (los cambios en la voz, el vello en el cuerpo, los órganos sexuales, etc.) Si estos cambios físicos son espectaculares, los cambios psicológicos no lo son menos. La adolescencia constituye una etapa donde los cambios de todo tipo son tan vertiginosos que la adaptación suele presentar complicaciones.
Durante la adolescencia el individuo completa su crecimiento, adquiriendo la estatura definitiva que tendrá de adulto. Este crecimiento no siempre es uniforme y nos encontramos con una serie de períodos relativamente rápidos alternados con otros más lentos. Los cambios físicos y psicológicos vienen dados por un aumento de la actividad hormonal y es muy distinta en cada individuo. Nos encontramos con chicos que a los 13 años son los más pequeños de su clase y que a los 18 son los más altos, junto con casos donde al contrario, crecen muy rápidamente al principio y luego se estacan. Las modificaciones que se producen en los adolescentes suelen ser siempre las mismas pero su aparición, su ritmo y su amplitud varían considerablemente de unos a otros, dependiendo de factores ambientales, nutricionales o hereditarios.
En una primera fase nos encontramos con individuos que acaban de dejar de ser niños, incluso algunos conservan el aspecto infantil pero exigen que los demás les traten como adultos. Aquí radica en muchos casos el sentimiento de incomprensión. El apoyo familiar es fundamental para el desarrollo adecuado de la personalidad y su desenvolvimiento será óptimo si ha recibido seguridad por parte de su familia, sin llegar a ahogarlo con sobreprotección. El adolescente debe tomar sus decisiones sin olvidar que la familia debe darle respaldo para que estas sean lo más correctas posibles.
La misión de las personas que se ocupan de la educación de los adolescentes es fomentar aquellas capacidades que más se desarrollan en esta etapa de la vida: el pensamiento abstracto, la aptitud creadora o el espíritu científico. Junto con estas capacidades la máxima preocupación del adolescente se centra en desarrollar su propia personalidad, su escala de valores, sus pensamientos y creencias, definir su sitio dentro de la sociedad. Para conseguir esto, su actitud se vuelve más inconformista y crítica con respecto a los adultos que ejercen sobre algún tipo de autoridad como sus padres y profesores y buscan el refugio y el consejo de compañeros y amigos de su misma edad.
Su afán por ser autónomo y cobrar identidad se traduce en una beligerancia contra la familia, desenvolviéndose en un grupo donde puede mostrarse sin tapujos, tal como es, para expresar sus ideas y reafirmar su personalidad. La influencia de ese grupo de amistades es determinante en el tipo de actitud que el adolescente adopte con respecto a la sociedad. Si es un grupo saludable y constructivo ayudará al adolescente a desarrollar su personalidad de acuerdo a las normas sociales establecidas. No ocurrirá lo mismo si se trata de un grupo marginal o antisocial.
La mayor parte de los problemas psíquicos que se presentan en la adolescencia son resultado de los cambios que se producen y de la incapacidad de adaptación a su nueva situación, la inseguridad para relacionarse, estados de rebelión, ansiedad o ligeras depresiones están dentro de lo normal. También lo son los primeros escarceos con el tabaco o con el alcohol, así como los peligros del contacto con las drogas.
Uno de los principales cambios que se viven tiene que ver con la aceptación y adaptación a nuestro cuerpo, ese cuerpo que es muy diferente al que teníamos de niño o niña. Todos los cambios físicos, y la rapidez con que se viven, generan sentimientos de preocupación y ansiedad: ¿Será normal lo que me está pasando?, ¿por qué mi cuerpo se ve tan raro?, ¿por qué ahora me muevo con torpeza?, ¿les pasará lo mismo a otras/os?…
Esta situación provoca una especie de aislamiento (un ejemplo de esto es que se prefiere pasar mucho tiempo a solas encerrado/a en el cuarto) y a la vez una exploración constante del cuerpo. También surgen sensaciones de vergüenza e incomodidad, especialmente por la creencia de que las demás personas están muy pendientes de los cambios que ha experimentado nuestro cuerpo. Esto genera que se le dedique mucho tiempo y atención a la apariencia física, probando nuevas formas de vestir, peinarse, hablar, caminar, con la intención de mostrarse más atractivo y de ser aceptado.
La nueva apariencia no solo modifica la relación y la imagen que se tiene de una/o misma/o, sino que también produce cambios en las relaciones con las otras personas. Esto porque al dejar atrás el cuerpo infantil, las personas adultas te perciben de manera diferente, y esperan que “si tu cuerpo es de adulto, actúes como adulto“, lo que puede causar problemas si se delegan responsabilidades para las que emocionalmente no están preparado.
Otra situación que suele pasar es que se genere un distanciamiento físico entre el o la adolescente y sus padres o personas adultas cercanas, a diferencia de la época infantil en la que solían intercambiar besos, caricias y abrazos. Esta distancia física puede resultar muy dolorosa para ambas partes. Conforme va pasando el tiempo, y se logra conocer y explorar el cuerpo, las preocupaciones van disminuyendo y se va viviendo una mayor aceptación y comodidad corporal.
En los últimos años de la adolescencia, generalmente se experimentan sentimientos de tranquilidad con respecto al propio cuerpo, lo cual permite una integración del esquema corporal (o sea, la imagen interna que tenemos de nuestro cuerpo). Es definitivo que la forma en cómo se viven y sienten todos estos cambios físicos, así como la reacción de las personas que nos rodean ante ese nuevo cuerpo, van a determinar la autoestima y el autoconcepto que tengamos de nosotras/os mismas/os.
Otro proceso propio de la etapa adolescente es la adquisición de nuevas capacidades de pensamiento. Lo que sucede es que en la infancia, se tiene un pensamiento de tipo concreto, es decir centrado en una sola cosa a la vez y basado en el aquí y ahora de la realidad (lo que se ve). En cambio, en la adolescencia
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