Agnodice
Enviado por emilio_80 • 24 de Noviembre de 2012 • Tesis • 355 Palabras (2 Páginas) • 296 Visitas
Agnodice, primera mujer médica y ginecóloga
La prohibición que por ley, las atenienses tenían para la práctica de la
medicina, no era compartida por Agnodice. Una brillante joven de la alta
sociedad ateniense que deseaba ser ginecóloga.
Y ni corta ni perezosa, y apoyada por su padre, se cortó el cabello, y vestida
de hombre, asistió a las clases del célebre médico Serófilo, en Alejandría.
Quería especializarse en la, entonces, incipiente disciplina de
la Ginecología. Y lo consiguió.
Obtuvo los mejores resultados en los exámenes y se hizo ginecóloga,
perdón, ginecólogo. Nadie, durante todo ese tiempo, se percató de su
condición femenina.
Al volver a Atenas ejerció su profesión, eso sí, disfrazada de hombre. Y lo
hizo alcanzando un gran prestigio entre las mujeres de la aristocracia.
Lo que provocó los celos profesionales del resto de los médicos atenienses,
que hicieron correr el rumor de que “es uno de los que seduce y corrompe a
las esposas de los hombres”.
Incluso fue acusada de violar a dos de sus pacientes.
En su defensa, Agnodice, decidió revelar su verdadera identidad, su
condición de mujer. Lo que agravó aún más la situación. Ahora lo que
violaba era la ley que prohibía a las mujeres ejercer la medicina. Y eso era
peor, pues estaba penado con la muerte.
Una sentencia que, por suerte, no llegó a cumplirse, merced al movimiento
que organizaron las mujeres atenienses. Prometieron matarse en el caso de
que se cumpliera la ejecución.
Esta extraordinaria mujer vivió en Atenas durante el
siglo IV antes de Cristo (300 a.C). Unos tiempos en los
que estaban sometidas a ellos. Así, por ley.
Sus padres, sus hermanos, sus esposos e incluso sus
propios hijos controlaban su vida. Como si no fueran
personas de fiar. O sea. Auténticas ciudadanas de
tercera.
Por eso mismo todo tipo de conocimientos les estaba
vedado: las matemáticas, la física, la cosmología, la
medicina, la filosofía. Un status aceptado por todas ellas.
Bueno por la gran mayoría. Alguna que otra no estaba
conforme con su suerte.
Comadrona de Atenas
Fruto de esta presión social femenina los magistrados, no sólo absolvieron a
Agnodice, sino que le permitieron continuar con el ejercicio de la medicina,
vestida y peinada como quisiera. Es más, al año siguiente, el Consejo
Ateniense modificó la ley y autorizó a las mujeres a estudiar dicha carrera.
Eso sí, sólo podrían tratar a mujeres.
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