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Almirante Padilla El Mar De La Libertad


Enviado por   •  27 de Febrero de 2013  •  1.395 Palabras (6 Páginas)  •  481 Visitas

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¿TIENE COLOMBIA UN MAR DE LIBERTAD?

El 19 de septiembre de 1823, dos años después de la salida de las últimas tropas españolas de Cartagena, la ciudad le tributó un merecido recibimiento al almirante José Prudencio Padilla, héroe de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, que se libró el 24 de julio de 1823, y en la que enfrentó a la escuadra del comandante español Laborde.

Hoy, después de 190 años de esta gran hazaña de un héroe almirante de la marina, vemos como se sigue perdiendo territorio marítimo como lo sucedido hace poco con Nicaragua y lo peor es que nadie haga nada por evitar que se nos siga viendo como país subdesarrollado, al cual gobiernan al antojo del mandatario de turno y donde los miembros de la fuerzas militares no tenemos ni voz ni voto, solo somos los conejillos de indias que ponemos el pecho para brindarle seguridad al pueblo colombiano, ¿y esto para qué? Para que se nos reconozca dentro de doscientos años como fue el caso del señor Almirante Padilla, quien después de toda su contribución a la campaña libertadora del General Bolívar este mismo lo mandase a fusilar delante del pueblo olvidando que sin él la campaña libertadora tal vez no hubiese llegado a un feliz término.

¿Sera en doscientos años donde se nos reconozca a los héroes que hoy buscamos ese mar de la libertad?

Marinos que hoy nos vemos maniatados por las leyes colombianas para hacer cumplir nuestra misión, donde ya no son los españoles ni los piratas sino narcotraficantes, los que hacen del mar su antojo para el tráfico de drogas ilícitas y en sentido inverso la entrada de divisas armamento y municiones como pago de lo que por excelencia se nos conoce a nivel mundial, los productores de la mejor cocaína del mundo. Marinos que después de días en altamar, días de pequeñas raciones de comida y agua, días de sol quemando nuestras manos y nuestras caras, después de persecuciones interminables cabalgando sobre olas en nuestras ya modernas embarcaciones, persiguiendo a nuestros compatriotas para cerrarles el sueño de su viaje hacia el mundo norteamericano, disputándonos el control de un mar que de libertad solo tiene su inmensidad; controlado por radares y satélites norteamericanos, rodeados de patrulleras de otras naciones que a su antojo detienen y maltratan a quienes a bien tengan la mala fortuna de caer dentro del alcance de sus modernos equipos de monitoreo o al alcance de la autonomía de sus helicópteros artillados, que no dudan en disparar a la menor sospecha o desobediencia a detener motores, situación que vemos repetir casi a diario tanto en nuestro mar Caribe como en el Pacifico. ¿Será ese el mar de la libertad? Un mar controlado por pesqueros de banderas diferentes a la colombiana donde se transporta a granel gasolina y víveres para reaprovisionar a las llamadas go-fast en su tránsito hacia el norte a surtir de la codiciada cocaína colombiana a centro y norte americanos.

Un mar de libertad donde se han perdido vidas de jóvenes aventureros que en busca de un mejor vivir se lanzan a pilotear lanchas cargadas con cocaína con socios desconocidos los cuales al entregar el cargamento los dan de baja en altamar desapareciéndolos para quedarse con su parte del botín. Jóvenes que no vuelven a sus casas y de quienes sus madres no saben si están muertos, si están presos en prisiones extranjeras, o estarán en un país extranjero gozando de su llamada “coronada”, o si algún día volverán al lado de sus progenitoras quienes jamás podrán tener paz en sus mentes pensando en el hijo que no ha regresado y quienes para tratar de sobrellevar esta pena cuentan una y otra vez las cosas materiales que les dejaron sus hijos gracias a los primeros viajes que realizaron, donde ellas sin saberlo solo los estaban probando, entrenando y enviciando para llevarlos a este desenlace pronosticado.

Estas historias se repiten y son más común de lo esperado escucharlas en los habitantes de puertos como Tumaco, Buenaventura y San Andrés, puertos olvidados por el gobierno centralista, puertos con muelles deteriorados, canales mal dragados, puertos desde los que salen los envíos de droga aun mayores que los que son enviados

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