Analisis sobre Bolivar y el Ideario Bolivariano en el contexto historico cultural y latinoamericano
Enviado por asuncion95 • 27 de Mayo de 2023 • Ensayo • 2.778 Palabras (12 Páginas) • 204 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Bolivariana de Venezuela
Eje Gran Mariscal de Ayacucho ``Antonio José De Sucre´´
Porlamar – Estado Nueva Esparta
ANALISIS SOBRE BOLIVAR Y EL IDEARIO BOLIVARIANO EN EL CONTEXTO
HISTORICO CULTURAL Y LATINOAMERICANO
Profesora: Suly Villalobos Realizado Por:
Nucleo Generador: Pensamiento Bolivariano Jose Asuncion Silva Morin
Nº C.I: V-24.438.599
Nº Telefono: 0412.033.50.73
Seccion: ´´G´´
28-10-2022
Descendiente de una familia de origen vasco que se hallaba establecida en Venezuela desde fines del siglo XVI, y ocupaba en la Provincia una destacada posición económica y social, Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783. Sus padres fueron el Coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña Concepción Palacios Blanco. Tenía tres hermanos mayores que él -María Antonia, Juana y Juan Vicente- y hubo otra niña, María del Carmen, que murió al nacer. Antes de cumplir tres años, Simón perdió a su padre, fallecido en enero de 1786. La educación de los niños corrió a cargo de la madre, mujer de fina sensibilidad, pero también capaz de administrar los cuantiosos bienes que poseía la familia. Además de la herencia paterna, Simón era titular de un rico mayorazgo, instituido para él en 1785 por el Presbítero Juan Félix Jérez y Aristaguieta. En su ciudad natal transcurrieron sus primeros años, con ocasionales viajes a las haciendas que la familia poseía en los Valles de Aragua. En 1792 falleció doña Concepción. María Antonia y Juana contrajeron matrimonio bien pronto, y los dos varones de la familia, Juan Vicente y Simón, siguieron viviendo con el abuelo materno, don Feliciano Palacios, tutor de ambos. La casona de la familia daba al frente a la plazuela de San Jacinto, en pleno centro de la ciudad. Al morir el abuelo, Simón quedó al cuidado de su tío y tutor Carlos Palacios. En julio de 1795, cuando cumplía 12 años, sufrió una crisis muy propia de la primera adolescencia: huyó del lado de su tío, para acogerse a la casa de su hermana María Antonia y de su marido, hacia quienes sentía mayor afinidad afectiva. A consecuencia de estos hechos, que pronto se arreglaron favorablemente, Simón Bolívar pasó algunos meses como interno en la casa de don Simón Rodríguez (1771-1854), nacido también en Caracas, quien regentaba entonces la Escuela de primeras letras de la ciudad. Entre aquel genial pedagogo y reformador social, y el niño Simón Bolívar, se estableció pronto una corriente de mutua comprensión y simpatía, que duraría tanto como sus vidas. Rodríguez se marchó de Caracas en 1797. Antes y después de ser alumno suyo, tuvo Bolívar otros maestros en Caracas, entre los cuales se cita a Carrasco y a Vides, quienes le dieron lecciones de escritura y de aritmética, a fray Jesús Nazareno Zidardia, al Presbítero José Antonio Negrete, profesor de Historia y de Religión, y a Guillermo Pelgrón, preceptor de latinidad. Recibió también lecciones particulares de Historia y de Geografía que le dio don Andrés Bello (1781-1865), quien atesoraba ya en su juventud el caudal de conocimientos que habría de conducirlo con el tiempo a ser el primer humanista de América.
La vocación de Bolívar era el ejercicio de las armas. En enero de 1797, ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua, del cual había sido Coronel años atrás su propio padre. No tenía aún 14 años cumplidos. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a Subteniente, se anotaba en su hoja de servicios: Valor: conocido; aplicación: sobresaliente. El adiestramiento práctico en los deberes militares lo combinaba Bolívar con el aprendizaje teórico de materias consideradas entonces la base de la formación castrense: las matemáticas, el dibujo topográfico, la física, etc., que aprendió en la Academia establecida en la propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino fray Francisco de Andújar desde mediados de 1798, y a la cual asistían también varios amigos de Simón.
A comienzos de 1799, viajó a España. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos Esteban y Pedro Palacios y la rectoría moral e intelectual del sabio Marqués de Ustáriz, se entregó con pasión al estudio. Recibió allí la educación propia de un gentilhombre que se destinaba al mundo y al ejercicio de las armas: amplió sus conocimientos de historia, de literatura clásica y moderna, y de matemáticas, inició el estudio del francés, y aprendió también la esgrima y el baile, haciendo en todo rápidos progresos. La frecuentación de tertulias y salones pulió su espíritu, enriqueció su idioma, y le dio mayor aplomo. En Madrid conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, de quien se enamoró. A fines de 1800 pensaba en constituir un hogar, asegurarse descendencia, y regresar a su país, para atender al fomento de sus propiedades. Hubo un compás de espera: en la primavera de 1801 viajó a Bilbao, donde permaneció casi todo el resto del año. Hizo luego un breve recorrido por Francia que le condujo hasta París y Amiens. En mayo de 1802 estaba de nuevo en Madrid, donde contrajo matrimonio, el día 26, con María Teresa. Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, pero poco duró la felicidad de Simón. María Teresa murió en enero de 1803. El joven viudo regresó a Europa a fines de ese mismo año, pasó por Cádiz y Madrid, y se estableció en París desde la primavera de 1804.
JURAMENTO ANTE EL MONTE SACRO:
El Juramento del Monte Sacro es una promesa anunciada por el Libertador Simón Bolívar, cuyo objetivo fue enfatizar su profundo compromiso personal con la causa independentista hispanoamericana y que tuvo lugar durante su visita a la ciudad de Roma, Italia. El juramento -presenciado por Simón Rodríguez, su maestro y mentor años atrás en Caracas- muestra la faceta ilustrada y romántica de Bolívar, imbuido en un idealismo juvenil (tenía 22 años cuando lo realizó) y decepcionado por los avatares de su vida: luego del fallecimiento de María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, su esposa, en 1803, juró el 15 de agosto en la colina de Monte Sacro, para consagrar su vida a la liberación del continente latinoamericano. Para ese entonces, Simón Bolívar contaba con 22 años de edad. Y no solo fue por el fragor de la juventud que hizo ese juramento, sino porque así lo sentía. El Juramento del Monte Sacro es un legado de más de dos siglos enunciado por un joven de ideas revolucionarias que maduraron hasta forjar un proyecto de libertad continental, con alcance social y moral para todos sus conciudadanos. Este hecho, fue un reto fundamental que permitió iniciar una gesta independentista y así convertir los pueblos de América Latina y el Caribe en un territorio libre, superando el despotismo para que las repúblicas de la región pudieran proteger los derechos de la gente .
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