Arquitectura Mundial
Enviado por luiscan • 15 de Mayo de 2013 • 16.213 Palabras (65 Páginas) • 296 Visitas
Arquitectura Paleo-Cristiana
…que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle.
Copias de las constituciones imperiales de Constantino y Licinio, traducidas del latín al griego
La arquitectura paleocristiana, también llamada arquitectura cristiana primitiva, se entiende como la que se realizó entre finales del siglo III hasta el siglo VI y nacida principalmente como una necesidad para la construcción de estructuras propias para la religión cristiana.
Aunque se originó en Siria y Egipto pasó rápidamente a Occidente y fue en Roma como centro de la cristiandad, donde se produjeron las primeras manifestaciones de monumentos de arquitectura en el ámbito de los cementerios o catacumbas, dentro de una etapa de clandestinidad debido a las persecuciones de que eran objeto los que practicaban la religión cristiana. En esta misma época para celebrar las asambleas de culto religioso se utilizaron viviendas privadas, adaptándose algunas de sus salas para este fin.
La siguiente etapa empezó el año 313 con el Edicto de Milán promulgado por los emperadores Constantino el Grande —después de su conversión— y Licinio, donde se otorgó a los cristianos plenos derechos de manifestación pública de sus creencias.
A partir de esta legalización de la religión cristiana, tres nuevos modelos aparecen en la historia de la arquitectura bajo Constantino, si bien son reinterpretaciones de modelos anteriores: las basílicas, los baptisterios y los mausoleos. Los dos últimos tomaron mayoritariamente la planta centralizada, circular o poligonal, que mejor se adaptaba a la compleja función a que estaban destinados. Destacó sobre todo, la construcción de la basílica, con la adaptación del edificio romano del mismo nombre que, sin embargo, pasó de una función civil a una religiosa. La basílica paleocristiana, tiene su origen principal en conseguir el espacio arquitectónico mediante el cubrimiento de lo que podían formar el pórtico columnado por dos stoa griegas enfrontadas, esto si provenían del modelo del templo griego. Aunque más claramente deriva su tipología arquitectónica de la basílica romana. El templo era considerado tanto en la religión griega como en la romana la residencia del dios y la función no era que los ciudadanos entraran a orar, las oraciones y los sacrificios se hacían fuera, por lo que el altar estaba normalmente frente al edificio y este —al no tener que acoger mucha gente— podía disponer de unas estancias interiores más pequeñas que en el caso cristiano.
Constantino presidiendo el Primer Concilio de Nicea.
Contexto histórico
El Imperio Romano presentaba hacia el siglo III un declive económico y de inestabilidad política, el paganismo como religión no proporcionaba el consuelo necesario ni una salvación segura. Las nuevas religiones monoteistas provenientes de Oriente, como el judaísmo y su rama del cristianismo en la que un Dios moría y resucitaba para lograr la salvación de todos los humanos, parecía que podía conseguir llenar las nuevas necesidades espirituales en esa época de incertidumbre. El cristianismo fue introduciéndose poco a poco gracias a la predicación del Evangelio que hombres como Pablo realizaron por todo el Imperio, los ritos de esta religión cristiana eran mucho más simples y más cercanos a la gente del pueblo que los grandes ceremoniales y la pomposidad con que se celebraba el culto oficial del paganismo. Durante el primer siglo después de la muerte de Cristo, evolucionó lentamente, los ritos eran la oración común, el bautismo y las ofrendas o banquetes funerarios. Hacia la mitad del siglo III se contaba con unos cincuenta mil creyentes y en Asia Menor más de la mitad ya eran cristianos.
Una leyenda explica la conversión al cristianismo de Constantino I el Grande, antes de la batalla del Puente Milvio tuvo una visión de una cruz en llamas con la inscripción: «Con este signo vencerás». Constantino salió victorioso y el monograma de la Cruz se convirtió en su símbolo. El año 313 mediante el Edicto de Milán legitimó el cristianismo y se consideró como el jefe de la Iglesia, como Pontífice Máximo, hizo importantes donaciones, dio soporte para la construcción de templos y convocó el primer Concilio de Nicea —y primer Concilio Ecuménico— el año 325 en Nicea de Bitinia, una ciudad del Asia Menor. Trasladó en el año 330, la sede del Imperio Romano a Bizancio que renombró como Constantinopla y la dedicó a la Virgen. Este traslado tuvo el efecto posterior, en el año 395, de dividir el reino en el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino y el Imperio Romano de Occidente. El emperador Teodosio I a finales del siglo IV consiguió hacer oficial la religión cristiana con el Edicto de Tesalónica, quedando cada vez más reducida la práctica del paganismo. Las invasiones bárbaras en el siglo VI pusieron fin a la arquitectura paleocristiana en el Imperio de Occidente, así como en los territorios de Siria, Egipto y el África del Norte marcaron el límite hasta la conquista árabe en el siglo VII.
Catacumbas.
Las catacumbas fueron galerías subterráneas excavadas en el suelo, en donde se efectuaban los enterramientos de los paganos, judíos y primeros cristianos en Roma tras la muerte de Cristo. Estaban situadas fuera de los muros de la ciudad, ya que la ley romana del Imperio no permitía los entierros dentro de la zona urbana por motivo religioso y de higiene. Aunque también se encuentran en otras ciudades, las más numerosas y más extensas son las pertenecientes a Roma con un total de unas sesenta catacumbas diferentes, cerca de 750.000 tumbas y que ocupan entre 150 a 170 kilómetros de longitud, se cree que usaban antiguas galerías abandonadas, de las que se había extraído una piedra llamada puzolana, que una vez triturada servía para hacer cemento. Por estudios realizados en el siglo XIX, esta teoría fue rebatida bajo la dirección del jesuita Marchi y su alumno el arqueólogo Juan Bautista Rossi, que dieron como cierta que la construcción de las galerías fueron hechas expresamente para su utilización como cementerio. La organización del primer cementerio se atribuye al papa Calixto I y la fecha hacia el 200, en el estudio realizado
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