Arte Objeto

La DS, 1993

Gabriel Orozco

Pre iconográfico

Podemos observar un auto clásico de color entre azul y gris, específicamente un Citroen DS de 1950, las llantas y en general las partes pertenecientes a todo aquello que no ha sido removido está intacto con excepción del espejo lateral izquierdo. Cuando se observa el coche de cualquiera de los dos lados no vemos más que un coche de tamaño normal y con las proporciones adecuadas pero cuando se observa de frente o atrás, notamos que el coche está reducido, como cortado a la mitad para ser manejado por una sola persona. El automóvil ha sido cortado de manera horizontal eliminando el interior y siendo reconstruido con las dos partes exteriores, eliminando la separación entre las personas y dejándolo como coche individual. Por la misma forma original del coche, conserva esa forma alargada en la parte del cofre con que fue diseñada pero con el corte que Orozco y su ayudante dieron, hace que la parte delantera se vea puntiaguda y aún más alargada para el espectador, al dejar el espejo lateral izquierdo da la impresión de que el auto todavía es conducible.

Iconográfico

Gabriel Orozco utiliza este modelo de auto pues tenía un símbolo de estatus en la cultura francesa así como símbolo del ingenio durante la época posterior a la segunda guerra mundial. Al ser uno de los artistas plásticos más reconocido de nuestros tiempos, convierte sus obras muchas veces en críticas sociales, muestra especialmente en esta obra la ironía y sencillez, la ironía se muestra principalmente al utilizar un objeto de producción en masa en arte, pues como referencia a Roland Barthes, los coches en nuestra época son las nuevas catedrales góticas, ya no son consumidos por su funcionalidad sino por su imagen y lo que ésta trae al dueño. De igual manera, con el corte dado el artista juega con las dimensiones y la perspectiva para confundir al espectador.

Iconológico

Como artista, Gabriel Orozco juega con la mente del espectador al haber una pieza que es símbolo de estatus y privilegio que parece estar completa y normal, especialmente del lado izquierdo (conductor) pues se ve el volante y el espejo pero una vez que el espectador lo ve de frente y descubre un autos reconstruido para ser de una sola persona, en realidad no entiende que es lo que este quiere decir el artista. Orozco muestra al espectador la verdadera función de ese objeto, un coche, el cual sirve para transportarse, haciendo una crítica a la sociedad moderna, la cual ha pasado a ser completamente visual, es decir todo se basa en lo físico, además de superficial y consumista. Como sociedad moderna hemos eliminado de cierta manera el verdadero significado de comprar un auto habiendo convertido al mismo en un símbolo de estatus y poder, un medio para transmitir todo aquello que queremos que los demás vean en nosotros y crearnos una

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