Ayabaca
Enviado por lobito25 • 24 de Septiembre de 2014 • Tesis • 1.605 Palabras (7 Páginas) • 224 Visitas
Señor Cautivo
de Ayabaca
Piura
Ayabaca, es una pintoresca ciudad, ubicada en las serranías piuranas a 2,815 m.s.n.m., y dentro de su bello paisaje andino, de clima saludable, también se respira en el ambiente una gran devoción religiosa por su santo patrono el Señor Cautivo, por quien su festividad atrae gran cantidad de fieles, quienes llegan en peregrinación desde diferentes zonas norteñas del Perú e incluso del país vecino, Ecuador.
Según la historia, el año 1751, el sacerdote español, García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Señor; para lo cual se decidió utilizar un tronco, del que había brotado sangre luego que un labrador le diera un hachazo. Era de un árbol de cedro, encontrado en el cerro Zahumerio de Jililí.
Se dice, que los escultores que aceptaron realizar el tallado de dicha imagen, pusieron como condición que no se viera ninguna parte del proceso, hasta la obra estuviese terminada y que sólo aceptarían recibir sus alimentos, una vez al día, al amanecer, pasado a través de la puerta y dejado allí.
Luego de cierto tiempo, los vecinos del lugar, sintiéndose intrigados por saber qué estaba sucediendo con los escultores y especialmente con la obra que se les había encomendado; decidieron ir a la casa, llamaron a la puerta y al no obtener respuesta, ingresaron y se encontraron con la gran sorpresa de ver que los escultores no se encontraban por ningún lado; que la comida que se les había estado dejando, estaba intacta y que éstos habían dejado una hermosa escultura de Jesús, con las manos cruzadas.
La leyenda creció, al igual que la fe y devoción, más aun si consideraban todo ello, una "obra de ángles"; como la llamaron. En su creencia, creyeron entender que fueron ángeles disfrazados de artesanos errantes, quienes providencialmente fueron encontrados por los ayabaquinos.
El año de 1904, un sacerdote de apellido Velásquez, inauguró el templo, el que fue refaccionado en 1974; cuando se reconstruyó la fachada y se agregaron dos escalinatas para facilitar la veneración de la imagen.
En el día central de la festividad, se lleva en procesión por las calles del pueblo, la bella imagen de un metro ochenta de estatura, con las manos cruzadas; que lleva una corona de oro sobre su cabeza y va vestido con un hábito morado, bordado con hilos de oro. Las calles de dicho recorrido, son previamente alfombradas con flores.
Los fieles tienen una gran devoción por los milagros que dicen haber recibido de la imagen.
El nombre Quechua de Ayabaca, etimológicamente proviene de dos vocablos AYA HUACA o AYA WAKA.
AYA, significa difunto o ancestro, en el sentido físico de cadáver, así como en el sentido simbólico y trascendente del alma que abandona el cuerpo, temporalmente durante el sueño y definitivamente al término de la vida. Igualmente, AYA es otro nombre del espíritu o la energía universal de la Pachamama, con el que se designa el color rojo pálido o amarillento del amanecer y del crepúsculo y la palidez de los recién nacidos y los moribundos.
HUACA o WAKA, es el nombre que reciben los lugares y las cosas sagradas, por lo cual Ayahuaca o Ayawaka, vendría a ser la Morada de los Ancestros o el Santuario de la Muerte, del cambio y la transformación de la vida; de la Inmortalidad.
El 13 de Octubre de cada año, es el día central de esta Festividad Religiosa.
LOS MILAGROS DEL CAUTIVO DE AYABACA
Con palabras no se puede explicar el fervor popular al Señor Cautivo de Ayabaca. Hay que tener suficientes ojos y suficientes oídos para mirar y oír lo que acontece cada octubre en el que los caminos hacia Ayabaca se llenan de trajinantes de diversos rincones del Perú. Todos quieren venerar al Señor y pedirle lo imposible. Lo posible lo resuelven los humanos. Lo imposible es el territorio providente de Dios. El inventario de imposibles es un abecedario de males incurables – especialidad del Cautivito- como el cáncer, el Sida, la parálisis del cuerpo, la infertilidad del vientre estéril, la pérdida irreparable de la memoria, la pobreza, el miedo invencible a la muerte, el olvido de los hijos, el juicio perdido, el jefe zamarro y hasta los alcaldes que no aciertan una a favor de sus pueblos todo ello hay que “encomendarlo al Señor. .
Con sus pedidos en los labios y los ojos cubiertos de lágrimas acuden al Cristo llagado en cuyo santuario se congrega un mar humano de fieles venidos de la costa y de la sierra. Una legión de penitentes y sufridores, son ex reclusos, convertidos en mansos corderos. Otros son los peregrinos con su promesa a cuestas. Ellos pagan con su sacrificio un milagro concedido. También concurren narcos y paseros, mujeres de mala vida, policías, jueces y fiscales temerosos de una serruchada de piso. Agricultores que como todos los años ruegan
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