BABILONIA
Enviado por kerida • 1 de Abril de 2013 • 1.292 Palabras (6 Páginas) • 582 Visitas
Babilonia
Gobernantes El imperio Babilónico estaba gobernado por un Rey, que era la autoridad absoluta en el territorio. En la historia de Babilonia el más destacados de ellos fue el Hammurabi que reinó entre el 1790 a.C y el año 1750 a.C aproximadamente. Además de su importancia como conquistador, este rey redactó el código de Hammurabi, que es el primer código de leyes escritas de la historia. Expansión territorial La gran expansión territorial del Primer Imperio Babilónico fue llevada adelante por Hammurabi. Este rey avanzó sobre las ciudades sumerias de la Baja Mesopotamia y posteriormente llegó a dominar la Alta Mesopotamia, hasta la ciudad asiria de Mari. Gracias a estas conquistas el imperio de Hammurabi iba más allá de Mesopotamia, cubriendo desde el mar Mediterráneo hasta Susa (en la zona de Elam) y desde el Kurdistán hasta el Golfo Pérsico, en el sur.
Actividades Económicas. Las actividades económicas que se desarrollaron durante el Primer Imperio Babilónico son bien conocidas gracias a las leyes del Código de Hammurabi, que es una muy importante fuente histórica. Gracias a él sabemos que la base de la economía era la agricultura, que al igual que los otros pueblos que ya estudiamos (acadios y sumerios) dependía de la construcción de canales para el riego. También había un importante desarrollo de la ganadería. Los impuestos o tributos al Imperio se pagaban en especie, es decir, se entregaban los distintos productos en que cada región trabajaba. Motivo de decadencia Los problemas en el Imperio comienzan poco después de la muerte del Rey Hammurabi (segunda mitad del siglo XVIII a.C.), cuando diversos pueblos sometidos por los babilonios comienzan a rebelarse. La caída final del Imperio llegará en el siglo XVI cuando el pueblo de los Hititas invaden la ciudad y la destruye.
En su uso más antiguo, al menos que sepamos, un apretón de manos significaba la transmisión de poder de un Dios a un gobernante terrenal. Esto se refleja en el verbo egipcio “dar”, cuyo jeroglífico era una representación de una mano extendida.
En Babilonia, alrededor del año 1.800 a.C., se exigía que el rey estrechara las manos de una estatua de Marduk, la deidad principal de la civilización. Este acto, que tenía lugar anualmente durante las fiestas del Año Nuevo, servía para transferir autoridad al soberano durante un año más. Tan persuasiva era la ceremonia que, cuando los asirios derrotaron a Babilonia y la ocuparon, los subsiguientes reyes asirios se sintieron obligados a adoptar el ritual, por temor a ofender a un poderoso ser celestial. Es este aspecto del apretón de manos el que Miguel Ángel pintó tan soberbiamente en el techo de la capilla Sixtina.
El folklore ofrece un origen anterior y más hipotético del apretón de manos. El aldeano de la antigüedad que encontraba a un hombre al que no reconocía, reaccionaba automáticamente echando mano a su daga. El desconocido hacía lo mismo y, durante un rato, los dos describían círculos cautelosamente, uno frente al otro. Si ambos llegaban al convencimiento de que la situación exigía un parlamento en vez de un combate a muerte, las dagas eran enfundadas de nuevo y se extendían las manos diestras como gesto de buena voluntad. Esto explica que las mujeres, que a lo largo de la historia nunca han portado armas, no adoptaran la costumbre del apretón de manos.
Otras costumbres relacionadas con el saludo tienen también orígenes antiguos. La práctica caballeresca de quitarse o levantar el sombrero se remonta a la época de los asirios, cuando a los cautivos se les exigía desnudarse por completo para demostrar que aceptaban ser subyugados por sus conquistadores. Los griegos exigían a sus nuevos criados desnudarse de la cintura para arriba. Quitarse una prenda de vestir se convirtió en un acto de respeto corriente.
Los romanos no se acercaban a un santuario sin antes haberse despojado de las sandalias, y una persona de menos rango se descalzaba
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