Biografías Vivientes Revolución méxicana
Enviado por historiaptodos • 26 de Noviembre de 2013 • 1.306 Palabras (6 Páginas) • 349 Visitas
Carmen Serdan
La Revolución en Puebla comenzó con los embates a la casa de mi familia. Junto con mis hermanos Aquiles y Máximo luchamos y combatimos las fuerzas federales. En la trifulca mi madre doña Carmen Alatriste y yo caímos presas.
Si embargo, esto no impidió que siguiera apoyando al movimiento revolucionario de 1910. Por carta informé a Francisco I. Madero, sobre las transacciones que se realizaban entre tropas ya que la ciudad de Londres estaban vendiendo parque y armas a zapatistas y porfiristas. También lo mantuve al tanto sobre la artimaña del gobierno al recoger o comprar armamento para los cuerpos rurales.
Siempre tuve la intención de quitar elementos a las tropas contrarias y evitar más derramamiento de sangre. Mi lealtad a Madero, los ideales de Constitucionalismo y abolir las dictaduras estuvieron presentes hasta el último de mis días.
Soldadera revolucionaria
(4 alumnas)
Las mujeres participamos activamente en la Revolución Mexicana, madres he hijas tuvimos que aprender a disparar para defender a nuestras familias y tierras, mientras los hombres apoyaban en el frente.
A punta de balazos nos ganamos el nombre de soldaderas, pues con un catre plegable, un zarape y dos ollas amarradas a la espalda, dimos provisiones y tortillas a los revolucionarios, aunque tuviéramos que recorrer cientos de kilómetros a pie.
Un famoso corrido popular hizo que también nos llamaran Adelitas, por la enfermera Adela Velarde que atendió a los heridos villistas en el Norte del país.
Sin duda la Revolución Mexicana se mantuvo en pie durante 17 años, gracias al apoyo constante que brindamos y los frentes que tuvimos que defender al igual que cualquier hombre.
¡Viva la Revolución Mexicana!
Leonor Villegas de Magnon
presidenta de la Cruz Blanca Nacional
La lucha armada de 1910, me llevó a conformar un grupo de mujeres enfermeras que apoyaron a los heridos de los disidentes, ya que en esa época está labor estaba bajo el auspicio de las religiosas y no se tomaba a bien que la señoritas atendieran enfermos.
A lo largo de mi participación en la revolución publiqué varias notas a favor del movimiento opositor, periódicos como El Progreso, La Crónica y el Radical, resumían las historias de vida al frente de las que fui protagonista.
Aún recuerdo las palabras de mi madre quien un día me dijo: “también las mujeres van a la guerra, ellas cuidan de los soldados heridos”, por ello a lado de muchas voluntarias tomamos una tolla blanca como bandera, estrujada en nuestras manos fue nuestra compañera en el combate entre las balas y el rugir de los cañones.
Francisco I. Madero
Soy originario de la Ciudad de Coahuila, desde mi adolescencia salí de México para estudiar en Estado Unidos y Francia. Regresé a mi país natal para administrar las propiedades de mi familia, sin embargo la situación en la que estaba el país no era las más adecuada, la diferencia tan marcada en las clases sociales y el poco aprovechamiento de los recursos de México me parecían una injusticia.
Mi incursión en la política dentro del Partido Liberal se oponía a continuar bajo la dictadura de Porfirio Díaz, un par de años después funde mi propio Partido el Antireeleccionista para poder postularme a la candidatura de la presidencia de México y escribí “La sucesión presidencial”, libro que me ganó millones de simpatizantes.
En 1910, Díaz me robó el triunfo y se reeligió por séptima vez. Logré escapar de prisión y así aprovechando de la popularidad que tuve en mi campaña lancé el Plan de San Luis en el que hice un llamado a la rebelión nacional.
Muchos se sumaron a esta lucha contra el porfiriato, logrando que Porfirio Díaz renunciara a la presidencia el 25 de mayo de 1911 y huyera a Europa.
Tome la presidencia de México, sin embargo mucho otros revolucionarios tenían fines distintos y continuaban la lucha. En febrero de 1913 en un acto conocido como la Decena Trágica, fui traicionado por Victoriano Huerta a quien
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